ENTREVISTAS - Francisco Delgado: "El laicismo no es algo radical ni excluyente, sino una lucha
Elisa Castillo Nieto Patricia Fernández Cuadrado Antonio Vercher Arciniega Fotografías: Macarena Lucía de Luis
Francisco Delgado (Albacete, 1949) abre la puerta y nos invita a pasar. Sobre la mesa un periódico abierto, un libro y un dossier. “Este libro es un regalo para vosotros”, añade el actual presidente de la asociación Europa Laica, fundada hace ya catorce años. Un libro que, según Francisco, debería ser leído por algunas formaciones políticas, especialmente por Ciudadanos. “Este mensaje debería llegar a Albert Rivera, o a alguno de sus colaboradores, ya que es el único partido con el que no hemos tenido la oportunidad de hablar todavía”. Un mensaje al que Francisco ha dedicado gran parte de su vida, tanto como presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA), como miembro del Consejo Escolar del Estado -donde estuvo quince años- o como miembro del Consejo Escolar de Castilla-La Mancha. Sin embargo, hubo un tiempo en el que Felipe González le encargó organizar el PSOE en Albacete, y otro en el que fue diputado en las Cortes Constituyentes (1977) para después, en la legislatura de 1979, formar parte del Senado por el PSOE, partido que abandonaría finalmente en el año 1999. Ahora, al frente de Europa Laica, defiende el pluralismo ideológico como regla fundamental del Estado de Derecho, tanto en su faceta de escritor como en la de activista. Durante la entrevista, habla con naturalidad haciendo continuas referencias a la Historia de España: “Una historia marcada por una auténtica religión de Estado, impuesta desde arriba, desde el poder monárquico”.
PREGUNTA: En primer lugar, España ya es un Estado aconfesional, ¿por qué debería transformarse en un Estado laico?
RESPUESTA: La aconfesionalidad es un término bastante ambiguo que genera distintos criterios a la hora de enfocar las relaciones con la Iglesia o con las distintas iglesias. Además, España tiene un peso de siglos de catolicismo obligado. Ha habido épocas en las que a la gente se le ha sacado de contexto por no ser católica, incluso se le ha asesinado. En el siglo XX, hasta el año 75, todos los niños que nacían tenían que ser bautizados obligatoriamente para poder ir a la escuela. El catolicismo era, por tanto, una auténtica religión de Estado. Ante esta situación, y para evitar situaciones del pasado, hay que caminar hacia un Estado laico donde realmente quede clara la separación del Estado de las distintas confesiones religiosas, y se avance en el derecho a la libertad de conciencia.
P: Algo nada fácil.
R: Claro, al fin y al cabo, estamos ante una tradición impuesta desde el siglo VI por un rey visigodo, Recaredo, que abrazó la religión cristiana. Más tarde, el catolicismo se reflejó incluso en la Constitución liberal de 1812. De hecho, es curioso que en 1826 fue ajusticiado por la Inquisición, por pertinaz hereje, el maestro Cayetano Ripoll de Valencia, aunque era deísta (creyente), pero no profesaba la fe católica ¡Y no es hace tanto tiempo! Es una imposición desde arriba, desde el poder monárquico.
P: ¿Cree que la sociedad española está preparada para convertirse en un Estado laico teniendo en cuenta su tradición católica y pasado reciente, así como el hecho de que el 69% de los españoles (según el CIS) se definen como católicos? R: ¡Fíjate! El 69%… Hace dos décadas España contaba con casi el 100% de católicos. De todas formas, el CIS habla de gente de todas las edades. Hay gente que tiene más de 70 años y se considera católica por tradición, pero no porque vayan a misa o cumplan con los preceptos católicos. Si nos fijamos en una franja de edad que bascule entre los 30 o los 40 años, las cifras descienden por debajo del 50%. Esto significa que nos estamos acercando, en cuanto a secularización de la sociedad, a la media europea. En Europa, las personas que pertenecen a una organización religiosa son tan solo un tercio. España se está aproximando a ese terreno. Por eso, cuando preguntan a ese 69% si cumple con los preceptos católicos, no llegan ni al 20% los que dicen que van a misa habitualmente, que bautizan a sus hijos, etcétera. Otro dato interesante es que según la Conferencia Episcopal española, en 2012 se bautizaron sólo al 58% de los niños que nacieron. A pesar de ser una especie de rito de paso, de manera pagana o religiosa, ya hay un 40% de los niños que no se bautizan. Es un paso importante que debe ser el precedente de una auténtica separación entre Iglesia y Estado. El Estado debe ser laico y no mezclarse en ninguna religión concreta. El Estado debe ser neutral ante las convicciones.
