R. del Riego. "La Política Europea de Vecindad en Ucrania, Moldavia y Georgia: ¿Éxito o fracaso
Rafael del Riego Sánchez
Estudiante de 5º curso del Doble Grado de Derecho y Ciencias Políticas de la UAM.
En un contexto político europeo dominado por la amenaza yihadista, la cumbre climática, la crisis de los refugiados, y en España, las elecciones generales venideras, los medios de comunicación y sus respectivas autoridades parecen haberse olvidado de la deseada Política Europea de Vecindad (PEV). Con el derrumbamiento de la estabilidad política en Ucrania y la contemporánea crisis de Crimea que todavía persiste, cabe preguntarse cuáles han sido los efectos de la pertenencia de Ucrania al proyecto europeo de cohesión económica, social y política desde el año 2004.
La PEV ha demostrado su eficacia en países como Moldavia y Georgia, por medio de una coordinación de esfuerzos en paralelo a la Estrategia Europea de Seguridad y los Acuerdos de Asociación de las Instituciones europeas. No obstante, la situación ucraniana y los intereses económicos de los distintos Estados Miembros de la UE pueden llevarnos a la conclusión que la influencia rusa ha dejado en evidencia la eficacia de la política exterior europea. (Arranz, 2013).
El objetivo de este artículo es analizar el impacto que ha tenido la PEV en Europa del Este y el Cáucaso, concretamente en Ucrania, Moldavia y Georgia, que desde una perspectiva comparada arrojan resultados dispares y ponen en escena uno de los desafíos más delicados de la política exterior europea del Siglo XXI.
En clave geopolítica, el origen del conflicto ucraniano debe situarse en el rechazo del ex presidente Viktor Yanukóvich al Acuerdo de Asociación negociado con la UE en el año 2013, lo que provocó a continuación su destitución y el inicio de las hostilidades que emanan de la Crisis del Euromaidan. El Acuerdo negociado entre Ucrania y la UE proviene de forma directa de la PEV, que se creó en el año 2004 en relación con la ampliación de la Unión Europea a 25 miembros, con el fin de evitar la aparición de líneas divisorias entre la entonces “nueva UE ampliada” y países que se mueven en la órbita de Rusia, consolidando así la estabilidad y la seguridad de la Unión. Sin embargo, el Acuerdo se interpretó por Rusia como un acto de agresión de su área de influencia.
La PEV no sólo se refiere a los países vecinos o fronterizos de la UE. Está compuesta de tres núcleos regionales, la Unión para el Mediterráneo (Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Egipto, Israel, Palestina, Líbano, Jordania, Siria) y la Asociación Oriental que puede subdividirse en Europa del Este (Ucrania, Bielorusia y Moldavia) y la región caucásica (Azerbaiyán, Armenia y Georgia). Este cuadro ofrece a estos Estados el reforzamiento de la cooperación y el acceso al mercado europeo, un mercado que abarca más de 500 millones de habitantes, a través de Planes de Acción bilaterales en un primer momento, con el objetivo de concluir en Acuerdos de Asociación.
Es necesario señalar que los Planes de Acción establecen una agenda de reformas políticas, referidas en particular a derechos humanos y libertades públicas, y económicas, exigiendo garantías de seguridad jurídica, con prioridades a corto y medio plazo. Esta política ha sido objeto de diversas reformas en un entorno en constante mutación, desde las revoluciones de colores en Georgia en 2003 y en Ucrania en 2004 hasta el desencadenamiento de la Primavera Árabe en el año 2011 y la reciente Guerra Civil en Siria. (Perchoc, 2015)
Su puesta en práctica, con casos que van desde los acuerdos con Moldavia y Ucrania en 2005 y en 2006 con Georgia, pone de manifiesto resultados contrapuestos como se recogen en la reciente consulta por parte de la Comisión de la reforma de la PEV. A continuación analizamos en detalle estos tres casos, los cuales son representativos de las fortalezas y debilidades de esta política de la UE hacia sus vecinos exteriores.
EL CASO UCRANIANO
Una década después de la extensión de esta política, encontramos resultados dispares.
Ucrania se encuentra sumida en una profunda crisis política a raíz de las declaraciones de independencia de Lugansk y Donetsk, y la anexión de Crimea por Rusia. Este hecho, además de la presente redefinición de la PEV en la que se ha eliminado la perspectiva de una posible adhesión a la UE anhelada por los ucranianos europeístas, deja en evidencia las incapacidades de integración frente a actores exteriores, sobre todo en una Ucrania dependiente energéticamente de Rusia.
Desde el punto de vista económico, es necesario resaltar que la entrada de Ucrania a la Organización Mundial del Comercio en el año 2008 permitió el aumento del flujo de capitales entre la UE y Ucrania, lo que no impidió que en 2014, ya con el conflicto en marcha, el PIB del país retrocediese un 6,8%, según las estadísticas oficiales que no incluyen las zonas controladas por las milicias en Donbas. (Sputnik Mundo, 2015).
