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ENTREVISTAS - Cristina Narbona: “En el año 2004 lo primero que tuve que hacer fue recuperar el tiemp

Belén Carrasco Rodríguez

Alberto Rosado del Nogal

Celia Morillo García



Cristina Narbona fue ministra de medio ambiente bajo la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero. Economista de formación, pasó por la Universidad de Sevilla como profesora de Economía Internacional (1975-1982), por el Banco Hipotecario de España (1985), por el Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente –como directora general- bajo gobierno de Felipe González o por la secretaría de Estado de Medio Ambiente y Vivienda (1993). Fue diputada electa al Congreso por Almería y Portavoz del Grupo Socialista en la Comisión de Medio Ambiente (1996) así como concejala en el Ayuntamiento de Madrid. También ocupó el cargo de la secretaría de Medio Ambientey Ordenación del Territorio de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE en el año 2000. Para culminar su carrera en la política fue nombrada por Rodríguez Zapatero ministra de medio ambiente en 2004. Al terminar la legislatura fue nombrada embajadora de España ante la OCDE. Actualmente es consejera del Consejo Seguridad Nuclear. Su carrera ligada a la sostenibilidad es amplia y, sobre todo, intensa. El cumplimiento del protocolo de Kioto fue una de sus principales actividades en su tarea como ministra, así como el asentamiento de las bases ecologistas que el gobierno de Zapatero llevó a cabo, a saber, impulso efectivo a las energías renovables y desconexión de la energía nuclear, una gestión del agua eficiente e inteligente en el tema de trasvases y desalinizadoras y, sobre todo y con mayor polémica, una mayor protección de los montes y costas que planteaba el derribo de construcciones que agredían la biodiversidad y el paisaje de nuestro litoral. La revista Time la definió como una de las 35 heroínas y héroes del medio ambiente.

Debido a su apretada agenda, no pudo concedernos la entrevista en persona, sin embargo madrugó una mañana de viernes para responder nuestras preguntas vía telefónica.

 

PREGUNTA: Usted fue Ministra de Medio Ambiente durante la primera legislatura del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Cuáles eran los retos para la sostenibilidad a los entonces que se enfrentaba España? ¿Se han conseguido superar? ¿Cómo ve la situación actual?


RESPUESTA: En el año 2004 lo primero que tuve que hacer fue recuperar el tiempo perdido por el Gobierno de Aznar, que se había empeñado en no cumplir con las obligaciones europeas que teníamos ya establecidas para el cumplimiento del Protocolo de Kioto. Aznar incluso había llegado a decir en público que si España cumplía el Protocolo de Kioto, es decir, si frenábamos el aumento desbocado de emisiones de gases efecto invernadero (GEI), habría una repercusión muy negativa para la economía. Esto en absoluto fue así. A partir del año 2004 incorporamos la legislación europea para empezar a medir y exigir determinados límites de emisión a las empresas. Puedo decir que la primera vez que en España bajaron las emisiones de CO2 fue en el año 2005. Hasta esta fecha, habían subido de manera exponencial, situándonos más de 50 puntos por encima del nivel de 1990. En el año 2005 bajaron las emisiones y subió, al mismo tiempo, la actividad económica. Además, el PIB creció al 4%. Esto fue una demostración clara de que cumplir con las exigencias de reducción de emisiones para nada es un impedimento al crecimiento económico, como también se ha demostrado en muchos países de la UE. Por tanto, la primera asignatura pendiente con la que me encontré fue esa y, durante aquella legislatura, remití al Parlamento diez leyes de contenido ambiental, algunas de ellas creo que de especial importancia como la que incorporaba la creación de la Fiscalía Especial de Medio Ambiente y Urbanismo, que ha tenido una actividad creciente a lo largo de los últimos años y es una herramienta para intentar superar la tolerancia que en España ha existido –y existe- hacia los delitos ambientales y urbanísticos. Hubieron otras leyes que, por cierto, varias de ellas han sido modificadas de forma regresiva por el Gobierno de Mariano Rajoy en esta última legislatura, por ejemplo la Ley de Montes, en la que habíamos incorporado en 2006 la prohibición de recalificar suelos en las zonas objeto de incendio –por lo menos los suelos forestales al menos durante 30 años- y en la que el Gobierno del Partido Popular con mayoría absoluta y todos los partidos de la Cámara en contra, estableció una excepción que abre la vía a que efectivamente pueda haber razones especulativas para un incendio forestal. En fin, habían muchos desafíos, fue una legislatura muy intensa porque también sufrimos la sequía más grave que había registrado España hasta ese momento: pusimos en marcha un programa de actuaciones de política del agua que intentaba superar la tradicional política de grandes infraestructuras hidráulicas, derogamos el trasvase del Ebro y desarrollamos con mucha intensidad todas las nuevas tecnologías que permiten –por ejemplo- reutilizar en condiciones de buena calidad el agua depurada o utilizar el agua de mar mediante desalinización.

