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ENTREVISTAS - Mila Font (MSF): “Existen tratamientos que curarían a las personas si tuvieran acceso

Elisa Castillo Nieto Sara Plaza García Amanda Terrón García Reyes Villameriel Carrión


Mila Font, delegada de Médicos Sin Fronteras (MSF), es licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales. Además, cuenta con una amplia formación en Derechos Humanos, estudios de género, cultura y civilización islámica y responsabilidad social corporativa. Trabaja desde 1994 para MSF habiendo cooperado sobre el terreno en Ruanda, Tanzania, Mozambique y Kenia en proyectos de asistencia sanitaria en situaciones de conflicto y posconflicto. Asimismo, ha trabajado para la Comisión Europea en cuestiones de Derechos Humanos y de Género en Somalia. También ha cooperado con la ONG Atelier y con la asociación de parlamentarios europeos por África, Awepa. Actualmente, Mila es la delegada de MSF para la Comunidad Valenciana, Murcia y Canarias. La entrevistamos para conocer de primera mano cómo actúa la industria farmacéutica y cómo repercute esto a la hora de enfrentarse a enfermedades que sufre la población de los países más vulnerables o en desarrollo.


Médicos Sin Fronteras, premiada con el premio Nobel de la Paz en 1999, es una de las mayores organizaciones no gubernamentales a nivel mundial. Cuenta con más de 5 millones de socios y da asistencia sanitaria a poblaciones en riesgo en países de todo el globo con más de 2.500 profesionales internacionales sobre el terreno. Además, emplea a más de 30.000 especialistas locales en las regiones en las que desarrolla su labor. Es, de esta manera, una organización independiente de asistencia médica y humanitaria que ayuda a las víctimas de conflictos armados y desastres naturales. Se rige bajo los principios de independencia, ética médica, neutralidad, no discriminación y respeto por el Derecho Internacional. Tras 45 años en funcionamiento, puede presumir de haber salvado miles de vidas y de haber atendido a millones de personas.


PREGUNTA: ¿Cuáles son los países o áreas geográficas que más necesitan la intervención de Médicos Sin Fronteras (MSF) para la administración de vacunas?


RESPUESTA: En principio, a nivel de países donde tenemos programas de vacunas, la vacunación es un componente más de casi todos los proyectos de MSF. Es cierto que, en muchos países, esta parte de vacunación está cubierta por los Ministerios de Salud y el papel de MSF es mucho menor.


Nosotros estamos trabajando sobre todo en diferentes países de África, especialmente en zonas remotas. Otra parte muy importante donde trabaja MSF en programas de vacunación es en situaciones de conflicto armado, donde el Ministerio de Salud responsable y otras organizaciones centradas en la vacunación no llegan. Allí es donde cada vez se centra el trabajo de MSF.


P: Según un informe reciente de MSF, la vacuna del neumococo cuesta 54,88€ para Marruecos, mientras que para Francia 50,33€. Túnez y Líbano también pagan más que Francia, a pesar de tener una renta per cápita mucho menor. ¿Qué lógica sigue el sistema de fijación de precios de las vacunas? ¿Cómo funciona la negociación de los precios?


R: En la negociación hay, por un lado, una serie de países con rentas bajas que están subvencionados por el sistema GAVI (Alianza Global para la Vacunación). Uno de los problemas más recientes es que se quiere sacar a algunos países del GAVI porque se considera que ya tienen una renta media suficiente y ya no van a tener, por tanto, un acceso preferencial a los medicamentos, o a precios más bajos. Éste es el caso por ejemplo de Túnez. Cuando un país no está en el sistema GAVI, tiene que negociar directamente con las farmacéuticas para conseguir esas vacunas, y está claro que el poder de negociación de unos países es muy superior a otros. Desde MSF pedimos que estos sistemas de negociación y de fijación de precios sigan unos modelos mucho más transparentes y que no se llegue a situaciones como las que ocurren ahora mismo, donde Francia consiguen las vacunas a precios más baratos que Túnez porque tiene mayor poder de negociación con las farmacéuticas. Aunque Túnez sigue siendo un país con pocos recursos, ya ha salida de la lista del GAVI, por lo que tiene que sentarse a negociar y, claro, su poder de negociación es mucho menor.


