top of page

ENTREVISTAS – Gema Gómez: “No somos un proyecto que vaya en contra de algo, sino una evolución de la

Emilio Marfull Jiménez

Patricia Fernández Cuadrado

Diseñadora desencantada con la industria textil convencional, decidió fundar SLOWFASHION para aportar su granito de arena en el intento de crear una industria alternativa de la moda, más sostenible y más humana. Además, dentro de la plataforma también ejerce funciones de comunicadora, coach, docente y consultora.


SLOWFASHIONSpain nace como una plataforma de Moda Sostenible que da apoyo a empresas en el sector textil que optan por una manera de producir más sostenible y ética. El término SLOWFASHION, acuñado por Kate Fletcher, da nombre a una corriente cultural que propone tomar el control de nuestro tiempo para disfrutar de actividades basadas en el desarrollo personal del ser humano. Gema Gómez, fundadora, consultora y coach de SLOWFASHIONSpain nos habla de su proyecto como una evolución natural de la moda que mira hacia un futuro más ético y responsable.


PREGUNTA: Antes de nada Gema, ¿de dónde surge SLOWFASHIONSpain y cómo nace?


RESPUESTA: Slow fashion es una tendencia que surge de un término acuñado por Kate Fletcher. Yo necesitaba un nombre surco y por eso utilicé un vocablo reconocible por todos los diseñadores que trabajaban en esta línea. De ahí nace SLOWFASHIONSpain. En cierto modo, mi trabajo como diseñadora -18 años en industria, 6 años en el Instituto de Tendencias de París, y 2 años en España trabajando para dos grandes cadenas- me permitió viajar a las fábricas en Asia donde conocí el funcionamiento real de la parte más relacionada con el producto y con la industria. Y así, entre viaje y viaje, un día te encuentras comiendo en un restaurante cercano a un río donde han caído todos los vertidos químicos de la fábrica que acabas de visitar. Toda esa información se va acumulando en tu mente y poco a poco te vas haciendo más consciente de que hay algo que falla. Es un proceso. De hecho, nunca me he considerado personalmente ecologista, pero sí una persona que respetaba cualquier tipo de manifestación de la vida: plantas, animales o incluso la propia salud. Por eso, y a través de este tipo de experiencias, me fui dando cuenta de que ese tipo de fabricación estaba atentando contra todo en lo que yo creía.


"Mi trabajo como diseñadora me permitió viajar a las fábricas en Asia donde conocí el funcionamiento real de la parte más relacionada con el producto y con la industria”


P: Entonces, ¿ahí es cuando decides dar el salto, y salir de estas empresas?

R: Exacto. Decidí salir de estas empresas y formarme en otros ámbitos como desarrollo personal o formación. Fue entonces cuando empecé el primer proyecto. Al principio, empecé queriendo hacer una marca ecológica y al cabo del tiempo comprendí que para llegar a tener claro un solo concepto ¡me tiraba meses de investigación! Por ejemplo, con materiales como el algodón, era muy complicado llegar a información real y tardaba mucho tiempo yendo de un sitio a otro investigando. Ahí comprendí que quizá todos aquellos emprendedores que querían empezar con estos mismos criterios éticos, estarían pasando por lo mismo. Y fue entonces cuando surgió la idea de una plataforma que ofreciese tanto formación como consultoría.


"Me fui dando cuenta de que este tipo de fabricación [fast fashion] estaba atentando contra todo en lo que yo creía”


P: Pero, si no me equivoco, también os dedicáis a la concienciación y al networking.


R: Sí, ya que si el consumidor no empieza a entender la importancia de estos conceptos, no estamos haciendo nada. En cuanto al networking, es una de nuestras actividades fundamentales. Por ejemplo, si un diseñador quiere implementar criterios de sostenibilidad en sus colecciones tiene que tener un buen taller y unos buenos proveedores.


P: ¿Y qué alcance tiene esta idea tan innovadora que da un giro de tuerca a la concepción tradicional de la moda?


