FACTCHECKING - Números que no sólo aprietan sino ahogan
Belén Carrasco Rodríguez Elena Niño Alba
"La discusión no va a estar, desde luego, en las cifras", afirmó Soraya Sáenz de Santamaría sobre el número de refugiados que aceptaría España en el reparto que propuso Bruselas. España "es solidaria", dijo, y aceptaría la cifra "sin reticencias" (8/09/2015).
La vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría./ EFE
“La discusión no va a estar en las cifras”, espetó fresca como una lechuga la vicepresidenta del Partido Popular sobre la cuota de reparto de refugiados que aceptaría España a principios de un no tan lejano septiembre. Ha llovido mucho desde entonces y nuestra Ministra de la Presidencia no era consciente de lo que se le venía a Europa encima.
No resulta descabellado afirmar que oír hablar de crisis de los refugiados conlleva ineludiblemente barajar cifras. Aparecen por doquier. De hecho, si no hay casi más cifras que refugiados, por lo menos sí hay (muchas) más cifras pululando por los medios y redes que refugiados acogidos por España ocho meses después de la frase de Soraya Sáenz de Santamaría. Y es que a las fronteras de Europa se acumulan las cifras: de los llegados, de los acogidos, de los desdeñados y los que esperan a la intemperie, con una desalentadora mezcla entre inocente idealismo y desesperación, al abrigo de “mamá” Unión Europea.
La crisis de los refugiados ha dado mucho de qué hablar, y pocos nuevos datos podemos aportar nosotros. Sin embargo, intentaremos en breves pinceladas contrastar la frase de la Ministra de la Presidencia a la vez que sintetizamos, tirando de hemeroteca, los datos más relevantes que marcan, a fecha de hoy, el dilema humanitario que a las puertas del viejo continente se presenta.
¿Cuáles eran las cuotas de reparto que se barajaban entre los 28 países de la Unión? ¿Cuántas peticiones de asilo se emitieron en 2015? De estas, ¿cuántas se aprobaron? ¿Cuántas acogidas efectivas se han llevado a cabo?... ¿Está la discusión realmente en las cifras? Sigue leyendo.
Cuotas acordadas en septiembre de 2015 para el reparto de refugiados entre los Estados Miembros de la Unión Europea
Cuando el conflicto de los refugiados comenzó a adquirir una determinada magnitud (tanto por la crisis humanitaria que se estaba precipitando, y que ineludiblemente se ha precipitado, como por la eclosión mediática que empezó a señalar la falta de eficiencia de los líderes europeos en la puesta en marcha de decisiones que atajasen de forma efectiva el problema) las cabezas pensantes europeas reunieron en el laboratorio de ideas (llámese Comisión) sus neuronas más eminentes para meter en una probeta todos los conocimientos acumulados durante décadas de implacable resolución de crisis internacionales.
Un par de artículos sacados de Roma por aquí… una pizca de soft power por allá… bienintencionadas libertades propias sólo del “mundo occidental desarrollado” por doquier… tres pelos de Merkel, una pullita de Juncker, un tweet de Tusk y la varita mágica de Mogherini, et voilà! Muy poco después de que Sáenz de Santamaría declarase que la discusión no estaría en las cifras, la Comisión apoyó su causa con un “alentador” reparto de cuotas. Europa se convertiría en defensora de los débiles y ejemplo de solidaridad inagotable para el resto del planeta.
Así, el 9 de septiembre de 2015 y tras un llamamiento de Juncker, aparecía en medios nacionales e internacionales un reparto de 120.000 de los refugiados llegados a las fronteras de Hungría, Grecia e Italia, lo que suponía un incremento importante respecto a las cuotas acordadas antes del verano, como se muestra en los siguientes gráficos publicados en El País y la BBC [1]:
Gráfico 1. Cuotas de reparto de 120.000 refugiados según El País y la BBC a 9 de septiembre de 2015.
Hoy por hoy, no es de extrañar que gráficos de distintas fuentes difieran ligeramente en cuestiones cuantitativas. El País (izquierda) atribuye a Francia la acogida de 24.031 refugiados mientras que la BBC (derecha) le asigna más de 30.000. Asimismo, la BBC atribuye a España más refugiados que El País. No obstante, aportar precisiones numéricas exactas en cuestiones con tal magnitud de cifras es una labor de compleja homogeneización, por lo que nos quedaremos con la noción aproximada, dejando opción al lector para escoger, si gusta, la cifra del diario que mayor simpatía le despierte. El caso es que, dato arriba, dato abajo, Alemania, Francia y España acogerían entre los tres a más de la mitad de los refugiados estipulados en el reparto.
Así pues, esta distribución de los mencionados 120.000 refugiados en dos años, si bien no suficiente, parecía ser un comienzo (bueno o malo, según la subjetividad de cada individuo, pero sí era un punto de partida). No obstante, huelga decir que el piadoso propósito edificado se debilitaba en dos de sus vigas maestras:
Por un lado, estas cuotas no eran obligatorias y países como Hungría, República Checa, Eslovaquia y Rumanía se mostraban completamente contrarios al sistema propuesto.
Por otro, el número de refugiados que se acordó repartir entre los países era bastante escaso para atajar un problema que crecía a una velocidad vertiginosa.
De este modo, el sistema de reparto de cuotas trató de ser un mero parche que paliase levemente la llegada masiva de refugiados y que, como era previsible, pronto fracasó. La negativa de cada vez más países a incrementar sus cuotas de acogida y el aumento del peso de la extrema derecha, unidos al temor de la creciente amenaza yihadista (sobre todo tras los atentados de París en noviembre) y a medidas como el cierre con una valla en la frontera de Hungría con Serbia, así como su exclusión voluntaria del proceso de recolocación supusieron un estrepitoso fracaso del proyecto de cuotas.