Me gustaría finalizar diciendo que, igual que sucede en el campo de los derechos sociales, desgraciadamente todo es reversible y empeorable, y hoy tenemos un marco normativo en España en materia ambiental mucho peor que hace ocho años, así que hay tarea por delante para el Gobierno, sea quien sea, comenzando por recuperar el impulso a las energías renovables, donde se han perdido no sólo más de 70 mil empleos, sino un liderazgo tecnológico y una capacidad de reducir emisiones de GEI muy notable.


“Hoy tenemos un marco normativo en España en materia ambiental mucho peor que hace ocho años, así que hay tarea por delante para el Gobierno, sea quien sea [...]”


P: Sobre la COP21, esta conferencia ha desatado opiniones muy contrapuestas que se pueden anclar en dos ejes antagónicos a nivel global: un eje optimista y otro pesimista. ¿Por cuál se decide usted?


R: Yo creo que la COP es un paso adelante insuficiente, pero que crea algunas herramientas que permiten dotarse de un potencial para que se avance en una política climática global. Sin embargo, su éxito depende de los Gobiernos nacionales, que tendrían que hacer mayores esfuerzos que los que han anunciado en la COP21, y esto sólo será posible si hay una opinión pública lo suficientemente exigente y comprometida como para presionar a Gobiernos y empresas a cambiar las pautas de producción y consumo actuales, lo que no es nada fácil. Es muy importante que los medios de comunicación trasladen la idea a los ciudadanos de que reducir la contaminación en general y reducir la emisiones es bueno para la propia economía, la salud y para el mantenimiento de la vida del planeta.


P: En la misma línea, ¿considera que España es capaz de adaptarse a los objetivos internacionales, más concretamente los fijados en el Acuerdo de París, fruto de la COP21, como por ejemplo la drástica reducción de las emisiones de gases efecto invernadero? Es más, ¿considera que la propia sociedad internacional es capaz de alcanzar los objetivos de este “acuerdo legalmente vinculante” o hablamos nuevamente de papel mojado?


R: En el caso de España, como comentaba antes, se ha retrocedido muchísimo en cuanto al uso de las energías renovables, que llevaba una senda creciente muy positiva y que, en estos momentos --unido a un decreto sobre autoconsumo muy negativo que nos aleja de lo que están haciendo otros países europeos- requeriría un cambio de rumbo drástico. No hay más que ver que en España, en estos últimos años, han vuelto a crecer las emisiones a pesar de la caída de la actividad económica porque se está, por ejemplo, utilizando más carbón y se ha frenado el aumento de capacidad de las energías renovables. Por lo tanto, España en estos momentos no está cumpliendo con muchas directivas europeas en materia ambiental –por ejemplo las relativas al ahorro y eficiencia energética- y, de acuerdo con lo que dice la propia Comisión Europea, no estamos en la perspectiva de cumplir en el Horizonte 2020 la parte que nos toca de compromiso dentro de la UE acorde a lo que se ha dicho en París.