R: Pues, aunque nuestra principal ambición es crecer –no tanto a nivel económico como a nivel real-, los últimos tres años han estado mucho más enfocados a una tarea principalmente de aprendizaje para ver qué es lo que está pasando en la sociedad, y qué es lo que está pasando en las escuelas de moda. Y es ahora, después de estos tres años cuando se van viendo los pequeños logros. Hace poco hemos estado organizando la Jornada del Museo del Traje, que reúne casi a doscientas personas, además formamos alumnos, muchísimos, tanto en clases presenciales, en escuelas de moda y universidades, como online. Todo ello va creando una masa donde nos queremos apoyar para pasar al siguiente paso y profesionalizarlos. Y todo ello, para ser una emprendedora cien por cien autofinanciada me parece un logro bastante importante.


P: Sin embargo, parece que aún no estamos suficientemente concienciados ¿no? Por ejemplo, el 24 de abril de 2013 el Rana Plaza se derrumbó en Bangladesh, costando la vida a más de mil trabajadores, y dejando heridos a otros 2.500. Meses antes, un incendio en la fábrica Tazreen había acabado con la vida de un centenar de personas. Sin embargo, y pese a su repercusión televisiva, el informe de ACOTEX (2012) estima que las familias españolas siguen invirtiendo una media de 1.118 € al año en productos textiles, en su mayoría producidos de un modo no sostenible y poco respetuoso con los derechos humanos. ¿Por qué parece que este tema no termina de calar entre los consumidores? ¿Nos planteamos el proceso de producción del producto que adquirimos? ¿Sabemos quién está al otro lado de la cadena?


R: Efectivamente. En el 2013 murieron 1.133 personas. En España, organizamos el Fashion Revolution Day, que formó parte de una campaña global de concienciación con este tema. El lema era sencillo: ‘Dale la vuelta a tu ropa y pregunta quién la ha fabricado’.


¿Por qué parece que el tema no termina de calar entre los consumidores? Es una pregunta difícil, y creo que tendría respuestas variadas. Yo creo que sí que se ven movimientos, movimientos diferentes. Un ejemplo que muchas veces obviamos es la venta de segunda mano que, ya sea por la crisis o por conciencia, ha ascendido enormemente. Por otro lado, iniciativas como el ´Do it yourself´ también están teniendo una gran acogida.


P: Pero, aunque existan estas alternativas al tradicional consumo de ropa, ¿por qué en España parece no son tan conocidas este tipo de iniciativas?


R: Bueno, estamos en el país que ha dado lugar a una de las mayores cadenas de ropa del mundo. Tenemos un mercado que está un poco pervertido por este sistema, y a veces la información llega y otras veces, no llega. Es verdad que es un tema preocupante, pero se encuentra entre otro millón de preocupaciones como pueden ser tu propio día a día, tus hijos o tu trabajo. Estamos en una época muy dura donde es muy difícil estar al tanto de todas las problemáticas, y actuar conforme a ellas.


"Si a la agricultura ecológica le ha costado entre veinte y treinta años implementarse dentro de la conciencia como algo deseable, a la moda también le costará lo suyo”


P: ¿Hasta qué punto otras iniciativas medioambientales como la agricultura ecológica o la cosmética han establecido unas bases sobre las que la moda puede evolucionar?


R: La agricultura ecológica y la cosmética nos han ayudado a andar. En los últimos años, los consumidores han recibido mucha información sobre productos que respetan una serie de cánones éticos, lo que ha generado que muchos de ellos se pregunten si la moda sigue esos mismos criterios. Lo que es bueno para un tomate es bueno para el algodón, ¿no? Sin embargo, es un camino que estamos empezando a andar. Y ahí es donde entra en juego nuestra constancia. Si a la agricultura ecológica le ha costado entre veinte y treinta años implementarse dentro de la conciencia como algo deseable, a la moda también le costará lo suyo.


