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ENTREVISTAS - Papá Noël: "Si me dieran una moneda por cada vez que un americano me pide un arma

Emilio Marfull Jiménez Belén Carrasco Rodríguez


Son las 14:05 de un más que célebre 20-D y me encuentro solo sentado en el acogedor salón de Sinterklaas, el alegre personaje navideño holandés que cada año reparte ilusión y alegría a todo el mundo. Ante mí se encuentra nada más y nada menos que San Nicolás, el auténtico Papá Noël. Antes de empezar la entrevista y dada la naturaleza de nuestro anfitrión, éste nos pide que por favor no difundamos (bajo la férrea promesa de que este año recibiré MÁS carbón) la ubicación de su domicilio y lugar de trabajo. Un elfo con cara de pocos amigos me “invita” a apagar la localización de mi teléfono móvil. Pese a ser unos días de inmenso ajetreo para Santa Claus, su hogar se encuentra ordenado y limpio, como si el caos que se avecina en pocas horas no afectara a su vida cotidiana. El sonido del agua que hierve en una olla lejana, el chisporroteo del fuego y el olor a jengibre impregnan el ambiente. Transportado a un mundo onírico me pregunto si el apacible hombre, de talla y edad inmencionables, frente al que me encuentro será real o imaginado. Realmente considero esta posibilidad dada la naturaleza de la misión que tendrá en unos días. Y es que recorrer este conflictivo mundo en una noche para repartir regalos es una tarea titánica para un sólo hombre. Pero él tampoco es un hombre cualquiera... Y tampoco está sólo.


PREGUNTA: Encontrarle ha sido una tarea casi imposible. ¿Cómo consigue mantener en secreto su vida dada su evidente notoriedad?


RESPUESTA: Mis recursos son bastante más sofisticados de lo que parece. Esta canosa barba de cándido bonachón es lucrativamente engañosa (dice acariciándosela con orgullo). Llevo siglos entrando y saliendo de las casas sin que suene una sola alarma o se despierte algún chiuahua encabronado. Conozco los detalles de la vida de cada ciudadano, me atrevo a decir, mejor que la NSA… Tener un trineo mágico es muy útil para desplazarse, sí, pero siempre es difícil dar esquinazo a admiradores y paparazzis. Así que tengo otros recursos; hoy en día, tal y como están las cosas, incluso Santa Claus debe tener amigos hasta en el infierno.



P: Volveremos al tema del trineo más adelante. Respecto a lo secreto de su identidad, ¿qué papel juegan sus imitadores a lo largo del globo?


R: Me alegro de que me lo preguntes, pues gran parte del éxito que tienen mis empeños para pasar desapercibido durante el resto del año depende de ellos. Aunque, ya sabes lo que dicen… “aunque la mona se vista de seda…” (me guiña un ojo mientras me propina un codazo, esperando que me ría de su pobre intento de broma, cosa que no sucede). Ahora en serio, hacen un gran trabajo y el hecho de que nadie sepa con exactitud cómo es mi rostro, cuán larga es mi barba o qué sonido tiene mi voz es gran parte de ello. Todo esto me ayuda a mantener mi identidad a salvo. Esta seguridad es la que me permite volver año tras año aunque muchos os hayáis portado mal.


P: ¿Lo dices por mí?

R: Volveremos a esa cuestión más adelante.


P: Imagino que los de Correos no lo tendrán precisamente fácil para localizar al destinatario de todo eso (señalo el montón de correspondencia apilada cerca de la puerta).


R: (Se ríe por primera vez con una de sus sonoras carcajadas) Eso sólo son facturas. No todos los famosos defraudamos, ¿sabes? Y eso que últimamente me siento tentado. ¡No hacen más que subirlas! Bromas aparte, tienen mucho mérito. Llegar hasta aquí no es precisamente fácil.


P: ¿Es cierto que Mariano Rajoy se puso en contacto para que le asesorara sobre su imagen en campaña? ¿Tiene algo que ver con su barba?

R: Es una mentira rotunda, nuestras barbas no son comparables... ¡ya le gustaría a Mariano! No he hablado con él y sé de buena tinta que este año no me ha escrito. Quizás tenga miedo de recibir carbón. Pero puedo asegurarte que no me ha pedido consejos de imagen ni de ningún tipo. Es un disparate. ¿Crees que yo le recomendaría a alguien correr por las mañanas?¿Y de esa manera? (vuelve a reír a carcajadas).



