ENTREVISTAS – Yolanda Valdeolivas (I): “Se está afectando la igualdad de oportunidades en el acceso
Sandra Sáez
Elisa Llop Cardenal
Alejandro Ciordia Morandeira
Fotografías de Mario Gismera Chiapella
Doctora en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y Catedrática de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social desde el año 2011, Yolanda Valdeolivas García ha sido recientemente nombrada Decana de la Facultad de Derecho tras las elecciones del pasado 24 de abril. A lo largo de su carrera, ha desempeñado una gran labor investigadora participando en diversos proyectos que han tratado temas como la negociación colectiva, las sucesivas reformas laborales, la temporalidad, la siniestralidad laboral o la prevención de riesgos laborales en el sector de la construcción en España, por citar algunos. Acompaña su currículum académico con una casi interminable lista de cargos de gestión y de representación en la UAM. Parece que no hay puesto ni comisión que Yolanda Valdeolivas no conozca de primera mano, y ahora como Decana se encuentra ante el reto de seguir mejorando la que sobre el papel es considerada la mejor facultad de Derecho de España, cuyos pasillos y aulas son casi su segunda casa. Los que la conocemos como docente sabemos que hay pocos momentos de respiro con ella, que parece tener las ideas siempre claras y así las transmite, de forma directa y sin vacilaciones. Acostumbrada al debate en público, su tono es apasionado pero no por ello menos respetuoso, intercalando afirmaciones incómodas para muchos con la mejor de sus sonrisas. Su reciente nombramiento, su extenso currículum así como la energía que nos transmite en todas sus clases, nos ha llevado a entrevistarla cuando apenas se ha instalado en su nuevo despacho.
Hemos dividido la entrevista en dos entregas para facilitar la lectura. En esta primera parte de la entrevista aprovechamos para repasar con ella los retos de su mandato, la situación actual de la universidad pública, las becas, el Máster de Abogacía, la situación del profesorado… y otros asuntos que preocupan especialmente a la comunidad universitaria.
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PREGUNTA: ¿Qué le motivó a presentarse como Decana y qué objetivos tiene en su mandato? ¿Qué puede aportar a la universidad?
RESPUESTA: En primer lugar, lo que me impulsa es el arranque de los compañeros. Yo me vi tributaria de una gran confianza por parte de mis compañeros en la facultad que me pidieron que asumiese el paso. He participado muchísimo en gestión universitaria, por lo que esto pudo mover la confianza de los compañeros a la hora de elegir a alguien que se supone que conoce la Universidad. En segundo lugar, porque es un acto de responsabilidad. Yo lo asumo como una carga, en la medida en que se trata de una tarea que resta energías y tiempo a mi actividad docente e investigadora por la que yo siento una profunda vocación.
“Quiero que la Facultad de Derecho sea oída en la Universidad Autónoma. Creo que nuestra Facultad debería recuperar su peso”
Me parece también que hay que hacer política universitaria. Es un momento duro, pero es también un momento importante para sacar cuestiones de política universitaria que tienen interés y a las que hay que dedicar tiempo. Quiero que la Facultad de Derecho sea oída en la Universidad Autónoma. Creo que nuestra Facultad debería recuperar su peso, ya que es un valor muy fuerte en la Universidad Autónoma de Madrid y, en mi opinión, no se ha atendido a la Facultad en todas sus peculiaridades, y yo quiero hacer un poco de voz de eso.
P: No podemos dejar de preguntar por la subida de tasas de los últimos años, por los que los precios públicos por un curso académico han pasado en pocos años de unos 800€ a más de 1.600€ actualmente. ¿Estamos viviendo un proceso de elitización de la universidad pública?
R: Desde mi punto de vista sí. No sé si elitización, habrá a que ver el recorrido a largo plazo, pero claramente se está afectando la igualdad de oportunidades en el acceso a la enseñanza superior, sin ninguna duda. Es verdad que no ha sido una decisión interna ni de los centros ni de la Universidad Autónoma. Si yo me creo las palabras del Rector, y me las creo en este punto, todos los rectores de las universidades públicas de Madrid se han manifestado en contra. Esta es una decisión de la autoridad autonómica, que tiene transferida la competencia en materia de universidades, y que ha elevado de una forma que yo tildo de escandalosa, muy aflictiva para el principio de igualdad de oportunidades, el acceso a la enseñanza superior.