“Desde MSF pedimos que los sistemas de negociación y fijación de precios de vacunas sigan unos modelos mucho más transparentes”

P: Más de la tercera parte de la población mundial carece de acceso regular a medicamentos esenciales y para salvar la vida, según un informe de la ONG Farmamundi. Existe, además, una desigualdad creciente en el acceso a medicamentos a nivel global, ya que el 20% de la población consume el 80% de los medicamentos. ¿Estamos ante un caso de falta de recursos o ante falta de voluntad política?


R: Yo creo que la primera razón de que hayamos llegado a esta situación es, sobre todo, la falta de voluntad política. Y, por otra parte, el hecho de que se deje a las farmacéuticas todo el campo para decidir sobre qué investigar, en qué producir y cómo fijar los precios. Y éstos desde luego no están acordes a la capacidades de la gente que más necesita estos medicamentos y ello hace que no puedan acceder a ellos. Ese es el principal problema.


P: Recientemente, MSF ha puesto en marcha una campaña contra unos carteles publicitarios de la empresa farmacéutica inglesa Pfizer, que alegaban que el gasto en investigación para crear un medicamento asciende a 1.300 millones de euros, mientras que, según cálculos de MSF, el gasto no sobrepasaría los 150 millones de euros. ¿Podría explicarnos cómo puede haber tanta disparidad en las cifras de gasto en I+D?


R: Esto está muy unido a la falta de transparencia. Está claro que las empresas farmacéuticas no están siendo claras con la información que manejan sobre en qué invierten el dinero. Si es, por ejemplo, en temas de marketing, como puede ser esta campaña, o es realmente en investigación.


Lo que hizo Pfizer en esta campaña fue poner carteles en varias paradas del metro de Londres, precisamente aquellas que llegan al Parlamento, porque querían que los parlamentarios tuvieran esa información. A raíz de eso, desde MSF vimos la necesidad de confrontar esa información con la realidad. En la multitud de países en los que trabajamos, vemos como la mayoría de las personas, si tuviesen acceso a un medicamento podrían salvar la vida. Pero como no tienen dinero para poder pagarlo o su enfermedad no va a suponer un beneficio económico, las farmacéuticas no lo comercializan.


Campaña de Médicos Sin Fronteras denunciando la publicidad engañosa de Pfizer.

Fuente: www.msf.es

“Existe una gran falta de transparencia. Las empresas farmacéuticas no están siendo claras con la información que manejan sobre en qué invierten el dinero”


P: Entonces, con esa falta de transparencia que vd. mencionada, ¿no se puede saber cuál es el coste real de un medicamento y los beneficios que éste genera?


R: Exactamente, nosotros no tenemos acceso a la información de qué es lo que pasa dentro de todas estas farmacéuticas. Por eso, en el caso concreto de la campaña que hemos puesto en marcha con Pfizer y GSK, nosotros podemos estimar lo que podría ser el precio de esa vacuna del neumococo y, desde luego, el gasto es mucho más bajo de lo que dicen Pfizer y GSK, que son los dos únicos productores que la ofrecen.


“La mayoría de personas, si tuviesen acceso a un medicamento podrían salvar la vida. Pero como no tienen dinero para poder pagarlo o su enfermedad no va a suponer un beneficio económico, las farmacéuticas no lo comercializan”


P: ¿Podría explicarnos qué son las enfermedades “olvidadas” y a cuánta población mundial afectan?


R: Para MSF, las enfermedades olvidadas son todas aquellas enfermedades que afectan a un número importante de personas y para las que no existen tratamientos y/o para las que, aunque existan tratamientos, tienen unos precios tan elevados que hacen que las personas que más los necesitan no tengan acceso a ellos. Estamos hablando, por ejemplo, de Malaria, Sida pediátrico, Tuberculosis, la Enfermedad del sueño, el Chagas, o el Kala Azar. Estas son todas las enfermedades que desde MSF nos estamos centrando en mayor o menor medida según los proyectos en los que trabajamos.


P: Entonces, ¿podríamos decir que su investigación no parece compatible con el enfoque de negocio de las farmacéuticas?


R: Exactamente. A MSF se nos concedió el Premio Nobel de la Paz en 1999 y con el dinero que nos dieron decidimos montar la campaña de Acceso a Medicamentos Esenciales para poder poner luz sobre ese problema que hay en el mundo. Esta campaña continúa abierta y ya ha tenido algunos éxitos.