P: No quiero agobiarte con el tema de las elecciones pero, si pudieras dar algún consejo a los candidatos, ¿cuál sería?


R: No sé demasiado de política. No es un tema de mucho interés para una persona con mis preocupaciones. Pero sí llevo desempeñando mi trabajo de manera ininterrumpida desde hace muchos años. Muchísimos más de los que dice mi barba, y muchísimos más de los que estaría dispuesto a admitir. Sí les daría un consejo sobre cómo desempeñar su trabajo: hagan lo que prometan. Y también les daré un consejo a los votantes, no sólo para las elecciones, sino para su día a día. Valoren la competencia; cada año vuelvo con la tranquilidad de haber cumplido mis promesas. De momento nadie se ha quedado esperándome para saldar cuentas pendientes. Algunos miles de niños curiosos, pero suelen caer fritos antes de las tres. Pero aquí sigo año tras año.


"No soporto que la gente que ha perdido la ilusión sea la que se la robe a los que más sufren”


P: Me gustaría preguntarte por Siria. Esta no es precisamente una feliz Navidad para ellos. ¿Qué tiene en mente para aliviar el sufrimiento de un pueblo tan afligido?¿Algún detalle con los miles de refugiados?


R: No pasa un día sin que el pueblo sirio esté en mi mente. El mundo se ve pequeño desde el trineo a la altura a la que acostumbro a volar. Y desde arriba veo cómo muchos pueblos de este mundo reciben “carbón” a diario. Sé que poco le importa a la gente que sufre una posesión material más o menos. Ya lo han perdido todo. Efectivamente es difícil darle ilusión mediante regalos a los desesperados. Mi trabajo poco puede ayudarles. Por ello me encargo cada año de dar su merecido a los verdaderos responsables del problema. Me divierte contemplar sus rostros despavoridos al descubrir que alguien ha burlado sus “potentes” sistemas de seguridad privada y les ha ensuciado sus innecesariamente pulcros salones con toneladas y toneladas de carbón. Ho, ho, ho. Nadie desea pasarse la mañana de Navidad limpiando, pero se lo tienen merecido. No soporto que la gente que ha perdido la ilusión sea la que se la robe a los que más sufren. Pero mucho me temo que no captan la indirecta.


P: Parece que este año los del Estado Islámico se han portado bastante mal. ¿Recibirán más carbón que el año pasado?


R: Definitivamente, pero no sólo ellos. Verás, una persona en mi posición se da cuenta de ciertas cuestiones, y relativiza. Yo, por ejemplo, no podría realizar mi trabajo de no ser por mi trineo y la colaboración de mis fieles renos. Esta lógica es la que aplico al ISIS. Sé que sin armas, sin financiación, sin compradores de su petróleo o sin interesados en el conflicto, no podrían cometer semejantes atrocidades. Igual que yo le debo mi trabajo a mis renos que me lo hacen posible, no olvido a quienes hacen posible que el ISIS siga haciendo sufrir a miles cada día.


P: Estamos hablando de una región muy conflictiva. Recientemente un avión ruso fue derribado por Turquía en la zona. ¿No le da miedo acercarse a zonas de conflicto? ¿Acaso goza su trineo de tecnología superior a la de un caza ruso de combate?


R: Erdogan tiembla cada vez que escucha mi nombre. Ha sido un niño malo y yo lo he tratado consecuentemente… No daré detalles. No tengo ningún miedo en absoluto. He visto muchas guerras desde que tengo el puesto y ninguna me ha afectado. Tampoco me permitiría el miedo ante tantas atrocidades. No puedo. Pero además mi seguridad no se ve comprometida en ningún caso. ¿Nunca te has preguntado cómo puedo recorrer el mundo en tan pocas horas?¿Cómo puedo estar en Kuala Lumpur a las 3:01 y en Vladivostok segundos después? Te lo he dicho: ciudadito con la barba de abuelete bonachón...


P: Imagino que es cosa de magia.


R: Mm… Sí, puedes llamarlo magia o tecnología punta. Al fin y al cabo, el fuego era magia hasta que se descubrió cómo se hacía... En efecto, la magia cuenta. Pero si alguien pudiera entender lo que hacen esos 8 renos… ¡y sin doparse! Basta decir que cuando viajas a velocidades cercanas a la luz, una noche da para mucho. Y créeme que a esas velocidades poco me preocupan defensas anti-aéreas turcas o cazas de una u otra bandera. ¡Llevo regalos hasta a la Casa Blanca! Y no sabes lo en serio que se toman la seguridad en Estados Unidos. Si me dieran una moneda por cada vez que un americano me pide un arma en su carta... ahora mismo podría dejar de trabajar. ¡¿Dónde tienen el espíritu navideño?! Menos mal que lo hago por amor al arte.