Es verdad que yo también desde el Consejo de Gobierno he venido reclamando de nuestro Rector y de nuestro equipo de gobierno una posición mucho más contundente, más exigente y más radical en relación con la Comunidad Autónoma. Yo creo que estamos siendo injustamente tratados, y como creo que la educación es una inversión, la que más retornos produce, sociales y económicos, pues yo niego la mayor. Pero hasta ahora las posiciones que han tomado las universidades no han sido suficientes. Eso sí, yo sí tengo la sensación de que la universidad se ha movilizado, que la universidad se ha puesto este tema como el elemento que marca su estrategia.
P: ¿A nivel estudiantil o a nivel institucional?
R: Creo que también en los órganos de gobierno, creo que hemos hecho múltiples declaraciones, hemos querido acceder a los medios de comunicación dejando muy clara nuestra posición. Hay elementos que están en el debate público y es perfectamente reconocible cual es la posición de las universidades ante este tipo de medidas.
Pero no sólo pasa en educación, sino en sanidad, porque yo creo que la universidad debe preocuparse por todos aquellos temas que le preocupan en general a la sociedad. Pero se ha quedado ahí, es verdad que no hemos conseguido con esto un repliegue, un retroceso en las posiciones del gobierno. Creo que es una posición estrictamente ideológica, no económica. Se han propuesto soluciones, creo que hay otras soluciones distintas del puro recorte, pero no creo que la educación sea una prioridad ni para el Gobierno de la nación y ni para el Gobierno de la Comunidad Autónoma, como otros muchos servicios públicos. Todo esto, no se nos olvide, tiene un efecto colateral, que las beneficiadas son las universidades privadas, que son las que no garantizan la calidad de la enseñanza superior. En nuestro país la enseñanza de calidad es la enseñanza pública. A lo mejor en otros países ese no es el modelo, pero en el nuestro afectar la enseñanza pública es afectar a la calidad de la investigación y la docencia.
“[La subida de tasas] es una posición estrictamente ideológica, no económica”
P: ¿Qué opina del Máster de Acceso a la Abogacía? ¿Se debe exigir algún requisito adicional a los graduados en Derecho para que puedan ejercer como abogados?
R: No comparto la premisa, es decir, me parece que no sería necesario, y nosotros como Facultad de Derecho lo hemos intentado hacer valer. Creemos que nuestros graduados están perfectamente preparados para salir al mercado de trabajo en sus distintas variantes, y por supuesto el ejercicio profesional de la abogacía. De nuevo, nos encontramos con una imposición del Gobierno, elaborada de forma francamente poco participativa, apresurada y mal llevada, y en contra siempre de las indicaciones de las universidades y las facultades de Derecho, en este caso. El resultado ha sido que una titulación de cuatro años se nos convierte en una de cuatro más uno y medio. Si el ejercicio lo califica un examen y una docencia como la que está pensada en el marco del Master, nuestros alumnos están perfectamente preparados para ejercer la profesión sin tener que pasar por ese Máster. El mercado ya dirimirá los buenos de los malos profesionales, pero no creo que el Máster añada mucho valor, más teniendo en cuenta nuestros actuales planes de estudios, que con su contenido práctico y las habilidades y competencias, como aquellas que se supone proporciona el Máster, que los tenemos totalmente garantizado en los grados. No me parece que sea adecuado.
“Nuestros alumnos están perfectamente preparados para ejercer la profesión sin tener que pasar por ese Máster”
Ahora bien, una vez que la situación está como está, y no sabemos lo que va a ocurrir, tenemos que dar una solución a nuestros estudiantes que tienen necesariamente que cursar obligatoriamente este Máster, si no es en nuestra universidad en otra. Por eso hemos intentado crear un Máster que tenga unas cuotas de calidad, de gestión y de nivel de exigencia acordes a la altura de esta Facultad de Derecho, que seguimos pensando que es la mejor de la facultad de Derecho de España.
“Las beneficiadas son las universidades privadas, que son las que no garantizan la calidad de la enseñanza superior. En nuestro país la enseñanza de calidad es la enseñanza pública”
P: Entonces ¿cuál es la finalidad de este Máster?
R: Yo creo que son intereses del Colegio de Abogados y de los grandes despachos de abogados. Además, hay un problema adicional: una docencia que debe ser avalada por las universidades, pero en las que la mitad del profesorado es de despachos. De manera que el control académico llega a donde llega, y aquí lo ejercemos con mucho rigor, pero en el fondo puede responder a esos intereses. Se trata de un filtro y de una forma de disponer de mecanismos de selección distintos de los que tenía el mercado de trabajo previstos con carácter general.