“La COP es un paso adelante insuficiente [...] su éxito depende de los Gobiernos nacionales, que tendrían que hacer mayores esfuerzos que los que han anunciado”


En cuanto a la sociedad a nivel internacional, es importante señalar que hoy muy pocos niegan ya el cambio climático, es consenso científico se ha ido consolidando, la opinión pública cada vez tiene más evidencias, los desastres naturales han aumentado de intensidad y de frecuencia en todos los países, como por ejemplo en Estados Unidos con los tornados, los huracanes, las sequías… California lleva 8 años de sequías, pero es que en Australia ha durado 15 años, y en ambos casos se ha tenido que tenido que llegar a una restricción en el consumo de agua muy impensables hace poco tiempo. Y los países más pobres, más vulnerables, han tomado también conciencia de que sufren una inseguridad climática de la que no son responsables. África apenas emite gases de efecto invernadero y sin embargo sufre desde años desastre naturales gravísimos que empujan también a sus ciudadanos a buscar otras horizontes en particular en Europa. Por tanto hay una conciencia creciente, un conocimiento mayor, tecnologías disponibles, lo que falta claramente es voluntad política por eso es tan importante que haya una ciudadanía informada y exigente.


P: Según la AEE (Asociación Empresarial Eólica), para el año 2020 el MWh de la energía nuclear costará 102€, mientras que a través de la energía eólica supondrá un coste de 58€. Aunque solo fuere por una mera cuestión económica -dejando a un lado el eje ambiental- y aceptando la intermitencia de cualquier renovable, ¿qué razones existen para que España no haya invertido un solo euro en el año 2015 en este sector y, por el contrario, recientemente se quiera impulsar la prolongación de Garoña?


R: Yo creo que ha habido una posición del PP durante esta legislatura absolutamente consistente con un informe que hizo la FAES en marzo de 2011, pocos días antes de la catástrofe de Fukushima que hoy cumple cinco años. En ese informe de la FAES se puede reducir su contenido a “muerte a las renovables, larga vida a las nucleares”. Hay que recordar que la primera medida que adoptó el gobierno el año 2012 al inicio de la legislatura fue el decreto ley que estableció una moratoria a las ayudas destinadas a las energías renovables. Ha habido sin ninguna duda una voluntad política en contra de un sector que se ha visto dañado, desde las pequeñas empresas hasta las de mayor tamaño, con gran efecto negativo en todos los campos. Entonces, a nivel internacional, la energía eólica está ya en estos momentos en unos niveles de coste que hacen competitiva sin necesidad de ayudas a las nuevas generaciones de aerogeneradores. Esto significa que no hay razones económicas, sino puramente políticas hacia combustibles fósiles y energía nuclear y hay ejemplos en nuestro entorno de países que están desarrollando un proceso de transición energética, incluso en el caso de Francia, que es el país más dependiente de la energía nuclear del mundo, tiene ahora mismo el 75% de su electricidad producida a partir de centrales nucleares, se ha comprometido el gobierno a reducir ese peso en el horizonte del año 2025 a un 50%, eso significa iniciar una gradual reducción del uso de la energía nuclear mientras que se hace un esfuerzo muy notable en la legislación francesa actual para ayudar a las energías renovables y los programas de eficacia energética. En el caso de Alemania, inició el desmantelamiento de sus centrales nucleares después de la catástrofe de Fukushima y está desarrollando con gran potencia las energías renovables de hecho en este momento con la mitad de horas de sol, Alemania tiene instalada 10 veces más energía fotovoltaica que España, lo que demuestra que cuando hay voluntad política las cosas son posibles


"En este momento con la mitad de horas de sol, Alemania tiene instalada 10 veces más energía fotovoltaica que España"


P: ¿Y si le pidiéramos un titular sobre su experiencia en el Consejo de Seguridad Nuclear, está tan politizado como algunos sectores críticos y ONGs afirman?


R: Yo creo que hay que distinguir entre el cuerpo técnico, que es muy profesional, y que tiene un mérito desde el punto de vista de la tarea tan importante de vigilar, inspeccionar, regular el uso de la energía nuclear, no solo en las centrales sino en todas las instalaciones médicas, etc. Y las personas que formamos el pleno, es decir el Órgano Superior de Gobierno del Consejo de Seguridad Nuclear. De acuerdo con la legislación actual somos cinco miembros que en su momento hemos sido propuestos por distintos partidos políticos pero la propia ley nos señala el deber de independencia tanto del gobierno tanto del gobierno como de las empresas y la obligación por la tanto de tomar decisiones desde el rigor y desde el respeto a las normas existentes. A lo largo de estos tres años yo he tenido discrepancias frecuentes dentro del pleno, en muchas ocasiones mi voto es el único voto discrepante pero la argumentación de mi posición siempre tiene que ver con argumentos técnicos o jurídicos porque en el consejo debemos ser ajenos al debate sobre si usar o no usar energía nuclear, lo que tenemos es que centrarnos en garantizar la máximo seguridad en el uso de la energía nuclear.