GEORGIA Y MOLDAVIA
Por otro lado, la situación en Georgia y en Moldavia recoge al mismo tiempo diferentes perspectivas. Para analizar el caso georgiano hay que recordar la Guerra de Osetia del Sur en 2008 que puso en evidencia la herencia soviética de la región caucásica, donde Rusia tiene numerosos intereses políticos y económicos.
Los esfuerzos de la Unión Europea se concretan en la creación de una misión de observación dotada de unas 400 personas para garantizar la libertad de la información e impulsar la experiencia administrativa en una región conflictiva, así como la presencia de un representante especial de la Unión Europea para la región del Cáucaso Sur y la Crisis en Georgia. De esta manera entró en vigor el Acuerdo sobre la participación de Georgia en las operaciones políticas de Seguridad y de Defensa Común (PSCD) a través de su contribución a la formación de las Fuerzas armadas de Mali.
Una de las medidas de cooperación con más trascendencia ha sido el Plan de Acción de la liberalización del régimen de visados que se confirmó en el año 2014, lo que influye directamente en la economía del país. La dotación de ayudas financiera a Georgia se vio aumentada de manera considerable en estos Planes para el periodo 2014-2017. El objetivo primordial de la Unión Europea se encuentra en “la gobernanza interdependiente”, lo que se plasma en favorecer su asociación política a través de una integración económica, incentivando a los gobiernos de los países vecinos impulsar reformas no sólo en el sector económico, sino en la Administración de Justicia, el respeto a los Derechos Humanos y reforzando el papel de la sociedad civil en el desarrollo del capital humano.
El éxito de la PEV con Moldavia queda reflejado en la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación en el año 2014 que incluye un Acuerdo de Libre Comercio completo y trascendente, así como la confirmación del Partenariado para la movilidad de los ciudadanos, que desde el año pasado pueden viajar a la UE sin visado.
Moldavia puede servir de ejemplo de cómo la PEV ha dado sus frutos en un Estado en relación con la cooperación regional y la mejora de la estabilidad política nacional. Esta idea puede traducirse con el acuerdo conjunto de Ucrania y Moldavia en el EUBAM, una misión de asistencia fronteriza cuyo fin era perseguir el tráfico ilegal y fomentar la cooperación aduanera entre los miembros del Partenariado Oriental (Huff, 2011), lo que permitió el progreso de la cohesión entre países de la zona conocida como “Sinergia del Mar Negro”.
De este modo, en el caso de Moldavia y Georgia, se puede apreciar que la congelación de sus conflictos ha llevado finalmente al triunfo del “soft power” europeo, cuyas medidas no fueron exitosas en el corto plazo ante sus desafíos secesionistas.
En suma, el gran esfuerzo de la UE en la cohesión de acciones en política exterior, sintonizando elementos de la diplomacia tradicional y el fomento de las políticas internas inaugura una nueva forma de política calificada como “gobernanza exterior”, lo que en territorios de turbulencias puede marcar el futuro del entramado geopolítico de áreas de influencia. La crítica hacia estas políticas que finalmente han sido exitosas en Moldavia y Georgia obvia no obstante la difícil adaptación de la PEV en el corto plazo.
El Acuerdo de Asociación firmado con Ucrania en 2014 supone dar un paso adelante hacía unos valores compartidos y un sistema de Mercado Común que permita la armonía entre los socios del Partenariado Oriental. No obstante, la UE debe responder a las aspiraciones a corto plazo del Estado Ucraniano, particularmente, con el conflicto aparentemente congelado de Donetsk y Lugansk, en el que “hard-power” ruso exhibe un pulso en el que la única parte que esperemos que no salga perjudicada, es la ciudadanía ucraniana.
Las crisis en el vecindario oriental revelan las debilidades de la UE como actor internacional, y deja al descubierto las dependencias (fundamentalmente energéticas) de una parte importante de los países vecinos de la UE como Ucrania, Moldavia y Georgia con respecto a la Federación Rusa. (Sorroza, A. 2014)
BIBLIOGRAFIA
- Arranz, Liz (2015)- “En busca de coherencia y resultados: la Política Europea de Vecindad en Moldavia y Georgia” - Master European Interdisciplinary Studies del College of Europe
- Fedorenko,Vladimir- (18.11.2015)- Artículo en Sputniknews. “Rusia aceptará garantías de EEUU, UE o de un banco sobre la deuda ucraniana”.
Referencia en: http://mundo.sputniknews.com/europa/20151118/1053794239/rusia-ue-banco-deuda-ucraniana.html
- Huff, Ariella (May 2011)-The role of EU defence policy in the Eastern neighbourhood- Institute for Security Studies.
- Perchoc, Philippe (Octobre 2015)- La Politique européenne de voisinage - EPRS | Service de recherche du Parlement européen.
- Sala Ledesma, Enrique (29 de Julio de 2015- Ucrania, Rusia y la Unión Europea Articulo en Europa Direct- Universidad de Salamanca.
- Sorroza, Alicia (15/4/2014)- Comentario en Real Instituto Elcano 28/2014 – “La UE y la tormenta perfecta ucraniana”.