EN PROFUNDIDAD - El crecimiento de los partidos de extrema derecha. ¿Polarización o derechización de
Alejandro Cano Molina
Estudiante de Ciencias Políticas, Universidad Autónoma de Madrid
1. INTRODUCCIÓN
En 2013, parece evidente que los partidos de extrema derecha están ocupando la mayoría de parlamentos europeos, así como parece existir una correlación entre el auge de este tipo de ideologías y partidos con las situaciones de crisis económicas (ejemplo de ello es el ascenso de Amanecer Dorado en Grecia tras el estallido de la crisis o la irrupción en el parlamento de Demócratas de Suecia tras los recortes en su estado del bienestar). Este crecimiento se manifiesta con independencia de la tradición democrática que tengan los países, pues se puede observar tanto en países con recientes transiciones como Hungría (donde el partido extremista Jobbik ha logrado 47 de 368 diputados en el parlamento nacional), o con una democracia plenamente asentada como Francia (donde, según el sondeo IFOP, el Frente Nacional seria actualmente el partido más votado con un 24% de intención de voto[1]). La extrema derecha también está presente con independencia de la situación económica, ya que por ejemplo podemos observar un gran crecimiento de la extrema derecha tanto en países nórdicos como Finlandia, dónde los Auténticos Finlandeses ocupan 39 de 200 escaños en el parlamento, o en el caso de Grecia, el polo opuesto, donde Amanecer Dorado controla 18 de 300 asientos.
No obstante, ninguno de estos partidos tiene actualmente la capacidad de gobernar, y tampoco forman coaliciones con ninguno de los "partidos tradicionales", por lo que a priori parece que su influencia en las decisiones políticas es marginal. No obstante, aunque resulta preocupante la posibilidad de que esto llegue a suceder, no lo es menos la influencia que la extrema derecha pueda ejercer en el resto de partidos y en el electorado. Por ello creemos que la cuestión principal sobre la que habría que reflexionar a raíz de este fenómeno no es tanto las opciones reales de que estos partidos lleguen a gobernar, ya que se trata de un debate más de política-ficción en la que unos restan importancia al inquietante ascenso de la extrema derecha, mientras que otros trazan constantemente paralelismos, quizás excesivos, con el periodo de entreguerras y el ascenso de Hitler. Sin embargo, no suele ser objeto de un análisis en profundidad cómo esta situación afecta al sistema político en su conjunto, en cuanto a los temas en la agenda política y a los planteamientos ideológicos del resto de actores. Este es precisamente el objetivo del presente artículo, en el que pretendemos descubrir más en concreto si el crecimiento de partidos de extrema derecha desplaza o no el centro ideológico. En teoría se podrían producir 3 escenarios diferentes en cuanto al comportamiento del resto de fuerzas políticas: que el centro ideológico se desplace hacia la derecha, que el escenario político se polarice, o que bien se mantenga.
Antes de ahondar en el asunto debemos delimitar el término ‘extrema derecha’, que pese a que está ampliamente extendido y a primera vista parece no presentar muchas dudas en cuanto a su significado, analizado con mayor profundidad presenta ciertas ambigüedades y los límites de su contenido son en muchas ocasiones difusos, por lo que es conveniente presentar la definición exacta de extrema derecha utilizada en este artículo. Hasta los años 80 obtener una definición homogénea de partidos de extrema derecha era relativamente más sencillo que en la actualidad, pues el concepto de extrema derecha era asimilable en su práctica totalidad al de neofascismo. A partir de esta década los partidos de extrema derecha ya no son únicamente partidos neofascistas, existiendo una mayor heterogeneidad de los movimientos de extrema derecha. Pese a este fenómeno, es posible trazar algunas características comunes de este tipo de partidos[2]:
Recelos hacia la democracia representativa y a la resolución de conflictos políticos a través del debate entre intereses diversos. Por el contrario, se inclinan más por un modelo de poder político basado en la delegación personalista en la que los intereses orgánicos del demos son definidos y atendidos por un líder con amplios poderes
Resistencia a la idea de pluralismo político como un valor social, pues su ideal de sociedad hace especial hincapié en la harmonía y la homogeneidad.
Concepción no universalista del concepto de igualdad, pues los individuos presentan distintas características de capacidad y de cultura (especialmente asociado con la nación) que fundamentan una distribución desigual de derechos.