P: Según el informe Livestock long shadow, la ganadería es la causante del 18% de las emisiones de GEI ¿Hasta qué punto se ignora la industria cárnica y su emisión de CH4 (metano) como segundo gas responsable del efecto invernadero? ¿Qué ocurre a nivel mundial para que, por ej., en la COP21 prácticamente esta realidad no haya sido nombrada y la palabra ganadería o agricultura no aparezca en el acuerdo final?


R: Efectivamente. Se habla mucho del poder de las empresas de los combustibles fósiles, pero se habla mucho menos del poder de las grandes multinacionales de la alimentación. Si uno analiza la evolución que ha tenido ese sector en los últimos veinte años se aprecia una concentración creciente de poder económico que hace difícil una transición hacia un modelo alimentario menos dependiente, en este caso, de las proteínas animales o del azúcar. Es verdad que también aquí hay una conciencia creciente por parte de muchos ciudadanos y eso ha ido impulsando la agricultura y la ganadería ecológica, la reducción en el uso de determinados fertilizantes y el cambio de dieta hacia una dieta sin consumo de carne. Pero estamos muy lejos de tener, a nivel global, una alimentación que sea sostenible en el tiempo, no solo desde el punto de vista de la salud del planeta, por la cantidad de agua, suelo y espacios forestales que se pierden, de emisiones de metano a la atmósfera asociadas a la ganadería, etc., sino por razones también de salud humana. Tenemos la paradoja de un mundo donde conviven unos 900 millones de seres humanos que no comen suficiente y, casi la misma cantidad, otros 900 millones de seres humanos que comemos -o que comen- más de la cuenta, que tienen una ingesta de calorías que, en realidad, es un riesgo para su salud.


P: ¿Ve necesario un cambio en la dieta española para avanzar hacia la sostenibilidad ambiental? ¿Qué factores deben darse para que, por ejemplo, España, con un 1,5% de vegetarianos, se acerque a los porcentajes de población vegetariana de Italia o Alemania (alrededor del 10%)? ¿Qué tipo de políticas serían eficientes para reducir el consumo de carne en nuestro país?


R: Creo que lo primero es información de calidad, campañas de concienciación a través de los medios de comunicación. En eso creo que desde las administraciones se puede hacer una gran labor. Creo que los profesionales de la medicina también están implicados. De hecho, en los últimos años, aunque no se haya llegado a un cambio de dieta suficientemente importante, sí han empezado a darse actuaciones concretas en los comedores escolares para introducir muchas más hortalizas, frutas, legumbres, etc., en la dieta de los niños, eliminando comida basura y con alto contenido de azúcar que han llevado a que España sea, desgraciadamente, el país de la OCDE donde la obesidad infantil ha aumentado más rápidamente en los últimos 10 años. Contra eso -desde el ministerio de Sanidad, Agricultura, de Medio ambiente- claro que se pueden tomar iniciativas.


"Se habla mucho del poder de las empresas de los combustibles fósiles, pero se habla mucho menos del poder de las grandes multinacionales de la alimentación"


P: (Con ironía) ¿Cree que el PP llevaría al TSJ un veggieDay como el que se hace, por ejemplo, en Bremen (Alemania) desde 2010?


R: (Risas) Francamente, no tengo ni idea. Sí es una cuestión que apenas ha salido en el debate político hasta ahora. Incluso siendo ministra, recuerdo un debate donde yo lo introduje en el parlamento y las carcajadas de la bancada popular salían del hemiciclo. Es curioso porque en países donde hay gobiernos conservadores, otros países europeos, estos temas ambientales o asociados a la alimentación han tenido y tienen otra tratameinto. Esto va por barrios.