P: Constancia que incluye la formación de nuevos profesionales…


R: Sí. Por ejemplo, yo ahora he empezado a dar clases en una escuela de moda donde están los futuros diseñadores que van a cambiar ese sistema. Ellos son los que van a tener la formación y la información porque hasta ahora tampoco había quien les formara. El siguiente paso es crear una red y profesionalizarla, y sobre todo, ser nosotros cada vez más profesionales para ofrecer un mejor servicio. Por ejemplo, la que hacía ropa para niños hace un par de años no tenía todos los criterios, y hoy ya va avanzando en criterios y abriéndose a otros mercados, y quizá ahora tenga que internacionalizar. Por eso, parto de la base de que no somos un proyecto que vaya en contra de algo, sino una evolución de la moda.


P: Y ese trabajo, ¿va dando sus frutos?


R: Yo estoy muy contenta. El viernes pasado por ejemplo salimos en el telediario nacional. Eso es un paso enorme también teniendo en cuenta de que somos una iniciativa emprendedora. Yo creo que hay que tener esa conciencia de que vamos a tardar tiempo porque no se ganan las batallas en un día y sobre todo batallas de este tipo. Pero al mismo tiempo, yo personalmente dentro de SLOWFASHIONSpain siento un ambiente súper positivo porque está generando un interés a nivel de medios increíble, que espero, se materialice en cosas concretas. Porque al final, son los diseñadores los que crean sus marcas con ese valor añadido. Pero bueno, yo soy optimista.


P: ¿Es percibida la “ropa sostenible” como un lujo por el consumidor?


R: Como te comentaba, en España tenemos una de las mayores grandes cadenas textiles del mundo. Nuestro mercado está pervertido a nivel de precios porque nos han contado la falacia de que este tipo de producción es la correcta, sin contarnos lo que hay al otro lado de la moneda: fábricas del tercer mundo donde la legislación medioambiental prácticamente no existe. Y sin embargo, seguimos comprando en tiendas low cost que nos ofrecen productos de tendencia. Lo que provoca que, al final, vistamos todos iguales. Un ejemplo de ello son los blogs de moda. Todos iguales, pero todos de tendencia.


"Nuestro mercado está pervertido a nivel de precios porque nos han contado la falacia de que este tipo de producción es la correcta, sin contarnos lo que hay al otro lado de la moneda”

En cuanto al lujo, consumir de la manera en que lo estamos haciendo es el verdadero lujo. Si miramos hacia atrás, nuestros abuelos se vestían con telas totalmente sostenibles que duraban años y años. No digo que tengamos que vestir como nuestros abuelos. Lo que digo es que la ropa sostenible es un lujo asequible que cada vez llama a más consumidores, no sólo consumidores concienciados, sino también consumidores que quiere adquirir productos sin perjudicar a nadie, sin sentir culpa. Y esto es una tendencia de consumo que está al alza. Si una camiseta en H&M te cuesta ocho o diez euros, es posible que una camiseta que siga ciertos criterios de sostenibilidad pueda costar alrededor de veinte euros. Así que lo único que tendrías que dejar de hacer es comprarte una camiseta más de moda barata. ¡Es un cambio en el chip del consumidor! De hecho, normalmente los armarios los tenemos llenos pero no utilizamos el ochenta por ciento de la ropa. Hay que consumir con otra visión.


P: Dado el modo en que se ha configurado la red que impulsa SLOWFASHIONSpain, las relaciones con otras marcas e iniciativas son una cuestión muy importante. Imaginamos que tratar con proveedores, distribuidores, consumidores y otros muchos agentes puede ser una ardua tarea. ¿Cómo se pone en marcha esta red? ¿Cómo son las relaciones con el resto de agentes que colaboran o participan en SLOWFASHION?