“Si nos fijamos en una franja de edad entre los 30 o los 40 años, las cifras de católicos descienden por debajo del 50%. Nos estamos aproximando a la media europea en términos de secularización”
P: El catolicismo es la confesión mayoritaria en España y uno de los pilares de la cultura de este país ¿debería este hecho condicionar de algún modo la legislación en materia religiosa o debería ser obviado para tratar a todas las confesiones por igual? ¿no estaríamos -en ese caso- tratando igual lo que, a todas luces, es distinto? R: Es mayoritaria con respecto al resto de confesiones que también se incorporan a una corporación religiosa. Este tipo de organizaciones en el fondo son empresas que venden una forma de ser, un dogma, una forma de creer en Dios, o de actuar. En España las personas creyentes que participan de los dogmas y en general, de la religión, son en su mayoría católicas. El resto de religiones como las Evangélicas, Islámicas, y las otras mil religiones que hay registradas en el Ministerio de Justicia no llegan al 5% en ningún caso. Por tanto, la gente que se siente vinculada a una asociación de creyentes -a una empresa, a una corporación de creyentes- son de ámbito católico. Sin embargo, si hablamos de cultura o de tradición, también debemos tener en cuenta que España estuvo dominada durante más de ocho siglos por la tradición musulmana que dejó huella en nuestra cultura, en nuestra lengua… Por tanto, no tenemos una tradición cristiana tal cual. En todo caso, podemos decir que tenemos una tradición abrahámica.
P: El PSOE parece haber reabierto el debate con su propuesta pre-electoral de “promover una escuela pública laica donde no quepan en el currículum ni en el horario escolar las enseñanzas confesionales”. Para ello, el partido socialista, al igual que Podemos, propone anular el Concordato con el Vaticano. Albert Rivera, aunque a favor de una educación pública laica, ha tildado de ‘cansino’ el debate religión “sí-no” y lo ha calificado como una vuelta a una antigua discusión de “rojos” y “azules”. ¿Podríamos decir que estamos ante un debate estancado y meramente político, o debe reabrirse el debate sobre la cuestión?
R: En una reunión con Rubalcaba, cuando él era Ministro y yo presidente de la Confederación de Padres (CEAPA), le dije que los poderes públicos quizá no sacarían nunca la religión de las escuelas, sino que serían las propias familias y los propios alumnos los que lo harían. ¿Cómo? No yendo a clase de religión. De hecho, los pronósticos se están cumpliendo. Hay Comunidades Autónomas, como Cataluña o el País Vasco, donde no van a clase de religión ni siquiera el 25% de los alumnos en las escuelas públicas. Por ejemplo, en País Vasco, en el 80% de los institutos de enseñanza secundaria y bachillerato públicos ningún alumno ha pedido religión. Sólo en un 20% han conseguido hacer grupos de religión. Poco a poco la sociedad va demandando menos esa asignatura.
Este mensaje debería llegar a Albert Rivera, o a alguno de sus colaboradores, ya que es el único partido con el que no hemos tenido la oportunidad de hablar todavía. Así entenderían por qué es necesario sacar la religión de las escuelas, y por qué no se deben financiar centros de ideario propio ya sean católicos o de otra naturaleza ideológica (humanismo ateo, librepensamiento, musulmán...). Se podría hablar del hecho religioso y de otras convicciones no religiosas. Pero no enseñar el catecismo: lo que es la Virgen María o el Espíritu Santo, el pecado, etc., no debe entrar dentro de la escuela.
P: Entonces, ¿usted no cree que sea un debate político aprovechando el contexto pre-electoral? ¿Cree que también es una demanda efectiva de la opinión pública?
R: Totalmente. Europa Laica surge en 2001 precisamente porque la secularización de la sociedad no se correspondía con la escasa secularización de la política, que aún hoy sigue anclada en rasgos confesionales. Por ejemplo, a toda catástrofe le sucede un Funeral de Estado católico, y aún hoy los Ministros siguen jurando la Constitución ante un crucifijo. El PSOE ha entendido, como ha entendido también Podemos, Izquierda Unida o el Partido Popular -no tanto Ciudadanos, con el que, recalco, no hemos podido reunirnos- que hay cosas que evidentemente hay que cambiar.
P: Ciudadanos propone crear “una asignatura específica sobre la Historia de las Religiones que atienda, desde el laicismo, los distintos aspectos históricos y culturales de la religión, especialmente aquellos que más influyen en nuestra cultura”, mientras que otras fuerzas políticas como IU pretenden que la Religión “se quede fuera de la escuela en todos los sentidos”. ¿Cómo ve estas alternativas? ¿Hasta qué punto hay una distinción entre la enseñanza religiosa y la enseñanza de lo religioso?
