FACTCHECKING - La herencia de Zapatero en RTVE
Alejandro Ciordia Morandeira
Elena Higueras Pajares
Sobre RTVE y su deseable independencia del poder político han venido corriendo ríos de tinta desde hace décadas. Pero parece claro que fue el gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero quien le dedicó mayores esfuerzos legislativos a esta cuestión, con un lema claro: “hay que ser como la BBC”. Para algunos lo consiguió, y para muchos otros se trataba de enmascarar la politización de siempre a favor del gobierno de turno.
Entre los segundos se encuentra Alfonso Rojo, conocido periodista y tertuliano televisivo asociado a posiciones conservadoras. El pasado 28 de julio, en el programa “El cascabel al gato” de 13TV, en el marco de un debate sobre la supuesta sobreexposición de los casos de corrupción del PP en los medios de comunicación, Alfonso Rojo afirmaba rotundamente lo siguiente:
"Zapatero hundió Televisión Española"
Se trata de una afirmación sin duda contundente, pero también muy general y sobre la que cabe hacer diferentes interpretaciones. Entendemos que hay dos grandes vertientes de ese supuesto hundimiento: la primera podría tratarse de un hundimiento de la audiencia y del prestigio de la televisión pública causado por su politización, mientras que la segunda podría referirse a un hundimiento económico de la corporación pública. Pero antes de analizar las cifras, en primer lugar haremos un repaso histórico de cuáles fueron las principales medidas llevadas a cabo por los gobiernos de Zapatero en relación con TVE. Una vez realizada esa contextualización, expondremos las cifras relativas a la audiencia y a las cuentas de la corporación pública, para que cada lector saque sus propias conclusiones, como nosotros plasmaremos las nuestras brevemente al final.
LAS REFORMAS DE ZAPATERO
En 2006, el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, decidió emprender una reforma radical del modelo de RTVE. Desde entonces, la corporación ha vivido crisis institucionales y la dimisión de sus presidentes. El proyecto buscaba sanear las cuentas, que acumulaban una deuda de 7.500 millones de euros. Las reformas se vieron introducidas por la Ley 17/2006, de 5 de junio, de la radio y la televisión de titularidad estatal. La Ley mantenía un sistema mixto de financiación, con cargo a los Presupuestos y por publicidad, aunque posteriormente se tomase la decisión (no exenta de polémica) de suprimir la publicidad televisiva. El entonces ministro de Economía, Pedro Solbes, incluyó a través de los Presupuestos Generales del Estado una subvención calificada de excepcional de 575 millones de euros.
El ente público se vio transformado en la Corporación RTVE, una sociedad mercantil sujeta a la legislación que regula las sociedades anónimas. Su capital es íntegramente público y cuenta con dos sociedades filiales, TVE y RNE. La condición de servicio público se concreta en el artículo 3 de la citada ley en la obligatoriedad de “garantizar la información objetiva, veraz y plural”, así como la de “Promover la difusión y conocimiento de las producciones culturales españolas”, y “el compromiso de ofrecer calidad”.
La televisión pública se había visto acusada de parcialidad y favoritismo al partido en el poder a lo largo de su historia. Durante los cincuenta años anteriores el presidente de la televisión estatal había sido elegido por el Gobierno. A partir de ese momento pasa a designarlo el Parlamento por mayoría de dos tercios, con lo que se consigue la implicación de los diferentes grupos parlamentarios en su elección. Además, el mandato pasa a ser de seis años, para no coincidir con los cambios de legislatura. El Consejo de Administración pasa a estar compuesto por doce miembros, de los cuales cuatro son elegidos por el Senado y ocho por el Congreso (de éstos ultimos dos a propuesta de los sindicatos mayoritarios, UGT y CC.OO.).
En noviembre de 2006, Luis Fernández es elegido como presidente, siendo el primer dirigente de la Corporación elegido por consenso entre los partidos políticos españoles. Anteriormente había sido Jefe de Redacción de la Cadena COPE, Jefe de Redacción en el diario El País, y Director de Informativos en la Cadena SER. Apenas tres años después, dimitía, declarando lo siguiente: “Hemos conseguido el liderazgo de audiencia en 2008 y 2009 con los presupuestos más bajos de la década. Y también con la menor plantilla de la década”.