P: ¿Qué efectos ha tenido la implantación del Máster en la Facultad? ¿Se ha reducido la oferta de posgrado?
R: Nos ha afectado muy negativamente al posgrado de esta Facultad. Atender a esta necesidad, un master habilitante, nos ha impedido seguir con nuestro posgrado. De manera que nuestra Facultad ha sufrido mucho en lo que afecta a másteres de especialización y doctorado.
No obstante, nos estamos recuperando. Además, uno de los ejes de mi mandato es promover el posgrado, algo que pasa por no agotar todas las energías en los grados. En la medida en que podamos descargar nuestros grados en número de alumnos podremos centrar más esfuerzos en el posgrado. El Máster habilitante nos ha consumido prácticamente toda nuestra capacidad docente, de forma que somos incapaces de llegar, unidos a temas de gestión de los títulos en la universidad pública que, en fin, son problemas endémicos. Desde esta perspectiva, la atención a nuestros estudiantes en la salida profesional debe ser compensada con menos estudiantes en el grado. Yo creo que esta es la solución: mantener un posgrado de mucha calidad con estudiantes nacionales e internacionales, yo creo que el posgrado debe ser internacional si nos queremos diferenciar de otras facultades competidoras en este sentido, y yo creo que estamos en una situación privilegiada para eso.
“En la medida en que podamos descargar nuestros grados en número de alumnos podremos centrar más esfuerzos en el posgrado”
El Máster ha arrasado con todas nuestras propuestas. Espero que de aquí a poco tiempo podamos ofrecer una mayor variedad de contenido de posgrado.
P: Bruselas recomienda que al menos un 20% de los alumnos realice alguna estancia en el extranjero, pero al mismo tiempo se han venido reduciendo las becas de movilidad estatales. ¿Cuál es su opinión sobre la internacionalización del grado? ¿Es la financiación privada una alternativa al descenso de la financiación pública?
R: La internacionalización del grado a mí me parece fundamental. Tenemos que competir en un mercado global, por lo que se trata de una experiencia que recomendaría a todos los estudiantes. Pero de nada sirve recomendarlo a los estudiantes si el acceso a esta posibilidad se ha convertido en algo prácticamente imposible desde el punto de vista económico. Otro nuevo elemento de ataque al principio de igualdad de oportunidades, pues al final van a tener posibilidad de movilidad internacional aquellos estudiantes que puedan asumir el coste de esa estancia en el extranjero. Es de nuevo una idea coherente con esta política que, en el fondo, soslaya la igualdad de oportunidades y que de forma aparentemente indirecta, pero yo creo que muy inmediata, afecta a las familias que menos posibilidad tienen de atender a los gastos de la educación superior.
Primero, la internacionalización sin duda; en segundo lugar, el apoyo público es inevitable porque si existiese habría una selección natural por razones económicas. No me parece que la alternativa sea la financiación privada, como créditos a bajo coste y plazos prolongados. Yo creo que eso forma parte de la educación de forma general, por lo que el coste de la internacionalización debería estar incluida en las propias tasas de la matrícula. Yo creo que ya eran muy escasas las ayudas, pero claro, las están dejando a un nivel ridículo.
“Los poderes públicos […] se llenan la boca diciendo que [la movilidad] es un elemento importantísimo de empleabilidad, pues que sean coherentes y la doten de los presupuestos oportunos”
Esta universidad ha hecho una apuesta por la internacionalización, con más o con menos intensidad y más o menos resultados, y desde ese punto de vista yo confío en que seamos capaces de buscar alternativas. El Fondo Social está pensado para estas cosas. También vamos a intentar generar fondos económicos para atender a esta necesidad, por supuesto a fondo perdido como una ayuda social más. Pero de nuevo nos encontramos con el problema de que las universidades no tienen partidas para atender a esta necesidad. Aún así sigo manteniendo muy en alto la antorcha de exigir a los poderes públicos que dediquen a la educación superior y a la movilidad, que se llenan la boca diciendo que es un elemento importantísimo de empleabilidad, pues que sean coherentes y la doten de los presupuestos oportunos.
P: Con la implantación del Plan Bolonia se incrementa significativamente la carga docente. Además con la crisis se han puesto límites legales a la contratación de profesorado, como la tasa de reposición del 10%, aumentando el número de profesores asociados en detrimento de los profesores de carrera. ¿Supone esto una precarización de la profesión universitaria? ¿Qué repercusiones puede tener para la calidad de la enseñanza y la investigación?