R: Bueno, la Historia de las Religiones es un poco milonga [se ríe]. Pone encima de la mesa -en un horario tan reducido como tienen- ¡cientos de religiones! Cuando, simplemente, estudiar las religiones abrahámicas les llevaría veinte cursos. Es mejor que no se hable de la Historia de las Religiones en la escuela porque a lo mejor los chavales se asustan y no vuelven. En el fondo, la Historia de la Religión está plagada de sufrimiento, por tanto vamos a ser un poco rigurosos y no mediocres en política. Otra cosa es hablar del hecho religioso en sí, de las convicciones. Por ejemplo, es curioso que de librepensamiento no se hable en la escuela. El librepensamiento, la masonería y otras convicciones no religiosas, han significado durante los siglos XVIII y XIX un paso importante en la construcción de los derechos de las personas, del derecho a voto de las mujeres, de la independencia de los Estados americanos. De hecho cuando el alumnado oye hablar de la masonería piensa que es algo ‘oculto’. Sin embargo, los masones cambiaron el curso de la Historia con la Revolución Francesa, la Segunda República española o las independencias de los Estados americanos. La escuela debe conocer todo eso y también lo que significan las corporaciones religiosas.
“Europa Laica surge en 2001 precisamente porque la secularización de la sociedad no se correspondía con la escasa secularización de la política, que sigue anclada en rasgos confesionales”
P: Entonces, ¿usted propone incluir ese contenido en otras asignaturas?
R: Bueno, tenemos asignaturas como Filosofía -¡que ahora la quieren reducir o quitar!- o Historia. Hay una serie de ámbitos donde todo eso se puede enseñar sin necesidad de crear una asignatura específica que no existe en ninguna parte del mundo. Lo que existen son asignaturas de valores cívicos, constitucionales y de convivencia. Eso sí que está en la escuela para todos los alumnos y todos los cursos. Es ahí donde se puede introducir una parte en la que se hable también del hecho religioso. Pero, ¿una asignatura de Historia de las Religiones? Me parece una milonga.
P: Pero, si tuviéramos que incluir estos contenidos en una sóla asignatura ¿cómo la llamaríamos?
R: La podemos denominar como en muchos países de Europa: Educación en valores cívicos y ciudadanos. Pero lo primero es no reducir las horas de Filosofía e Historia. Dentro de estas asignaturas ya se analizan muchas de estas cuestiones. Si finalmente se incluyera una asignatura específica, se debería dar a partir de segundo o tercero de primaria. ¡Antes no es conveniente! Que en España la religión se dé desde los tres años es una cosa de locos. Un niño no entiende absolutamente nada. Lo que hizo el PSOE en la LOE anterior, que puso Educación para la Ciudadanía sólo en dos cursos, no tenía mucho sentido. Es necesario que haya una continuidad. El PSOE lo hizo simplemente para contentar a sus propios votantes y militantes que querían sacar la religión de la escuela.
P: No obstante, ¿un laicismo exacerbado no podría generar en última instancia ‘una incultura de lo religioso’ hasta el punto de que los alumnos no comprendan la desintegración de Yugoslavia o el 11 de Septiembre?
R: Bueno, en el caso de Yugoslavia no solamente fue una cuestión religiosa sino también histórica. El problema es que las religiones mayoritarias siempre se han mezclado con este tipo de cuestiones acercándose a los problemas de identidad que la gente tenía. Es verdad que el norte de la antigua Yugoslavia era mayoritariamente católico, el sur era cristiano ortodoxo y el centro otomano. Sin embargo, el problema de la antigua Yugoslavia, más que un problema religioso, fue un problema de fronteras, como el que reclaman una parte de catalanes con España. En este sentido, a ciertas edades hay que tener mucho cuidado con lo que la escuela pone encima de la mesa. Hay que ser muy cautos hasta los ocho o nueve años, que es cuando mejor pueden razonar y entender ciertas cosas. No obstante, todas esas cuestiones están dentro de asignaturas que ya son comunes (Ciencias Sociales, Historia, Geografía o Filosofía...) y quedan dentro del currículum sin necesidad de asignaturas específicas que traten la cuestión religiosa.