En 2009 el Gobierno de Zapatero tomaba la decisión de suprimir la publicidad, constituyéndose mediante la Ley 8/2009, de 28 de agosto, de financiación de la Corporación de Radio y Televisión Española un modelo de financiación exclusivamente pública basado en tres fuentes principales de ingresos: (a) aportaciones estatales directas a través de los Presupuestos Generales del Estado, (b) aportaciones por tasas de las operadoras de telecomunicaciones y de las empresas usuarias del espacio radioeléctrico según lo fijado en la propia ley y (c) un porcentaje de los ingresos por publicidad de las televisiones privadas (para compensar los más de 500 millones de inversión publicitaria en RTVE que se liberaban y que fueron a parar a éstas). La supresión de la publicidad en la televisión pública contaba con precedentes en otros países europeos, como Francia y Portugal.
A partir de ahí la situación se complica. Luis Fernández fue sustituido por el centrista Alberto Oliart, de 81 años, que fue ministro de Defensa con Adolfo Suárez. También fue elegido con el apoyo consensuado de PP y PSOE. Sin embargo, Oliart tampoco acaba su mandato y dimite en 2011. Faltaba poco para las elecciones y los partidos no se pusieron de acuerdo en el nombramiento de un nuevo presidente. Ese año Mariano Rajoy es elegido presidente del Gobierno, y el PP aprueba un decreto ley que elimina el requisito de la mayoría parlamentaria de dos tercios para nombrar al director de RTVE. El número de consejeros se redujo de doce a nueve, y los sindicatos dejaron de estar representados. El PP justificó esta medida alegando “bloqueo” en las negociaciones por parte del PSOE, que a su vez calificó la reforma legislativa de “golpe institucional”.
LOS DATOS DE AUDIENCIA ANTES Y DESPUÉS DE LAS REFORMAS
Una sencilla forma para comprobar la acogida de la reforma entre los espectadores consistiría en hacer un análisis de la evolución de los índices de audiencia antes y después de la reforma legislativa.
Gráfico: Elaboración propia (Fuente: formulatv.com)
Podemos ver que Los índices de audiencia de TVE no han dejado de decrecer en los últimos diez años, sin embargo, la velocidad de la caída no ha sido la misma. La pérdida de espectadores era un problema ya antes de la reforma legislativa. En los cinco años siguientes a la reforma, la caída fue de aproximadamente un punto porcentual cada año, más lenta de lo que había venido siendo. Entre 2009 y 2010, tras la eliminación de la publicidad, vemos que incluso se produce un aumento en la tasa de audiencia. Es a partir de 2011, cuando las reformas introducidas son modificadas por decreto ley, cuando la tasa parece caer en picado, perdiéndose cuatro puntos porcentuales entre 2012 y 2013.
En comparación con las dos principales cadenas privadas, Antena 3 y Telecinco, TVE se colocó por detrás de ellas en términos de audiencia en 2005, lo que fue uno de los motivos que llevaron a plantear la reforma. A partir de 2006 recortó distancias y tras la supresión de la publicidad volvió a aventajarlas. Esta ventaja la perdió poco después y actualmente está más lejos de los índices de las cadenas privadas de lo que estaba en 2005. Antena 3 y Telecinco, por su parte, también han ido perdiendo audiencia, debido la diversificación de la oferta televisiva con la introducción de la TDT, siendo las beneficiadas de esto Cuatro y La Sexta, y en menor medida, los pequeños canales temáticos. No obstante, este gráfico es bastante elocuente al mostrar la posición relativa de TVE respecto a sus dos principales competidores a lo largo de la última década.
Gráfico: Elaboración propia (Fuente: formulatv.es)
No podemos afirmar que la reforma legislativa de RTVE empeorase los índices de audiencia de la cadena. Podría plantearse que frenó el declive, aunque es difícil afirmarlo con rotundidad porque la cadena continúo perdiendo espectadores. La retirada de la publicidad, por su parte, atrajo a los telespectadores y mejoró la situación de los índices de audiencia. A partir del decreto ley del PP, sin embargo, la situación empeoró. Por tanto, en términos de audiencia, no es cierto que la reforma perjudicase a RTVE.
LAS CUENTAS DE RTVE ANTES Y DESPUÉS DE LAS REFORMAS
Los detractores de RTVE no sólo critican su uso como instrumento político al servicio del partido en la Moncloa, sino que ponen el dedo en el gasto público que genera, considerando que se trata de “un pozo sin fondo” que genera grandes pérdidas, aumentando su multimillonaria deuda, que previsiblemente (salvo que se generen en el futuro grandes superávits que puedan amortizar la misma) requerirá de un enorme gasto adicional por parte del Estado, lo cual sería ciertamente rechazable en una etapa de austeridad y recortes en gasto social. Argumentos que recuerdan mucho a los esgrimidos por el gobierno popular en la Generalitat Valenciana para el cierre de Canal Nou.