"Los de Greenpeace me han dado quebraderos de cabeza con el tema de las emisiones… y ahora por tener un trineo Volkswagen más"


P: Se ha comentado que el problema de las emisiones de CO2 afecta a varios de sus renos. Se han mencionado hasta posibles acciones legales contra usted. ¿Qué opina al respecto?


R: El verdadero problema con mis renos es el CH4 (metano). Los de Greenpeace me han dado quebraderos de cabeza con esta cuestión a menudo… y ahora por tener un trineo Volkswagen parece que todo vuelve a empezar. De cualquier modo, no me dan miedo las acciones legales. La mayoría de los procesos contra mi persona se resuelven en rebeldía. Y sé que no es el medio más limpio para desplazarme, pero muchos de mis renos se sintieron desplazados cuando les propuse añadir varios paneles solares al trineo. ¡Aunque he de reconocer que me asusté aquel día que me levanté con una cabeza de reno al lado de mi cama!


P: También se ha sugerido que la llamativa nariz roja de Rudolph se debe a un supuesto consumo de narcóticos.


R: (carraspea antes de responder) Lo conozco desde hace siglos. Nunca le he visto jugando con otra nieve que no sea la del Ártico. Será por el frío...


P: Han llegado a afirmar que recurre al mismo camello que Albert Rivera.


R: Son todo rumores. Además los de los camellos son los tres Reyes Magos. Pregúntales a ellos.


P: Como ves, la entrevista pasa por temas bastante controvertidos a continuación.


R: (refunfuña) Mucho me temía que era inevitable.


P: Algunos lectores están interesados en su relación con Mamá Noël. Quieren saber si es ella quien realmente “lleva los pantalones” en la relación. ¿Es cierto que las relaciones son “gélidas” como poco?


R: (vuelve a soltar una de sus famosas y estridentes carcajadas que parece hacer temblar la cabaña de madera; con su potente Ho-Ho-Ho parece encoger). No sé de dónde sacáis estas informaciones pero te aseguro que no son ciertas. Verás, los poderes mediáticos sólo se centran en mi persona estos días. Y a menudo aparezco enfurruñado, estresado y algo irascible durante este mes de ajetreo, papeleo y coordinación. ¡Repartir todos esos regalos y encima acertar con su dueño es duro! Hubo unos años que este estrés trascendió a las revistas. Los paparazzis empezaron a inventar. Primero que si no trataba bien a mi señora. Después que si ella era el verdadero cerebro detrás de la figura de “Santa”. Luego sobre una posible separación… Ella siempre está a mi lado durante todo el año.



P: Se llegó a afirmar que en cierta ocasión ella le fue infiel.


R: Confío en ella plenamente. Que yo sepa, soy el único en ese trineo que no tiene cuernos (ríe fuertemente mientras simula un par de cuernos con los brazos).


P: Aprovechando este tono familiar, nos interesa su opinión sobre las tensiones familiares que, año tras año, se producen por estas fechas. ¿Se plantea realmente convertirse en mediador a tiempo parcial?


R: Sólo si me pagan en polvorones ho, ho, ho. Creo que no me podría dedicar a mediador, el frío del Ártico hace que me caliente enseguida. Al cabo de unos minutos no sería de mucha ayuda. Creo que acabaría siendo un elemento adicional de tensión. Hay más de 360 días en el año para discutir y sacar esas tensiones familiares que todos tenemos. No entiendo por qué hay que aprovechar justo ese día en que se junta toda la familia para pelear. En mi opinión toda discusión familiar navideña que no tenga por objeto quién se comerá esa última gamba solitaria que ha quedado en el plato, o por qué justo tú no tienes las 12 uvas mientras que a tu tío sospechosamente le sobran un montón, es una discusión banal. Nos alejan del verdadero sentido de la Navidad.


“Que yo sepa, soy el único en ese trineo que no tiene cuernos”


P: Totalmente de acuerdo. Mucha gente está perdiendo ese sentido navideño. Desde ciertos sectores se ha comentado la posibilidad de que dé relevo a un Papá Noël más joven, que atraiga a los indecisos. Parece haber funcionado con algún partido en la última campaña electoral. ¿Qué le parece esta posibilidad? ¿Se la ha planteado?