P: En un escenario en el que el fundamentalismo religioso se ha convertido en un riesgo a través del terrorismo internacional, ¿hasta qué punto eliminar el contenido religioso de las escuelas puede suponer que los jóvenes accedan a información sesgada de grupos fundamentalistas, sin un acercamiento previo al hecho religioso? ¿Qué respuestas puede dar un Estado laico a este problema?
R: Quiero aclarar que el fundamentalismo más peligroso que hay ahora es el del capitalismo depredador. Es un fundamentalismo oculto que está llevando a familias a la más absoluta pobreza, agrandando las diferencias económicas y sociales entre los seres humanos. Como consecuencia surgen integrismos, fundamentalismos, independentismos, donde las religiones son un caldo de cultivo magnífico. Por tanto, si hubiera un nivel de vida bueno en estos países del oeste de Asia y de África posiblemente el fundamentalismo no crecería como está creciendo. Dicho esto, sí que es cierto que, a consecuencia de ello, los integrismos están surgiendo muy duramente y que además, la ciudadanía está volcando su voto hacia la derecha más conservadora. La gente se está cobijando en un modelo de política muy de derechas, conservador, muy integrista. Sin embargo, los niños están en la escuela un porcentaje de tiempo muy pequeño. No digo que la escuela no sirva para nada, pero no es vital hoy, en el siglo XXI.
P: ¿No es vital? Puede que muchos padres no compartan esta visión...
Yo les explicaba a los padres que sus hijos e hijas en la escuela están solo el 9% de su tiempo. En realidad, los niños beben de las redes sociales, de internet, de la televisión, de las relaciones con sus iguales o de la familia. La escuela ayuda, pero no es fundamental para conocer lo que pasa en el mundo y en la sociedad. Los niños pasan el tiempo en otros sitios donde realmente son influenciados. Lo que debemos preguntarnos es ¿qué mensajes reciben desde el ámbito de la familia?, ¿qué mensajes hay desde de las redes sociales? o ¿qué mensajes da la televisión? Mensajes patriarcales. De ahí es realmente de donde los niños aprenden. Por tanto, no es tan importante la escuela. En la escuela se aprende lo que la familia no puede enseñar. Por ejemplo, hay un movimiento pequeño en el mundo -que se está extendido en algunos países de mayoría rurales donde hay leyes que permiten que los niños no vayan a la escuela- que promueve la enseñanza dentro de la familia formando colonias, donde los padres contratan profesores para evitar que los niños vayan a una institución que mete a los niños en el sistema. También es una forma de evitar instituciones que comen el coco a los niños con determinada forma de ser, de pensar y de actuar.
“El fundamentalismo más peligroso que hay ahora es el del capitalismo depredador. [...] Como consecuencia surgen integrismos, independentismos, donde las religiones son un caldo de cultivo magnífico”
P: Pero justamente hablando de las redes sociales es evidente que son el sitio perfecto para captar jóvenes por ejemplo, para el autodenominado Estado Islámico ¿no se debería intentar enseñar ciertos valores religiosos si por otro lado está el problema de que en las redes sociales no se controla la información?
R: Hay que tener en cuenta que la escuela se adapta a los nuevos tiempos muy lentamente. Los actuales maestros que están en la escuela de 50 o 60 años no saben educar en redes sociales. La escuela no es el lugar ideal donde se eduque a los niños en las nuevas tecnologías. Eso tiene que ser el ámbito de la familia y de la sociedad en general. Evidentemente la escuela puede ayudar muchísimo. Las redes sociales, que tienen esos enormes beneficios tan importantes de comunicación, también tienen otros riesgos. Es cierto que, a través de las redes sociales, llegan mensajes integristas o fundamentalistas, pero también llegan mensajes de solidaridad y de convivencia. Hay que saber ver también lo positivo.
P: Cambiando ahora un poco de tema. Una de las 30 medidas que propone Europa Laica es la supresión de las subvenciones a los centros educativos con ideario propio, ya sea de carácter religioso o de otra naturaleza ideológica particular, ni a aquellos que segregan por razón de sexo. En esta línea, se calcula que 2 millones de alumnos y más de 130.000 profesores dependen de la educación concertada. ¿Están los centros públicos preparados para absorber a 2 millones de alumnos? ¿Hay infraestructuras suficientes? ¿A qué retos se enfrenta el Estado?
R: Durante el gobierno socialdemócrata de Felipe González se decidió avanzar en el régimen de concierto de centros privados principalmente porque la Iglesia católica lo había impuesto cuando se elaboró la Constitución y cuando se aprobaron los Acuerdos con la Santa Sede. En 1985 se inició un proceso mediante el cual España podría haber construido tantos centros de titularidad pública como demanda hubiera habido, pero no se hizo, se dejó en manos de la iniciativa privada, que era mayoritariamente católica.