P: En el acuerdo firmado entre PSOE y Ciudadanos, el medio ambiente queda relegado a un segundo o tercer plano. ¿Añadiría algún elemento más en su punto dedicado a esta temática titulado “Transición energética y lucha contra el cambio climático”?


R: El documento reproduce, prácticamente, el contenido del programa electoral del PSOE en el que tuve ocasión de colaborar y donde, por ejemplo, se establece un compromiso de transición energética que sería muy importante que gobierne quien gobierne se aborde, independientemente de a qué acuerdos finales se lleguen en otros aspectos, esta es una asignatura pendiente en nuestro país. También aparece la necesidad de derogar los cambios que han sufrido la ley de costas, de montes, etc., algunos de los desastres normativos han quedado reflejados en ese documento conjunto.


P: ¿Cree que la lucha contra el calentamiento global es real cuando no se hace mención al TTIP en este acuerdo?


R: En efecto, si al final ese tratado no incorpora garantías reales para impedir que haya un desmantelamiento de exigencias, tanto de contenido ambiental como, en algunos casos, de derechos laborales, creo que las consecuencias serán muy negativas para la UE. Confío que el resultado final de esa negociación -que ha sido muy polémica y que ha tenido en el parlamento europeo algunas discusiones francamente difíciles- no sea demasiado parecido al texto inicial.


“España en estos momentos no está cumpliendo con muchas directivas europeas en materia ambiental”


P: Un sector especialmente conflictivo dentro de las “puertas giratorias” es el energético. Son muchos los altos cargos, ministros, e incluso expresidentes que han acabado ocupando puestos de responsabilidad relacionados con la energía. ¿Cuál cree que debería ser la regulación sobre este asunto?


R: En este momento, la regulación exige que, al menos, pasen dos años entre el ejercicio de un cargo público y el paso a una empresa de un sector que haya tenido que ver con la responsabilidad pública precedente. Me daría con un canto en los dientes si eso se cumpliera siempre, pero en la mayoría de los casos que se conocen, es verdad que se trata de situaciones en las que han transcurrido más de esos dos años entre su salida de los respectivos gobiernos y la entrada en un consejo de administración. Dicho eso, el PSOE ha propuesto elevar de 2 a 5 años el tiempo exigible antes de que un ex alto cargo pueda estar en una tarea ejecutiva en una empresa de un sector -no solo energético- sino que haya tenido relación con su cargo anterior. Por supuesto en esto hay que insistir en compromisos de lucha contra la corrupción con carácter general y de exigencia de un comportamiento ético de todos los responsables públicos. Estoy de acuerdo en que se endurezcan las exigencias.



P: Para terminar, como exministra del PSOE y una semana después de la investidura fallida, ¿qué opinión le merece la situación actual de la política española? ¿Ansiado pacto o nuevas elecciones?


R: Hasta el último minuto, hasta el 1 de mayo, yo confío en que pueda haber un acuerdo. Un acuerdo que garantice un cambio muy profundo de políticas en nuestro país, que supere la situación de intolerancia ante la corrupción que ha vivido este país y que supere el desastre de carácter social y ambiental al que han llevado las políticas más recientes.


P: ¿Un cambio con qué actores protagonistas?


R: Creo que lo más importante es que sea quien sea quien gobierne, hay que juzgar los compromisos, las propuestas y las políticas que se emprenden. Me parece que hay un amplio espectro de medidas que pueden ser desarrolladas y asumidas por varios grupos de la cámara. Es difícil adecuar nuestro país a una dinámica de coaliciones y de pactos, a nivel nacional, porque no lo hemos vivido hasta ahora pero, sin embargo, hemos tenido y tenemos ahora mismo experencia de coaliciones, pactos y convergencias en muchos ayuntamientos y comunidades autónomas que, aunque sean recientes, creo que son muy importantes para ayudar a las negociadores a nivel nacional.


"Hay una conciencia creciente, un conocimiento mayor, tecnologías disponibles... lo que falta claramente es voluntad política, y por eso es tan importante que haya una ciudadanía informada y exigente".

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