Por ejemplo, cuando nosotros empezamos esta campaña en el 2001, un tratamiento por para poder vivir con el VIH-SIDA costaba 12.000€ por paciente al año. Tras mucho trabajo de MSF y de muchas otras organizaciones, se ha conseguido que ese tratamiento se pueda producir de manera genérica y el precio ahora mismo es de unos 100€ por paciente y año. Se ha reducido el precio una barbaridad y esa reducción ha permitido que muchas personas que padecían la enfermedad puedan continuar contándolo a día de hoy.


“Gracias a la campaña de MSF de Acceso a Medicamentos Esenciales, hemos conseguido que el tratamiento para el VIH-SIDA costará $12.000 por paciente y año en 2001, a $100 en la actualidad”


P: Según un informe de 2015 de Intermón Oxfam, la riqueza que experimentó un mayor incremento a nivel mundial entre 2013 y 2014 fue la de los milmillonarios que tienen intereses o desarrollan actividades en los sectores farmacéutico y de atención sanitaria. Estos milmillonarios aumentaron su riqueza neta conjunta en un 47% en un sólo año. ¿A raíz de estos datos, en qué se justifica la industria para negarse a bajar el precio de los medicamentos en los países empobrecidos, incluso cuando son instados por la propia OMS?


R: Esas son las situaciones con las que peleamos tanto Intermón como MSF en el día a día y no existe ningún mecanismo por parte de nuestros dirigentes para evitar que eso ocurra o poner unas ciertas obligaciones a este sector ya que no se debería mirar sólo el beneficio. Estamos hablando de la salud y de la vida de muchísimas personas. Por eso desde MSF lo vemos como un tema muy importante a tener en cuenta y sobre el que la población y la sociedad estén informadas. De ahí también que en esta campaña actual estemos pidiendo firmas a la gente para que nos apoye en la petición a GSK y a Pfizer para que bajen el precio en el caso concreto del neumococo. Por un lado, falta información para hacer llegar a la gente cómo funciona esta industria y por otro, nuestros dirigentes, deberían establecer ciertas restricciones sobre esos beneficios sin límite que tienen unas pocas personas. Y, por supuesto, que se pueda llegar a las personas que lo necesitan y que lo puedan seguir contando porque lo que más nos debe doler es que existen tratamientos que curarían a las personas si tuvieran acceso a ellos.


Una niña de Guinea es vacunada contra el sarampión.

Fuente: Informe de MSF “La mejor vacuna”, Enero 2015 / Ikram N gadi.


P: Antes ha hablado sobre el caso de los genéricos para tratar el VIH-SIDA. En relación con esto, India es el país que produce actualmente más del 90% de estos fármacos bajo la forma de medicamentos genéricos. ¿Cómo ha desafiado la India la política de patentes de la que se benefician las grandes farmacéuticas?


R: Ésta ha sido una pelea de años que empezó a principios de la década de los 2000, siendo una pelea en la que MSF también se ha implicado. India decidió cambiar su Ley de Patentes para poder incluir una cláusula reforzada en temas de sanidad pública para poder producir ciertos medicamentos y fue muy combatida por diferentes empresas farmacéuticas.


Hubo una en concreto, que fue Novartis, que tomó acciones legales contra el gobierno indio. Después de varios años de litigio, el gobierno ganó, sin embargo Novartis apeló la decisión. Finalmente, el año pasado se dio por cerrado el caso, permitiendo a la India continuar como hasta entonces. Se trata de una pelea que todavía está ahí, aunque no creo que ninguna empresa quiera volver a llevar al gobierno de la India a juicio. Pero tenemos que estar muy atentos a todos esos tratados que se están firmando, el transpacífico y el TTIP porque van a tener un efecto en todo lo que regula la ley de patentes y, desde luego, son acuerdos que defienden los intereses de estas farmacéuticas y no los intereses de los enfermos.


“Por un lado, falta información para que la gente sepa cómo funciona esta industria y por otro, nuestros dirigentes, deberían establecer ciertas restricciones sobre los beneficios sin límite que tienen unas pocas personas”


P: ¿Desde un punto de vista ético, no debería extenderse a otros países la regulación India sobre patentes, según la cual éstas no se aplica en casos de salud pública o medicamentos indispensables?


R: Sí, claro, sería interesante poder extender esa práctica y que, incluso, en esos tratados se incluyesen cláusulas como las que tiene la legislación india. Desde luego, es el camino a seguir, pero es una pelea que todavía no está ganada.


P: Brasil y Tailandia también han decretado licencias obligatorias en los últimos años, ¿qué presiones reciben los países que desafían a la industria farmacéutica?