Hoy el panorama que tenemos en la enseñanza concertada es que un 80% aproximadamente son de ideario católico, mientras que el 20% restante son laicos. Sería imposible, hoy en día, tener un colegio para todos, pero desde Europa Laica, que somos de tradición republicana francesa, lanzamos el mensaje pedagógico de la escuela única. Ello no impide que haya enseñanza privada financiada por aquellos que quieran llevar allí a sus hijos, pero no financiada por el Estado.
Cambiar esto en un periodo concreto de tiempo no es difícil, otra cosa es que la enseñanza en España presente 17 esquemas educativos diferentes, siendo un problema complejo al cual algún día habrá que dar solución. A pesar de ello, el Estado tiene instrumentos para avanzar en la constitución de centros de titularidad pública. En un periodo de 5 a 10 años, se podrían absorber los centros de titularidad privada y que pasarán a la red pública, incluyendo también los profesores, previo examen. Esto se hizo, por ejemplo, en los años 90 en el País Vasco con las Ikastolas, que eran entidades de titularidad privada de las cuales había un gran número. El gobierno vasco les dio la posibilidad de mantenerse privadas o pasar a la red pública, y el 80% pasaron a la red pública.
El modelo de escuela de ideario único republicano es el que está en los países que tienen mejor nivel según organismos internacionales, siendo el caso de países como Finlandia, Indonesia, Francia, donde los centros de titularidad pública son la red más importante.
En España hay una sentencia del Tribunal Constitucional de 1985 que dijo que el Estado español, basándose en la Constitución, no estaba obligado a financiar la enseñanza privada. Por tanto, el gobierno de Felipe González tuvo armas para no seguir financiando los centros con ideario propio. Es cierto que ahora mismo no hay una mayoría política que pretenda avanzar hacia la inclusión de los centros concertados en la red pública. Concurren muchos intereses de todo tipo, incluso partidos como Podemos o el PSOE, dejan a un lado el tema de los centros concertados.
P: ¿Usted cree que es cierto eso que se dice de que la Iglesia está más tranquila cuando gobierna la izquierda? ¿Cree que ha favorecido en ciertos aspectos a la Iglesia?
R: El gobierno socialista subió la financiación de la Iglesia en el periodo de 2005 a 2007 para que pudieran financiar el proselitismo religioso, pagar catequistas, cubrir los sueldos de los curas y su seguridad social. No obstante, curiosamente, las monjas, excepto aquellas que trabajan en ámbitos como la enseñanza, quedan excluidas del derecho a percibir la seguridad social, mientras que los curas sí pueden disfrutar de ella. Esto es una absoluta barbaridad.
Creo personalmente que el problema del PSOE ha sido el fuerte lobby católico que hay dentro del partido, encabezado por gente como Pepe Bono entre otros. Ese lobby siempre ha triunfado dentro a pesar de que las bases son bastante laicistas.
Puede ser que la Iglesia esté más a gusto cuando gobierna una socialdemocracia. A día de hoy, por ejemplo, los obispos están muy cabreados con el PP porque con la LOMCE, al ampliar las horas de Matemáticas, Lengua e Idiomas, se han reducido las horas de Filosofía, Arte o Religión, de tal manera que ahora mismo en los centros de Educación Primaria y Secundaria sólo se da una sesión a la semana de Religión, frente a las dos que había antes. Posiblemente la clave sea que el PP se atreve a ciertas cosas porque tiene a los católicos del Opus Dei dentro, mientras que el PSOE tiene miedo a que la Iglesia salga a la calle.
El laicismo no es algo radical ni excluyente, sino que tiene que entenderse como una lucha permanente hacia una neutralidad de Estado, hacia la democracia en positivo, la convivencia entre las personas independientemente de sus creencias y la posibilidad de que las religiones tengan su espacio público. Esa afirmación de que el laicismo va a quitar las procesiones no es cierta, otra cosa es que creamos que las religiones se tienen que autofinanciar y si la Iglesia quiere salir a la calle con sus imágenes, los católicos tendrán que financiarlo.
"El gobierno socialista subió la financiación de la Iglesia en el periodo de 2005 a 2007. […] Creo que el problema del PSOE ha sido el fuerte lobby católico que hay dentro del partido”
P: Otra de las propuestas de Europa Laica es la denuncia y anulación del Concordato de 1953 y de los Acuerdos concordatarios del Estado español con la Santa Sede de 1976 y 1979. Estos acuerdos proporcionan a la Iglesia apoyo económico que, entre otros, es invertido en la conocida ‘labor social de la Iglesia’. En este sentido, ¿han sido eficaces? ¿Es posible una España sin Cáritas?