Peticiones de asilo recibidas en 2015
Tan sólo Alemania recibió en 2015 casi 500.000 solicitudes de asilo del 1.321.560 de peticiones que se estima llegaron a la Unión Europea (más Noruega y Suiza) en el mismo año, según el Eurostat y la BBC. Además, atendiendo a datos publicados por la agencia EFE, esto supone un crecimiento del 123% con respecto a las de 2014, si bien las cifras publicadas se dejan por el camino a cientos de miles de solicitudes que todavía están en vías de tramitación.
Esta exorbitante cantidad ha convulsionado las estrategias de gestión del asilo internacional de Europa y ha desbordado a nuestros líderes, que han optado por alternar juegos de manos, intentando decidir si continuar echándoselas a la cabeza o lavárselas definitivamente y dejar que Erdogan se coma parte de un pastel que, posiblemente, no pretenda probar.
Gráfico 2. Solicitudes de asilo en Europa en 2015. Fuente: Eurostat. Elaboración: BBC
Gráfico 3. Evolución de las solicitudes de asilo (2005-2015). Fuente: Eurostat
Concretamente en España se registraron 14.600 peticiones de asilo, un 167% más que en 2014 y 14 solicitudes por cada millón de habitantes.
Peticiones de asilo aprobadas y acogidas
A pesar de las desorbitantes cifras de las que nos hemos hecho eco, el número de solicitudes aprobadas y como consecuencia, de personas acogidas de manera efectiva por los países miembros de la UE, es lamentable.
292.540 refugiados fueron admitidos en 2015, siendo como decíamos más de un millón los peticionarios.
Gráfico 4. Solicitudes de asilo aprobadas en Europa 2015. Fuente: Eurostat. Elaboración: BBC
Por otra parte, 9.700 son las personas que finalmente consiguieron entrar en la Península al ser admitidas en el centro de estancia temporal de inmigrantes (CETI) de Melilla, esto es, aproximadamente el 74,6% de los solicitantes. Si bien, hay que destacar que el Ministerio de Interior, aún no ha publicado datos oficiales con respecto a dicho año.
En 1984 fue aprobada la primera Ley de Asilo, y sin embargo, solamente 180.580 personas han podido acceder a este sistema, un número bastante inferior al que presentan países como Alemania, que solo en el año 2014 aprobó 202.645, como apunta la Comisión Española de Ayuda al Refugiado en su último informe. Este mismo documento recoge que nuestro país únicamente se hace cargo del 0,9% de todas las solicitudes de asilo que se registran en Europa, al mismo tiempo que recalca las trabas que los gobiernos ponen para reconocer la condición de refugiado.
"Desde la entrada en vigor de la nueva Ley de Asilo de 2009, una petición de protección internacional presentada en los puestos fronterizos o en los Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), donde se tramitaron el pasado año el 26% de las solicitudes, tiene muchísimas más posibilidades de ser inadmitida a trámite o directamente denegada, debido a los plazos tan reducidos de admisión o a la rapidez en la ejecución de la devolución a su país", explica el CEAR.
En cuanto a las llegadas, tras lo establecido por los países miembros de la UE, la Comisión fijó el número de refugiados que nuestro país debía acoger en torno a 16.000. Pues bien, la cifra no alcanzó los 20. Para ser más exactos, son tan solo 18 los peticionarios de asilo sirios que han sido reubicados en España, algo que nuestro Presidente interino justificaba alegando que “se trata de un proceso complicado porque requiere de una identificación y registro de huellas previo por motivos de seguridad al que muchos se niegan".
Jorge Fernández Díaz, Ministro de Interior, también echaba balones fuera y quizá a modo de autoconsuelo, se excusaba haciendo referencia a que “los retrasos del acogimiento son culpa del procedimiento señalado por la Comisión Europea" y hacía hincapié en el ofrecimiento para la acogida de 50 refugiados como parte de un proyecto piloto impulsado por tan solo cinco países de la UE asegurando que hasta 32 más podrían haberlo firmado y no fue así. Qué buenos somos, oiga, no hay duda de que “España es una gran nación, y los españoles muy españoles, y mucho españoles”.
A todo esto, instituciones, ONGs y ciudadanos de a pie, ni entienden, ni son capaces de explicar las razones de dicho estancamiento político, la descoordinación y la pasividad de las clases dirigentes ante la situación en la que nos encontramos. Quizá ahora sí, sea el momento de preguntarse “¿y la (solidaridad) Europea?”.
Conclusión
Más de 600.000 personas han llegado a Europa a lo largo de 2015 huyendo de sus países de origen, la mayoría a través de las islas griegas.
Miles cruzan a diario los 10 km de mar que separan las costas turcas del norte de Lesbos, la que registra el mayor número de llegadas, jugándose la vida a bordo de embarcaciones (si se les puede llamar así) cuyo pasaje cuesta alrededor de 1.100 euros, con ninguna garantía de que serán acogidos en alguna parte.
Y mientras tanto, una Europa torpe y falta de voluntad política, se fracciona ante las cuotas impuestas bajo una sensación de permeabilidad fronteriza que le provoca inseguridad y cuestiona la idea de soberanía.
Según los datos que hemos podido contrastar y a la vista del análisis expuesto, parece que la discusión sí está en las cifras, y por tanto, la afirmación de la vicepresidenta del actual gobierno en funciones no es cierta.
Elaboración propia
__________________________________________________________________________________________________________________________________________
Citas:
[1] Hemos considerado relevante exponer las primeras cuotas propuestas en la Comisión Europea como medida de respuesta a la actual crisis de los refugiados, entendida como tal desde el recrudecimiento de la crisis migratoria con la llegada masiva en junio de 2015 de migrantes al paso fronterizo entre Grecia y Macedonia.