Autoritaritarismo, ya que conciben el poder sin necesidad de establecer un consenso y tratan de imponer un orden social restrictivo de libertades, que se encuentra justificado en el carácter preeminente de entes supraindividuales (estado, nación, comunidad) sobre los individuos.
Una vez vistas las características principales del concepto de extrema derecha, pasamos a analizar las 4 corrientes o subtipos principales dentro de los movimientos de extrema derecha actuales:
a) Los partidos de extrema derecha populistas cuentan con una serie de características propias que distan de los neofascistas, que se manifiestan en lo económico y en el distanciamiento con los antiguos regímenes dictatoriales. Rechazan la igualdad social y enfatizan la homogeneidad en la sociedad, con preferencia por una procedencia y cultura específicas, siendo posible considerarlos xenófobos. Suelen tener tintes anti-feministas y se reafirman en los valores tradicionales normalmente asociados con la religión. En el ámbito económico presentan algún rasgo neoliberal, afirmando que buscan primar a la persona individual, frente al "sistema corrupto" establecido por el Estado. Se organizan entorno a una figura popular o carismática, como lo ha sido Jean-Marie Le Pen en el Frente Nacional o Pia Kjaersgaard en el Partido Popular Danés. Usan estructuras muy centralizadas y con jerarquías muy marcadas, utilizando técnicas populistas para el logro de sus fines, valiéndose de un muy eficaz marketing político.
b) La extrema derecha nacionalista-histórica. Especialmente presente en países del centro y este de Europa. Cuentan con algunas peculiaridades. Debido a la situación económica reinante de en la región después de la caída del muro de Berlín, ha habido una ausencia de inmigración proveniente del tercer mundo algo que ha sido significativamente influyente en los partidos de extrema derecha del resto de Europa, lo cual hace del discurso anti-inmigración asunto marginal. Esto no significa sin embargo que no haya posturas xenofóbicas en gran parte del electorado, habiendo sido sustituido el rechazo a la inmigración en masa por los resentimientos, que ya eran patentes antes de la época comunista, hacia los países colindantes o hacia algunas minorías tales como la gitana.
c) Nacionalismo de prosperidad. Suele situarse en el norte de Europa y los países escandinavos, donde tiene aun mayor importancia. Este movimiento, asociado a economías muy desarrolladas, defiende un sistema que proporcione garantías sociales, promueve la defensa de derechos individuales como los de las mujeres e incluso minorías sexuales, y fomenta la igualdad económica mediante el intervencionismo en la industria. Sin embargo estos objetivos igualitarios no son ampliables a todos los sectores de la sociedad, pues tratan de excluir a los inmigrantes y minorías, lo que se ha denominado como chauvinismo del bienestar[3]. Tienen una fuerte postura antieuropea basada en el nacionalismo económico. Tratan de alejarse del fascismo, autoubicándose en el centro ideológico, pues rechazan tanto la izquierda y la derecha de los partidos tradicionales.
d) Neofascismo. Corriente que ha aparecido con fuerza en el sur de Europa, y que ha experimentado un gran ascenso en los últimos años, sobre todo Grecia. Se caracteriza por ser totalitario, defendiendo la imposición de importantes restricciones a la libertad individual. Además ensalzan las desigualdades de todo tipo: sociales, entre gobernantes y gobernados, la propia nación frente a otras, hombres frente a mujeres, etc. Tienen una vocación fuertemente anti-inmigración, siendo profundamente xenófobos e incluso racistas. Se aprecia una vinculación tanto en su retorica como en su simbología con los regímenes fascistas, y como ellos tratan de imponerse mediante exaltaciones de fuerza y violencia en las calles.
Ésta es sólo la introducción, puedes leer el artículo completo descargándote el siguiente archivo PDF:
[1]El País (9/10/2013). “El Frente Nacional encabeza los sondeos para las europeas en Francia” (http://internacional.elpais.com/internacional/2013/10/09/actualidad/1381319247_520890.html) Último acceso 17/12/2012.
[2] En gran medida adaptado del acertado análisis realizado por Piero Ignazi (Ignazi, P., 2003. Extreme Right parties in Western Europe. Oxford: Oxford University Press).
[3] Casals, X (2003), Ultrapatriotas. Barcelona: Editorial Crítica.