R: Durante siglos, la Iglesia católica ha sido la religión de Estado, ha construido sus iglesias en espacios públicos y con dinero público, que todos, creyentes o no, aportaban para financiar su enorme patrimonio. Hoy la Iglesia posiblemente sea el mayor propietario rústico y urbano de este país. Eso hace que hayan controlado durante mucho tiempo las cuestiones sociales, como la enseñanza. En ese contexto, por ejemplo, surgió la Institución Libre de Enseñanza (ILE), teniendo que hacerlo de forma privada para poder combatir el modelo de enseñanza católica que copaba la educación del Estado. Muchas cosas de las que hace la Iglesia son consecuencia de ese poder que ha acaparado durante siglos en España, como la obra social, los hospitales o las escuelas, entre otras muchas. La Iglesia es una gran empresa en España, que además alquila, vende y hace negocio con sus bienes.
Cáritas es una entidad controlada por la Iglesia católica que hace una labor social muy importante pero que no financia la Iglesia católica. Cáritas perfectamente podría ser un instrumento de los ayuntamientos para ayudar a las personas que más lo necesitan, sin embargo, se le cede a una entidad privada religiosa, tal y como se hace en países como Túnez, Egipto, Marruecos, o Grecia. En efecto, Cáritas se financia con un 6% que le dan los obispados, un 50%-60% que el Estado aporta vía múltiples conceptos (IRPF y otros) y un 30%-40% de donaciones privadas. Por tanto, el Estado perfectamente podría asumir la labor social que hace Cáritas vía los ayuntamientos, porque al final Cáritas hace de intermediaria del Estado en una labor social.
Cruz Roja, por ejemplo, también cumple con esa labor social, y es laica. Ahora, gracias a las nuevas tecnologías, nos damos cuenta de que hay mucha gente ayudando a los demás y de que la inmensa mayoría de esas personas que ayudan de verdad, es gente laica. Muy pocas organizaciones religiosas están en los frentes de lucha. Antes pensábamos que quienes ayudaban en África era los misioneros. Ahora hay muchísimas organizaciones laicas, como Médicos sin Fronteras, entre otras muchas, que están haciendo un enorme trabajo ahí también.
P: La Ley de Mecenazgo exime del pago de IBI, de manera general, a las entidades sin fines lucrativos. Desde Europa Laica habéis denunciado en numerosas ocasiones que gran parte de las viviendas, aparcamientos y locales de la Iglesia están en régimen de alquiler y le reportan cientos de miles de euros cada año. ¿Según la legislación actual, debería la Iglesia estar pagando el IBI de dichos inmuebles dedicados al arrendamiento?
R: Nosotros desde Europa Laica no hablamos del IBI de la Iglesia, sino que hablamos del IBI en general. En este país hay muchas asociaciones que se ‘escaquean’ del pago de este impuesto, véase La Caixa, por ejemplo, cuyas oficinas son consideradas como fundación, por lo que no paga el IBI a pesar de que esta entidad hace negocio. El principal problema del IBI en España es que sólo lo pagan los particulares y algunas pequeñas empresas. El resto trata de camuflarlo como fundaciones, lo que supone grandes pérdidas para los ayuntamientos.
Lo que ocurre con la Iglesia es que, al ser la mayor propietaria de espacio urbano y rústico, podría significar el 30-40% de la parte del IBI que dejan de cobrar los ayuntamientos. Es por ello que nosotros pedimos y exigimos que todos en España paguen el IBI. Ninguna fundación debería estar exenta del pago de impuestos.
Pero es que además, la Iglesia católica tiene una ventaja y es que está amparada tanto por los Acuerdos con la Santa Sede como por la Ley del Mecenazgo. Nuestra batalla se centra, en primer lugar, en que se haga un listado de todo aquel que no paga el IBI en cada ayuntamiento y, a partir de ahí, que se inste a los ayuntamientos a cobrar el IBI a todo el mundo. No obstante, para ello es necesario reformar la Ley de Mecenazgo, pero absolutamente nadie quiere. Por otro lado, los Acuerdos con la Santa Sede establecen que no deben pagar el IBI aquellas instalaciones destinadas al culto. Por esta vía, la Iglesia se exime de pagar el IBI de instalaciones no destinadas al culto, como los aparcamientos o locales que tiene arrendados, lo cual es completamente ilegal.
P: ¿Existe un listado exhaustivo de los bienes que posee la Iglesia y las finalidades a las que los destina?