A continuación, se presentan, según los datos disponibles en la web de RTVE, los resultados económicos de cada ejercicio desde el año 2007 (los de 2014 no aparecen en la web oficial desglosados, pero no obstante son públicos y aparecen reflejados en prensa).
Gráfico: Elaboración propia (Fuente: rtve.es)
Como se puede ver en el gráfico, las cuentas anuales de RTVE presentan números rojos ininterrumpidamente desde 2008, pero lo que es más grave, desde 2012 las pérdidas superan los 100 millones de euros cada año. Ésto ha hecho que la deuda total del ente público ascienda a más de 800 millones de euros en total, más de la mitad de su capital social.
Este déficit crónico y agravado desde 2010 parece tener varias causas. No es que los gastos hayan aumentado, al contrario, el presupuesto de la radiotelevisión pública se ha reducido en torno a un tercio respecto a hace 10 años (si en 2005 y 2006 RTVE contaba con más de 1.500 millones de presupuesto anual, los últimos años se ha quedado alrededor de los 1.000 millones); se trata por tanto de una reducción en los ingresos.
En primer lugar, la más obvia es el recorte de la aportación directa del Estado en los PGE, la llamada “compensación de servicio público” que si antes de la crisis se situaba por encima de los 500 millones anuales, alcanzando su record en 2009 con 700 millones de euros, en 2012 sufrió un recorte de 200 millones respecto al año anterior, y un recorte de 50 millones adicionales en 2013, siendo la subvención estatal ese año de “tan sólo” 292 millones de euros.
En segundo lugar, como se ha dicho antes, en 2009 se modificó el sistema de financiación de RTVE, eliminándose los ingresos comerciales por publicidad (que suponían unos 700 millones anuales), lo que se trató de compensar por medio de ciertas tasas obligatorias sobre los operadores de telecomunicaciones, de la red radioeléctrica y de los ingresos publicitarios de las televisiones privadas. Sin embargo, dicho sistema parece no funcionar y los ingresos reales en concepto de tasas se quedan sistemáticamente por debajo de lo presupuestado.
Entonces, cualquiera con un mínimo conocimiento de contabilidad (vamos, de la de andar por casa) pensará que si los ingresos disminuyen habrá que reducir los gastos aún más. Ya se ha dicho al principio que el presupuesto de RTVE es ahora un tercio menor que hace una década, lo cual ha sido posible a base de una menor inversión en programación y compras, con una parrilla sin duda más austera (y para muchos de menor calidad). Pero la realidad es que la corporación no puede reducir mucho más sus gastos, entre otras cosas por su enorme coste “fijo” en personal, que supone más de 350 millones (entre un 30 y un 40%, según el ejercicio), superando al gasto de las plantillas de Atresmedia y Mediaset juntas. Pero es que además de pagar las nóminas de los trabajadores en activo RTVE también tiene que cubrir las indemnizaciones por prejubilación resultantes del ERE de 2007 (1.722 millones en total hasta 2022, unos 125 millones de euros anuales).
CONCLUSIONES
Tras este análisis, los datos otorgan un panorama complejo con resultados mixtos.
En términos de audiencia, la gestión de RTVE después de las reformas de Zapatero a su estructura generó muy buenos resultados que colocaron a La 1 como la cadena líder, en parte por lo que muchos ciudadanos consideraban un tratamiento más objetivo y plural de la información política.
En cuanto a los resultados financieros, parece que el nuevo sistema de financiación diseñado en la Ley 8/2009 ha sido incapaz de sanear las cuentas, generando un déficit estructural que parece difícil de solucionar. No obstante, hay que matizar que antes de su transformación jurídica en sociedad mercantil, RTVE ya arrastraba una enorme deuda, así como una larga tradición deficitaria. Además, también hay que señalar que si bien la pérdida de ingresos por publicidad es fruto de la reforma del gobierno de Zapatero, el drástico recorte de casi un 50% en las subvenciones directas por compensación de servicio público han sido fruto de la decisión política del gobierno de Rajoy.
Por tanto, podemos concluir que la afirmación de Alfonso Rojo es parcialmente cierta.
De nuevo, volvemos a comprobar que la realidad no es ni blanca ni negra, por lo que hay que tener cuidado con aquellos tertulianos que nos quieren vender la realidad de uno de los dos colores. Dentro de la amplia gama de grises, que cada uno decida, con los datos sobre la mesa, como de luminoso u oscuro es el legado de Zapatero respecto a RTVE.