R: La figura de Papá Noël ya ha trascendido al San Nicolás holandés, a quien yo represento. Sólo soy una figura envejecida de ese joven que en su día repartía regalos. Yo mismo soy una figura que surge de tradiciones anteriores. El San Nicolás original, al que no tuve la oportunidad de conocer, nació en la actual Turquía. Él inició la tradición de otorgar regalos. Y previamente existían muchísimas tradiciones que han acabado conformando lo que hoy en día conocéis popularmente como Papá Noël. Hoy en día Papá Noél está identificado con Santa Claus, Sinterklaas, San Nicolás... Yo. Y creedme que soy un Papá Noël relativamente joven (mientras dice esto se nota un gesto de orgullo en su cara, mientras se incorpora sobre el asiento).


Pero como ya os he dicho, este trabajo existía mucho antes de que yo llegara. La posibilidad de que aparezca un Papá Noël distinto, más joven, no la descarto. Yo mismo era joven cuando empecé con esto. Pero no me planteo ceder el testigo. En primer lugar porque no me siento cansado para nada del trabajo. Me encanta, y no me siento como un anciano incapaz de realizar el trabajo que adora y que ha desarrollado por tanto tiempo. En segundo lugar, porque no creo que en el mundo en que vivimos haya nadie capaz ni mucho menos dispuesto a tomar el relevo. Soy el patrono de emigrantes holandeses que acabaron en Nueva York. En un mundo en el que las migraciones siguen siendo tantas y por motivos tan duros, creo que mi figura sigue siendo muy actual. Para bien o para mal tendréis al San Nicolás holandés como Papá Noël durante muchos años más. Pero nunca olvidéis que ha habido más, y muchos más vendrán. De momento parece que la imagen del anciano barbudo, vestido en rojo y con trasero orondo está siendo bastante exitosa. Si algo funciona, ¿por qué cambiarlo?


P: Desde luego la imagen “Papá Noël” es atractiva y vende. Es sin duda una imagen ganadora. Los ejemplos de las campañas publicitarias de Coca-Cola o ciertos grandes almacenes lo demuestran. ¿Qué opinas de la mercantilización del “Papá Noël?


R: Es algo que a veces me entristece y a veces me alegra. Me alegra ver a tantos Papás Noël dispuestos a sacar lo mejor, lo más amable y bonachón de su persona, para sacar una sonrisa a los niños. Hacen parte del trabajo que yo no podría hacer. Soy anciano y tengo artrosis. No puedo sentar a 100 niños al día en mi rodilla como hacen ellos. No duraría. Por eso respeto tanto su trabajo, y les estoy tremendamente agradecido.


Por otra parte sé que aunque provean de esa alegría y esa ilusión, siempre hay alguien detrás intentando obtener un beneficio comercial de esa ilusión. Normalmente esa persona suele recibir carbón. El caso de Coca-Cola me ha supuesto más quebraderos de cabeza. Yo he sido un gran fan de la bebida, y mentiría si dijera que no me siento tentado de que vuelva a rozar mis labios ese dulce, dulce néctar. Pero ya traigo demasiado azúcar a los niños cada año como para permitir que mi imagen fomente más si cabe el consumo insano de azúcares. No quiero que ningún niño desarrolle diabetes, o acabe con obesidad porque cierta marca use mi imagen para vender productos que pueden ser tan dañinos para la salud. Me encanta fumar un puro de vez en cuando. Pero nunca permitiría a una tabacalera usar mi imagen. Creo que con Coca-Cola ahora me ocurre igual. Más después del tema de los ERE. Tampoco me sumé a su boicot hacia la marca; ya dejé la bebida hace tiempo, ¡Y ya llevo 15 años sin tomar una!


“Hay más de 360 días en el año para discutir y sacar esas tensiones familiares que todos tenemos. No entiendo por qué hay que aprovechar justo el día de Navidad para pelear”.


P: ¡Guau! Es todo un logro. Yo no conseguí aguantar ni 15 días.


R: Pues si algún día pierdes las piernas a causa de la diabetes lamentablemente no podría regalarte un par nuevo (mientras dice esto mira mis piernas de arriba a abajo). Una lástima.