R: Realmente no sé los detalles concretos sobre las presiones que reciben por parte de estas empresas, pero lo que está claro es que en muchos casos, detrás de estas empresas están los países de donde proceden, que son los que ejercen la presión. Son, seguro, negociaciones muy difíciles en donde unos solo piensan en su beneficio y los otros, por el contrario, están pensando en su población.

“India decidió cambiar su Ley de Patentes para poder incluir una cláusula reforzada en temas de sanidad pública y fue muy combatida por diferentes empresas farmacéuticas”


Un niño del Chad recibe una vacuna. Fuente: Informe de MSF “La mejor vacuna”, Enero 2015 / Samantha Maurin.

“Tenemos que estar muy atentos al TTIP y todos esos tratados que se están firmando, porque son acuerdos que defienden los intereses de estas farmacéuticas y no los intereses de los enfermos”


P: A raíz de todo lo que se ha comentado anteriormente, ¿podría afirmarse entonces que la investigación e innovación farmacológica sobre enfermedades se lleva a cabo en la medida que éstas afecten a los países ricos?


R: Sí, es un hecho. Uno de los ejemplos más claros es lo que pasó el año pasado con el Ébola. Sobre el Ébola, nosotros llevábamos trabajando más de 15 años en diferentes epidemias de menor escala en países de África que nunca habían llegado a extenderse a grandes zonas urbanas ni habían cruzado fronteras. Pero, lo que ha marcado la diferencia fue el hecho de que empezasen a llegar casos a Estados Unidos y a Europa, así de claro y así de triste. Es sorprendente que haya tenido que ser una ONG como MSF quien haya tratado a la mitad de afectados, cuando existen estructuras y sistemas internacionales que deberían responder ante estas emergencias. Eso nos dice que quién debería estar preocupándose por las cosas, no lo está haciendo. Sobre cómo ha respondido la industria a la epidemia del Ébola, de pronto vemos que en tiempo récord se está probando una vacuna así como diferentes tratamientos, o sea, que realmente cuando hay interés sí que se investiga y se avanza en salvar vidas y evitar la propagación de enfermedades.


P: De hecho, la OMS fue criticada por cómo plantó cara al Ébola, se le tachó de haber actuado lento y llegado tarde. A raíz de esas críticas parece que han querido tomar muy rápido las riendas del virus Zika… R: Sí, aunque desde MSF no tratamos esta epidemia del zika, por lo que no tenemos una opinión sobre qué es lo que se debería hacer y cómo. Pero en el caso del Ébola fue muy obvio, la epidemia empezó en abril y ya en ese momento hicimos llamamientos a la OMS urgiéndoles a hacer algo y se nos tachó de exagerados. En el mes de agosto cuando llegaron los primeros casos a Estados Unidos y a España fue cuando se respondió. Pero en lo que se tarda en poner en marcha la maquinaria, hasta octubre no se empezó a frenar la pandemia, si se hubiese respondido mucho antes se hubiesen evitado miles de muertes y muchos casos de personas infectadas.

“Es sorprendente que haya tenido que ser una ONG como MSF quien haya tratado a la mitad de afectados por el virus del Ébola, cuando existen estructuras y sistemas internacionales que deberían responder ante estas emergencias”


P: Según denuncian varias ONGs, más de 2.500 personas han muerto en la India en la última década a causa de ensayos clínicos masivos por parte de farmacéuticas extranjeras que inclumplían la obligación de informar sobre los riesgos y de indemnizar en caso de lesiones. Numerosos laboratorios llevan a cabo estas prácticas en muchos otros países en desarrollo, en los que la responsabilidad civil y penal frente a posibles daños es mínima. ¿Sabe si la OMS hace algo al respecto o esto solo depende de las legislaciones nacionales?


R: Desde MSF respetamos la regulación del país cumpliendo todos los requisitos a la hora de llevar a cabo este tipo de estudios. En cuanto a cómo actúan las farmacéuticas en los ensayos no tengo conocimientos pero en caso de que no cumplan unos requisitos mínimos, habrá responsabilidad de la propia farmacéutica y del gobierno del país en cuestión que acepte o no acepte esas prácticas. Creemos que la propia OMS debería tener una posición al respecto y establecer unos mecanismos para evitar que eso pase. Al final, el problema principal de la OMS y de otras instituciones multilaterales es que hay muchas ideas pero luego no hay manera de ponerlas en marcha.



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