R: Hay varias cosas. Como yo vengo aparte del mundo de la moda del desarrollo personal hay ciertas cosas que las veo y las entiendo, incluso para ti mismo, y si hablas con cualquier emprendedor te dirá lo mismo. Y cada día es una excusa para crecer más y ser más capaz de conseguir esto que comentas. Esto es lo más complicado, pero al mismo tiempo es lo más satisfactorio. Por ejemplo, uno de los múltiples ejemplos: nosotras en el mes de julio nos fuimos a Berlín al Ethical Fashion Show -el show de moda sostenible por excelencia en Europa– porque su director, Bernd Muëller, previamente atendió a nuestra Jornada del Museo del Traje y nosotros fuimos para allá, para conocer mejor el salón y ver lo que presentaban. Tenemos contactos desde Nueva York, hasta Argentina o Chile. Ese tipo de relaciones las estamos haciendo por todo el mundo. Pero en mayor medida en un nivel local.


"Consumir de la manera que lo estamos haciendo es el verdadero lujo. (…) Hay que consumir con otra visión”


Ahora estamos trabajando con un grupo enfocado en el impacto de los químicos en la ropa infantil. A nosotros ya nos ha empezado a afectar, pero de una manera adulta. Pero no sabemos las consecuencias en el desarrollo de estos niños que han nacido con tantos químicos a su alrededor. De ahí, pasan a otro tipo de iniciativas , a nivel de venta, de nivel de salones, etc. Es un trabajo muy árduo pero gratificante. Y esa también es un poco mi labor. De seguir ahí motivando, empujando y diciendo ¡que sí que sí, que vamos bien! Aunque estemos metidos en millones de cosas, y todas super cansadas, todos son perfiles muy emprendedores. Por eso me fijo en los emprendedores, porque creo que ellos son los que van a cambiar el mundo. La mayor parte son mujeres, y las veo trabajando tanto y luchando, que a nivel local me parece super chulo. Muy motivante, también. Y ver a tanta gente unida con la misma idea.


P: ¿Y el resto de las empresas que no siguen el modelo propuesto por SLOWFASHION? ¿Cúal ha sido su reacción? ¿Han tomado una posición pacífica o no tanto?


R: Por el momento no tenemos ningún tipo de interacción y la interacción es muy leve. Como profesora de una escuela de moda universitaria, he tenido relación con representantes de cadenas grandes. No tenemos mala relación porque tampoco estamos yendo contra nada. Es verdad que fuimos los coordinadores del Fashion Revolution Day, como te contaba antes, que prentendía sacar un poco los colores y decir: “Oye, muestra lo que hay detrás de tu negocio”. Pero tampoco he señalado con el dedo a nadie.


"Aunque a veces hayan sido algo incoherentes [las grandes cadenas] pueden hacer una gran apuesta en sostenibilidad dentro de toda su cadena de producción”


El camino es ilusionar con propuestas que de verdad sean buenas para todos y en todos los niveles. Pero el camino hacia la sostenibilidad debe ser un camino personal. Y sobre todo creer y tenerlo claro, incluso las grandes cadenas. Si nadie lo está haciendo, hay que ser muy valiente para ser el primero y decir “yo voy a producir diferente”. Aunque a veces hayan sido algo incoherentes pueden hacer una gran apuesta en sostenibilidad dentro de toda su cadena de producción. Y hay que tenerlo muy claro, porque eso al final es un trabajo personal, en mi caso por la sensación de respeto hacia la vida. Cada camino es muy personal. Y las empresas están hechas por personas. Pero esperemos que cada vez más, y está ocurriendo más, cada vez más gente va despertando. Y algunos lo van a hacer –lo de ponerse la etiqueta-. Si hay que producir menos deben ser consecuentes con ello, y sinceros. Porque las incoherencias llega un momento que se notan. Esa es mi opinión muy personal.


P: Por último queremos darte las gracias por la colaboración y despedirnos con una última pregunta, quizás un poco capciosa, ¿dónde compras principalmente tu ropa?