“La universidad no puede permitirse ese despilfarro, que nuestros graduados se vayan a trabajar al extranjero porque aquí no tienen opciones. Todo lo que hemos invertido, ¿lo tiramos para que saquen el beneficio otros?”
R: Normalmente vosotros veis el asunto desde el punto de vista de los estudiantes, que evidentemente son muy importantes, pero es que la Universidad ha sufrido en todo, ha sufrido en el profesorado y en el personal de administración y servicios, y eso evidentemente repercute sobre la docencia y la investigación. Resulta que hemos crecido en docencia, tenemos más carga docente, pero esa carga docente la hemos asumido a coste cero, y yo diría que incluso a coste negativo, ya que las plantillas se están descapitalizando, las jubilaciones no se cubren, se amortizan las plazas que los profesores dejan vacantes… Hay muchos profesores acreditados para determinados rangos de profesorado que no se pueden cubrir administrativamente porque no nos dejan sacar plazas y no nos dejan crecer. Por tanto no es que no estemos aumentando en la misma medida en que aumenta nuestra carga docente, es que estamos aumentando la carga docente y descendiendo en recursos de profesorado e de investigadores. Es un problema gravísimo, yo creo que no somos conscientes, pero el problema a largo plazo puede ser un deterioro irreversible de la enseñanza pública.
“[Los profesores] somos incapaces de llegar. Y cuando uno es incapaz de llegar lo primero que sufre es la calidad de su trabajo”
Si sumamos todas estas condiciones: subida de tasas que no revierten en la universidad -que Dios sabe a qué se dirigirán-, si hablamos de un descenso de profesores para atender una mayor carga docente… Estamos funcionando a día de hoy a base de voluntarismo y de sobreesfuerzo de profesores. Me consta que ya hay riesgos psicosociales que están emergiendo como enfermedades laborales derivadas precisamente de la tensión, los ritmos de trabajo y el estrés al que estamos sometidos porque somos incapaces de llegar. Y cuando uno es incapaz de llegar lo primero que sufre es la calidad de su trabajo. De manera que ahora estamos empezando a sufrir las consecuencias, pero si esto se prolonga las consecuencias van a ser mucho más graves. Así que coincido absolutamente con la afirmación. Además, nuestras plantillas están envejecidas y tenemos que renovarlas. No podemos perder a nuestros mejores estudiantes que se van fuera porque aquí no tienen futuro, personas que tendrían mucho que aportar a la universidad. La universidad no puede permitirse ese despilfarro, que nuestros graduados se vayan a trabajar al extranjero porque aquí no tienen opciones. Todo lo que hemos invertido, ¿lo tiramos para que saquen el beneficio otros? Me parece que es un error de concepto.
P: Ha hablado antes de que su vocación profunda es la docencia y la investigación, y una vez ha desempeñado ya varios cargos de gestión y representación en la universidad. ¿Cómo valora su carrera profesional? ¿En el futuro que le faltaría por cumplir? ¿Se ve con ganas de llegar a algún otro cargo dentro de la universidad? ¿Se plantea el sector privado?
R: No, nunca me he planteado el sector privado, no me ha seducido nunca. He tenido ofertas, por lo que es una opción perfectamente consciente. Se ha dado la oportunidad pero no me ha interesado.
En general, soy poco ambiciosa y tengo la sensación de que me he encontrado las cosas de casualidad y las responsabilidades de casualidad. Sí me tengo por una persona trabajadora que intenta ser rigurosa y sobre todo por una persona muy comprometida con lo público, absolutamente comprometida con lo público. Me comprometo con la docencia, con la investigación y con la gestión. Nunca hubiese pensado en llegar a Decana, jamás me hubiera imaginado que me podría encontrar en este sitio. Por tanto, mis ambiciones hasta ese punto están más que cubiertas. Yo siempre estaré a disposiciones de la gente que crea que yo pueda contribuir en algo a la mejora de nuestra Facultad y de la Universidad. Pero no tengo ninguna meta, al contrario, mi meta sería tener más tiempo para la docencia y la investigación y, para eso que hablamos, la vida personal. Creo que he contribuido mucho, modestamente lo digo. Creo que he estado en cargos de forma casi permanente y en múltiples comisiones, lo cual no es solamente una carga, casi más que una carga es una satisfacción. Porque reconozco que me gusta esto tanto más en la medida en que me lo conozco mejor. Yo creo que es un privilegio estar en puestos de este nivel, y te ofrece posibilidades a las que de otra manera nunca hubieras accedido. Estoy muy feliz y mis ambiciones están más que colmadas.