P: Ese sí que sería un “recorte” muy duro para mi. Hablando de recortes, ¿qué limitaciones presupuestarias te has encontrado por la crisis financiera?¿Se han quedado sin regalos más niños a causa de la crisis?


R: Volvemos al tema de lo material. Es muy triste que en estos 8 años haya tenido que reducir el gasto en más de un 40%. Pero he incrementado la magia y la ilusión en un 200%. Cada vez que una madre soltera no tenía para un detalle, o incluso un libro de texto para sus hijos, cada vez que un padre perdía su empleo y las sonrisas parecían desaparecer en su familia, en todas esas situaciones me he volcado personalmente. Cada pequeño detalle de esos adultos que tanto sufren por que a sus hijos no les falte de nada, y mucho menos una sonrisa, les va a ser recompensado año tras año. Ellos ya lo saben. Y queda entre ellos y yo. Es en muchas de esas familias donde he visto renacer ese espíritu navideño. Ese buscar una sonrisa aunque por dentro el dolor sea insoportable por no saber qué ocurrirá mañana. Ese espíritu está detrás de quien acoge a un refugiado, para un desahucio o da de comer al hambriento. Todo ese espíritu que vemos día a día de gente maravillosa desde que estalló la crisis es espíritu navideño. Y toda esa gente va a ser muy gratamente recompensada. De momento, y dadas mis restricciones, tengo que obrar mucha más magia. Tal vez sea parte de la que ya hacen día a día entre ellos todas esas personas.


Soy anciano, pero me eligieron por tener buena memoria. El día 24, si no me escribieron antes, haré una excepción como cada año. Siempre y cuando se acuerden de dejar un calcetín a la vista.


P: Una parte de esos recortes se la han llevado los trabajadores elfos que tiene en nómina. Muchos señalan violaciones del convenio colectivo en cuanto a negociación salarial.


R: Soy mal mediador, lo reconozco de nuevo. Mira mi panza (se aprieta el cinturón hasta el punto en que creo que los ojos saldrán de sus órbitas). Antes estaba rollizo. Hoy es sólo imagen. Yo he tenido que realizar recortes muy duros en mi vida cotidiana para mantener a flote la Navidad, año tras año de dura crisis. Los elfos son de naturaleza codiciosa, muy codiciosa. Nunca les importó trabajar de más durante los años de vacas gordas. Las horas extras, bien pagadas, eran motivo de celebración entre los elfos. Pero yo, que los conozco desde hace siglos, no puedo aceptar que mientras todos hacemos sacrificios ellos se pongan quisquillosos. En el Polo Norte no somos muchos. Actuamos como una gran familia. Hasta los renos comen pienso de marca blanca desde el 2008. Muchas de las acusaciones que se han hecho sobre el incumplimiento del Convenio Colectivo de 1812 se basan en un articulado que debería ser revisado y en nada se corresponde a los tiempos que corren. En esa época procedíamos de un sistema que suponía la cuasi-esclavitud de los elfos. Esos tiempos pasaron hace mucho. Hoy en día gozan de seguridad social, seguro dental e incluso subsidios contra el alcoholismo. Pero de ninguna manera me voy a sentar a hablar con ellos mientras no reconozcan que todos estamos afrontando estas restricciones que nos imponen desde arriba. Es cierto que sus sindicatos me han calificado como “dinosaurio inamovible”. Desde que leyeron el Manifiesto de Marx y Engels sólo se acuerdan de lo que significa alienación cuando hay recortes. Si todo va bien, trabajarían 25 horas al día si pudieran. Y no es tiempo para esas hipocresías. No tengo más que añadir. Este año recibirán otra vez carbón.


“Los sindicatos de los elfos me han calificado como “dinosaurio inamovible”. Desde que leyeron el Manifiesto de Marx y Engels sólo se acuerdan de la "alienación" cuando hay recortes”


P: Desde la OIT han denunciado que planea la deslocalización de la producción de juguetes y regalos al Polo Sur, donde la mano de obra es mucho más barata. ¿Qué tiene que decir sobre esta posibilidad?


R: Siempre he mantenido las tradiciones. Producir en el Polo Norte y emplear elfos era parte del proceso productivo que hay detrás de la Navidad. Pero el proceso puede revisarse dados los nuevos tiempos. Efectivamente se han iniciado conversaciones entre representantes de los elfos, que mantendrían en su mayoría los empleos de coordinación y gestión, y los pingüinos de la Antártida, mucho más trabajadores y notablemente menos codiciosos. Pero me niego a abandonar el Polo Norte. Aquí está mi hogar y no he tirado la toalla con los elfos. Aún creo que entrarán en razón si la economía prospera (vuelve a mirar por la ventana a los ajetreados elfos que van y vienen).