R: [Se ríe] Yo soy muy alta y soy más grande que una talla normal. Mido 1’80. Entonces reconozco que, desde que he empezado esto, me cuesta muchísimo. Porque dentro de todas estas marcas emprendedoras, mi talla es una talla que se sale un poquito. Pero por ejemplo me comunico con una antigua alumna de Alemania y he empezado a comprar marcas alemanas que tienen más talla. Compro complementos de otra de mis alumnas –al final mis alumnas se están convirtiendo en mis proveedores- y he ido reutilizando muchísimo lo que tenía. Yo he sido diseñadora, he comprado ropa por todo el mundo. Y tengo que confesar que he dado ropa sin haberla ni usado. Porque vas rápido y compras mucho, es tu profesión. Y ahora lo que compro sé que me lo voy a poner. Y si tengo alguna duda, no lo compro. Y eso antes jamás lo había hecho. Compro pensando lo que tengo en el armario. Son esos clicks que vas interiorizando, pues por tus propias creencias y es lo que te ayuda a comprar mejor. Compro de pequeñitas marcas, comprando poquito porque tampoco quiero comprar de más. Y busco más. Más que comprar en ropa, invertir en imagen.


"Ahora lo que compro sé que me lo voy a poner. Y si tengo alguna duda, no lo compro. Y eso antes jamás lo había hecho”


P: ¿Invertir en imagen?


R: Sí. Hace veinte años, cuando el modelo Zara no era tan común, yo veía entrevistas –ya me gustaba la moda entonces- y las mujeres españolas resaltaban en otras ciudades europeas por su elegancia, porque iban siempre muy bien vestidas. Todo ello, se ha perdido con el fast fashion. La gente ahora viste de trapillo. Se compra quince camisetas, pero realmente no viste bien. Tiene quince camisetas en el armario, que se deterioran muy rápido, empiezan a tener bolitas enseguida, etc… Entonces, el cambio es empezar a comprar en conjunto. Si tengo una falda y una chaqueta, lo que me falta es una camisa. Y necesitaré más camisas porque es lo que más se estropea. Son esos conceptos de estilismo lo que me parece que son los más interesantes ahora para empezar a desarrollar. Y son estos los que te hacen empezar a invertir en imagen e invertir en imagen personal. Y el mundo bloggero –con excepciones por supuesto- refuerza esta tendencia, es aburrido porque es todo igual. Es hacer marca de las grandes cadenas.


Como hay tanta ropa no hay la creatividad que teníamos antes cuando nos buscábamos la vida para tener una imagen más creativa, más divertida, que tenía más que ver con quien era yo. Ahora son todos iguales. La moda tiene más que ver con la búsqueda de la identidad. Ahí realmente es donde está nuestro camino: en empezar a conectar con todo esto. Ayer justo hablé con la responsable del Departamento de Sostenibilidad de la escuela donde trabajo, y me dijo que se había probado el típico vestido como un guante que le sentaba fenomenal, que tenía una materia que sabía que se iba a sentir cómoda ese año y los diez siguientes. ¡Son ese tipo de prendas las que no da el fast fashion! Porque no tiene calidad y precio que lo aguante. Ese tipo de búsqueda es nuestra salvación. Que además vamos a estar más guapos. Pero hay que ser muy consciente también para saber lo que se está buscando.


"Como hay tanta ropa no hay la creatividad que teníamos antes cuando nos buscábamos la vida para tener una imagen más creativa, más divertida, que tenía más que ver con quien era yo"


Por eso creo que todos los temas de desarrollo personal, que ahora están tan en boga, son uno de los caminos que nos van a ayudar a ser más sostenibles. Yo soy bastante optimista. Y cuando empiecen a concretarse las alternativas que están creando todos estos emprendedores de manera constante, fiables, y que den respuesta. Está claro que estas son el modelo, que aportan mucho.



24 de septiembre de 2014

Contenido más reciente

Comentarios

bottom of page