R: La transparencia de la Iglesia es necesaria en la medida en que el Estado la financia, y cualquier entidad, ya sea religiosa o no, que esté financiada por el Estado, debería ser extremadamente transparente. Así lo requieren o lo deberían requerir los ciudadanos. La Iglesia católica, como gran empresa que está por encima de cualquier partido político, sindicato, o federación deportiva, debe ser fiscalizada desde el ámbito local y desde el ámbito estatal.
"Hoy en día, la Iglesia posiblemente sea el mayor propietario rústico y urbano de este país. […] Es una gran empresa en España, que además alquila, vende y hace negocio con sus bienes”
P: Hace apenas unos meses, el Congreso aprobó una ley que pone fin a las inmatriculaciones de la Iglesia. En efecto, desde que en la época franquista se promulgó la Ley Hipotecaria de 1946, la Iglesia ha tenido la capacidad de poner a su nombre edificios, locales, tierras y templos sin necesidad de demostrar títulos de propiedad de los mismos, actuando literalmente como fedatario público. Estas potestades se ampliaron incluso con la Ley de 1998 de Aznar, dándoles potestad incluso para inmatricular templos de culto. A priori, podría parecer que esta medida fomenta la eliminación de los privilegios de la Iglesia. ¿Podría explicarnos las razones por las que el PSOE y la Izquierda Plural votaron en contra?
R: En primer lugar, el PSOE callado hubiera estado mejor, porque tuvo tiempo suficiente de hacer ese gesto y finalmente lo ha hecho el PP. Nosotros estuvimos reunidos con el PP hace ya 4 o 5 años y comentamos el tema de las inmatriculaciones y se puede decir que tomaron nota, ya que ha sido el PP quien ha sacado adelante esta Ley.
Dado este paso, el PSOE y la Izquierda Plural votaron en contra porque, una ley transitoria propuesta por nosotros, habría tenido que ser necesariamente complementada por una adicional, que dijera que puesto que dicha ley reconoce que la Iglesia católica no es una entidad pública, ni los obispos funcionarios, todo lo que hasta el momento se hubiese llevado a cabo, debía pasar a los registros anteriores a las inmatriculaciones. El PSOE quiere que se haga desde el 1998 y nosotros queremos que sea desde 1946. Proponemos que se realice un listado, ayuntamiento por ayuntamiento, revisando los catastros para conocer las tierras inmatriculadas por la Iglesia desde 1946 y quiénes eran sus poseedores para que dejen de ser propiedades de la Iglesia y que la Iglesia se quede con aquellas posesiones que, mediante escrituras y demás, pueda demostrar que son suyas. En efecto, muchos juristas, tanto en España como en Bruselas, sostienen que tener inmatriculada una propiedad en el Registro sin escritura de compraventa no significa nada.
P: Varios colectivos, incluida Europa Laica, han denunciado la “usurpación” que han supuesto dichas apropiaciones y reclaman, por ello, la recuperación de dichos bienes al patrimonio del Estado como bienes públicos (como por ejemplo la Mezquita de Córdoba). ¿Cabría realmente declarar nulos dichos actos pese a estar amparados por la Ley de 1946 y la de 1998?
R: Estamos en un país democrático formal donde el poder legislativo tiene capacidad de modificar las leyes siempre y cuando no se produzca un desprestigio de los Derechos Humanos. Por tanto, el poder legislativo sí que podría declarar nulos dichos actos. Esto se debe a que en la Ley de Gallardón (aunque no fue él quien la puso en vigor), se deja de dar una potestad legal a una institución y a un grupo de personas en contra de la Constitución. Esto no significa que, como en el s. XIX con las desamortizaciones de Mendizábal, se les vaya a quitar todas las posesiones, simplemente creo que se debe analizar si hubo propietarios anteriores.
P: Otro de los pilares que defiende Europa Laica para avanzar hacia el laicismo es la separación total entre actos públicos civiles y actos religiosos. No obstante, hay personas que podrían argumentar que determinados actos religiosos representan tradiciones culturales y populares que trascienden al propio sentido religioso y que, por tanto, deben protegerse por parte del Estado. ¿Qué opinión le merece? ¿Hasta qué punto cree que se puede diferenciar una celebración popular de un acto religioso?
R: A veces las fronteras son complicadas, por ejemplo, una procesión de Semana Santa, un belén, una romería, etc. Son actos populares de rasgos religiosos que pueden convivir perfectamente en un Estado laico. El problema surge cuando se mezclan con actos institucionales. Por ejemplo, cuando un alcalde o un ministro promete su cargo delante de un crucifijo o asiste a actos religiosos en representación de la ciudadanía.