P: Últimamente y desde la Cumbre del Clima de París el cambio climático ha vuelto al tablero político con fuerza. ¿Cómo afectaría el cambio climático a la viabilidad del proceso productivo en el Ártico?


R: Me vas a perdonar la expresión pero, sinceramente estamos “jodidos” (en su cara parece no haber más que una profunda preocupación). El Ártico desaparece. Este es uno de los motivos que nos lleva a mirar al Polo Sur, donde parece que los hielos aumentan cada año. Es por esto también que me veo en la obligación de ser duro con los elfos. Estamos en las vísperas de perder nuestro hogar. No puedo permitirme que mientras este horizonte vuela sobre la Navidad ocurran todo tipo de boicots. El trato que ciertos elfos han recibido por parte de los sindicatos por su colaboración con los pingüinos del sur ha sido deprimente. Creo que estamos juntos en esto y que lamentablemente nuestro futuro está en el sur. Es triste pero en esta transición todos tenemos un papel que jugar. Y su actitud no me parece que esté facilitando las cosas para nadie.


P: La entrevista daría para muchísimo más pero tristemente tenemos que ir terminando. Las siguientes preguntas son muy breves y más personales. Si decidiera mudarse al Polo Sur perdería la ciudadanía holandesa. ¿Qué opina sobre esta cuestión?


R: (duda durante unos segundos) Ehhh pues, ¿y la europea? (ambos reímos)


"Coca-Cola me ha supuesto más quebraderos de cabeza [...]. No quiero que ningún niño desarrolle diabetes o acabe con obesidad porque cierta marca use mi imagen para vender productos que pueden ser tan dañinos para la salud"


P: ¿Playa o montaña?


R: Veraneo en las Caimán. Te sorprendería cuánta gente que conoces se deja caer por allí de vez en cuando. Digamos que sé qué bañador usa Rato desde antes de que empezara a salir en vuestras noticias.


P: ¿Le gustan los villancicos?


R: Sólo los anteriores a 1960.


P: ¿Cuál es su canción favorita? Habría apostado Jingle Bells.


R: Para nada. Richard Wagner. Nada mejor que subirse al trineo y repartir paquetes al son de la Cabalgata de la Valquiria.


P: ¿Qué hace después de repartir todos esos regalos?


R: Me quito el uniforme y doy de comer a los renos. Reparto los últimos regalos a mi familia, mascotas y a los elfos de la fábrica, aunque siempre los empeñan para... (hace el gesto de empinar el codo una vez más). Desayuno con mi señora, me doy una ducha bien caliente y me pongo mi bata. Bajo a estos mismos sillones donde suelo disfrutar de un merecido habano y una copita de Brandy. Una vez al año, ya sabes.


P: Más que merecido descanso. Últimas preguntas. ¿Odia los lunes?


R: A muerte. Menos mal que este año el 25 cae en viernes.


"El espíritu navideño está detrás de quién acoge a un refugiado, para un desahucio o da de comer al hambriento. Toda esa gente va a ser muy gratamente recompensada"


P: ¿Peor país para entregar regalos?


R: Mongolia. Mucha población nómada. Es difícil localizarlos a todos. Y encima en sus tiendas es muy difícil entrar desde el techo.


P: ¿Y el mejor?


R: Islandia. Pequeño, poco poblado y cercano. Siempre me lo dejo para el final.


P: ¿Ha visto ya la nueva película de STAR WARS?


R: ¿Te hago spoiler? (se ríe a carcajadas mientras le señalo que no a voces).


P: ¿Me traerás carbón?


R: Tengo un renovado compromiso con el planeta y por mi Ártico que me obliga a reducir el tema de los combustibles fósiles. No obstante, creo que contigo haré una excepción.


P: Sé que la pregunta sobra, pero, ¿lees Ágora?


R: Este año os he regalado unas visitas anticipadas. Sé que hay a quien las estadísticas de vuestra página le vuelven loco.


P: Última pregunta. ¿Qué opinas del tupé de Donald Trump?


R: Creo que está a la altura de la coleta de Pablo Iglesias (se ríe una vez más mientras me estrecha fuertemente la mano).


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