top of page

EN PROFUNDIDAD - Detrás de las pantallas. Brasil y los macroeventos

Elisa Llop Carden

Álvaro Monsó Gil

Graduados en Derecho y Ciencias Políticas, Universidad Autónoma de Madrid (UAM)

I- INTRODUCCIÓN: NO TODO ES FÚTBOL EN BRASIL

Quem mora neste país

Sabe que ele é dividido

Entre quem vive feliz

E quem vive espremido

Por isso é que um Mundial

Que agrada ao capital

A tantos causa gemido

(…)

A FIFA não se interessa

Por quem foi desalojado

Pois ela tem muita pressa

Para levar seu bocado

E deixar o sofrimento

A exclusão e o tormento

Como seu maior legado[1]

Maria Salete


No cabe duda de que Brasil es hoy uno de los países que acaparan la atención de la comunidad internacional. Desde el punto de vista económico, este integrante de los BRICS[2] es un gigante económico e importante actor geopolítico. Tras una política económica eminentemente proteccionista durante los años de dictadura militar (1964-1985), Brasil se abrió al mercado, se consolidó como una economía capitalista, y se produjo también un avance notable en el plano democrático.


Desde el punto de vista social, frecuentemente es presentado como un modelo de empoderamiento de amplias masas sociales en el plano político yejemplo de reducción de la pobreza y ascensión de una parte importante de la población a la clase media en pocos años.


Otra perspectiva en la que frecuentemente se analiza Brasil desde fuera es la cultural: el país de la samba y el carnaval, de la bossa nova, del eterno verano… Pero últimamente, el plano protagonista desde el que se habla de Brasil es sobre todo el deportivo. El país del fútbol, que ha sido recientemente anfitrión de la Copa Confederaciones, acoge estos días el Mundial de Fútbol (la Copa) y se prepara para organizar los Juegos Olímpicos de 2016 en su capital cultural, Rio de Janeiro.


Manifestación_Avenida_Paulista.jpg

No obstante, contrariamente a todas las previsiones, la reacción de la sociedad no ha sido festiva como se esperaba. En junio de 2013 tuvieron lugar las manifestaciones más multitudinarias de la democracia, en las que millones de brasileños, de todos los orígenes y posiciones sociales se echaron a la calle para rechazar la organización de la Copa y reclamar mayor inversión en educación, sanidad y transporte público. Estas protestas han marcado de forma irreversible la percepción que los brasileños tienen respecto a ser los anfitriones de estos macroeventos[3] y han desembocado no sólo en un descontento generalizado, sino también en frecuentes brotes de violencia.


El propósito de este artículo es, por una parte, analizar la situación actual de Brasil desde un punto de vista político, económico, cultural y social, quitarle la máscara que lo presenta al mundo como un país emergente y en imparable desarrollo, desmitificar el proceso de pacificación de las favelas, y estudiar los motivos que han llevado a que la cuna del fútbol rechace su propio Mundial. Para ello, analizaremos la lógica teórico-política en la que se asientan los eventos de escala global, con particular foco en su impacto sobre los países en desarrollo. Finalmente, presentaremos los principales efectos que la organización de estos macroeventos está teniendo y tendrá en el futuro para el país anfitrión, con especial énfasis en las violaciones de Derechos Humanos.


A pesar del innegable boom macroeconómico de Brasil en las últimas décadas, que lo ha situado como la sexta potencia económica mundial y primera en América Latina, los patrones de riqueza y desigualdad social permanecen iguales que hace medio siglo. El índice de Gini mide hasta qué punto la distribución del ingreso entre individuos u hogares dentro de una economía se aleja de una distribución perfectamente equitativa. La última medición del Banco Mundial de este índice en Brasil dio un resultado de 54,69 en 2009, siendo 0 una equidad perfecta, y 100 una inequidad absoluta. Brasil sigue encontrándose entre los países con una distribución de renta más desigual del mundo, es decir, que el crecimiento económico de los últimos años no ha venido acompañado de una mayor igualdad. Además, la economía se ha estancado fuertemente en el último año y las previsiones apuntan que tardará varios años en volver a crecer[4].


Foto_Rio,_Bahía_de_Botafogo._Elisa_Castillo.jpg

Si bien es indudable que hoy en día muchas personas viven mejor en Brasil que hace dos décadas, debe matizarse la afirmación que frecuentemente se hace según la cual entre treinta y cincuenta millones de brasileños han accedido a las “clases medias”. Se trata en realidad de un acceso al consumo y al crédito, no a servicios públicos y protección del Estado. Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, en 2010 el 95,1% de los hogares tenían aparato de televisión, y el 93,7% tenían nevera. No obstante, la pobreza y la brecha social siguen aumentando. Se estima que unos 11,7 millones de personas viven en favelas en Brasil, aproximadamente un 6% de la población. Es decir, estas personas han salido de la miseria gracias a la posibilidad de obtener créditos y consumir, pero no han salido de la pobreza, ni están cerca de hacerlo.


En este contexto de desigualdad, unida a una violencia y corrupción generalizadas, nos encontramos ante un país que ha asumido la responsabilidad de acoger los mayores eventos deportivos a escala global en un lapso de tiempo muy breve. Por ello, parece oportuno preguntarse cómo se construye el macroevento, examinando la racionalidad económica, cultural o social que lo cimienta, especialmente en países emergentes. Trataremos de analizar qué ha llevado a Brasil a postularse como país anfitrión, y el por qué de la adjudicación. ¿Qué efectos a corto y medio plazo cabe esperar de la organización del Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos? ¿Es cierto que los macroeventos contribuyen al desarrollo de los países que los organizan?


Ésta es sólo la introducción, puedes leer el artículo completo descargando el siguiente archivo en PDF: En Profundidad. Junio 14. Detrás de las pantallas. Brasil y los macroeventos



[1] Extractos de “Vamos para a rua a mil (pois prejudica um Brasil a copa do capital)” un poema de María Salete escrito en Salvador de Bahia en junio de 2014. El texto completo está disponible aquí.

[2] El acrónimo BRICS se utiliza en economía internacional para referirse conjuntamente a los principales mercados emergentes. Se compone de las iniciales de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

[3] Los términos macroevento y megaevento serán usados aquí de forma indistinta.

[4] Ver a este respecto los gráficos 1 y 4 del factchecking de este mes. Además, según una investigación llevada a cabo por economistas y coordinada por el Banco Mundial, la economía de Brasil crecerá sólo un 1,63% este año, tras haber alcanzado un crecimiento del 7,5% en 2010. Será así en el cuarto año consecutivo de crecimiento débil, lo que, a pesar de que una crisis económica parece una posibilidad remota, ha influido en un creciente pesimismo de los inversores.

23 de junio de 2014

Contenido más reciente

Comentarios

bottom of page