Cualquier alcalde puede ir a una romería o a una procesión, pero nunca debería ir como representativo del conjunto de los ciudadanos, ya que muchos pueden ser de otras religiones o no tener ninguna. Poco a poco, pequeños rasgos van teniendo sentido para delimitar los campos de lo que es lo público y de todos, de lo que es privado, y ahí precisamente es donde hace falta una Ley orgánica de libertad de conciencia, que clarifique la situación.
Por ejemplo, los cementerios, salvo alguno privado, han de ser todos absolutamente civiles, de tal manera que quien quiera ser enterrado por algún rito o por ninguno lo pueda hacer. Pero en su conjunto, éstos han de ser civiles y los signos externos solamente deben estar en la tumba para quien quiera. No por eso se deben derribar los signos religiosos ya existentes, no se trata de eso ya que muchos tienen un importante valor cultural. De lo que se trata es de ir avanzando poco a poco hacia la neutralidad del Estado en esta materia.
Los ayuntamientos, en estos temas de laicidad, son tremendamente importantes, incluso más que el propio Estado central.
“La Iglesia se exime de pagar el IBI de instalaciones no destinadas al culto, como los aparcamientos o locales que tiene arrendados, lo cual es completamente ilegal”
P: Pero en relación con las procesiones o romerías, por ejemplo, ¿no debería el Estado proteger esa diversidad cultural?
R: Sí, por supuesto. Pero también hay otros muchos ámbitos culturales que no se financian casi, como por ejemplo el teatro. Hay un desnivel muy grande en este aspecto.
Cuando se inició el periodo democrático en 1979, los primeros alcaldes, desde Tierno Galván en Madrid, hasta otros muchos, empezaron a cambiar y a naturalizar la relación con la religión. Hubo todo un proceso importante hasta que, en 1995, el PP ganó las elecciones con una tremenda mayoría. A partir de ese momento subió mucho el estándar religioso a nivel local, cosa que había descendido mucho hasta el año 95.
Así, hoy se producen hechos tan curiosos, como nombrar “Alcaldesa perpetua” a una Virgen, o darle la Medalla de Oro al Mérito Policial, cuando esa medalla se concede a personas físicas que, en acto de servicio, hayan hecho algo que lo merezca, no a un ente abstracto como la Virgen. Es un sin sentido, no cabe en ninguna cabeza. Bastante con que santos y vírgenes sean ya patrones de pueblos o ciudades, algo que se hace desde el s.XVII, cuando el papa lanzó una encíclica para contener el avance de los protestantes. Pero de ahí a nombrar alcaldesa a una virgen, es un exceso.
La Iglesia católica ha perdido una gran influencia espiritual, aunque sigue manteniendo una importante influencia económica. La elección del Papa Francisco se debe a que la Iglesia católica está perdiendo mucha influencia, también en América Latina con casos como los pentecostales en Brasil y otras religiones a la carta. Se trata de un paréntesis en la historia y el Papa pasará sin pena ni gloria, habrá pocos cambios importantes, eso sí, gestos habrá muchos. La Iglesia se irá adaptando poco a poco a los cambios en la sociedad. Se ha adaptado al divorcio, se están adaptando al matrimonio homosexual y llegará un momento en el que se adapten al aborto. Poco a poco van cambiando.
“Hoy se producen hechos tan curiosos, como nombrar “Alcaldesa perpetua” a una Virgen, o darle la Medalla de Oro al Mérito Policial. […] Es un sin sentido, no cabe en ninguna cabeza”
P: En países como Estados Unidos se habla de Dios tranquilamente y es un país en el que hay una gran diversidad religiosa.
R: Estados Unidos es un país en el que aparece la palabra Dios en la moneda y cada candidato al gobierno debe tener su religión. Esto se debe a que es un país muy joven y plural y nunca se ha impuesto ninguna religión. Hay una cosa muy curiosa, por ejemplo en la Primera Enmienda, se impide que haya religión en los centros de enseñanza ya que EEUU es un país aconfesional. Está prohibido taxativamente hablar de religiones en el sistema educativo por la sencilla razón de que hay tantas que no se puede hablar de todas a la vez, la pluralidad religiosa y de otras convicciones es enorme. Aunque EEUU tenga fama de ser un país muy religioso, se suceden estos aspectos ya comentados. Algo parecido pasa en el País Vasco ya que, a pesar de que aparenta una gran religiosidad, es el territorio en la que menos alumnado asiste a Religión en la escuela.