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M. Dumont Copero. "El acceso de la primera parlamentaria negra en la historia de España desde u

Malembe Dumont Copero

Estudiante de Ciencia Política en la UAM y de Derecho en la UNED

*Una versión anterior de este artículo fue publicado inicialmente en la Revista Afrokairos

Uno de los aspectos centrales de la vindicación femenina ilustrada era la apelación a un universalismo ético que proclamaba la universalidad de los atributos morales de todas las personas. A lo largo del siglo XIX, el movimiento sufragista va a recoger esta tesis convirtiéndola en una de sus principales líneas argumentativas. La apelación a la justicia, pero concretamente al principio de igualdad de la raza humana, se va a reivindicar como un derecho natural, y por ende, universal que busca igualar la posición de la mujer al hombre. En EEUU el movimiento sufragista y el abolicionista se van a unir bajo la idea compartida de conformar una plataforma de igualdad del ser humano con independencia del sexo o la raza bajo la premisa de que ambos están sometidos a una esclavitud moral que afecta de forma concreta a derechos como la libertad de expresión, de asociación, de voto o el derecho al trabajo (Beltrán, Maquieira, et al, 2005: 39-41).


Sin embargo, pronto se van a ver reflejadas las divergencias entre ambos movimientos. La primera mujer en poner de manifiesto la quiebra entre de estos dos discursos sería Sojourner Truth, esclava liberada del estado de Nueva York, que introdujo la intersección entre raza y género, reivindicando los derechos de las mujeres negras frente a un movimiento que entendía no cuadraba con la realidad de estas últimas, dado que hablaba de mujeres blancas y burguesas que buscaban salir del hogar y trabajar, cuando las mujeres negras ya lo hacían (Beltrán, Maquieira, et al, 2005: 46). Si el gran Franz Fanon, en su libro “Piel negra, máscaras blancas” introdujo una dicotomía de alteridad entre el blanco (hombre para las feministas) y negro (mujer) que expresaba la situación de subordinación colonial (patriarcal) de estos últimos con respecto a los primeros (Fanon, 1952), . Las críticas a su relato por parte de las feministas negras de los años 80 en EEUU, van a ir dirigidas a que la clasificación que él planteaba interpretaba erróneamente a las mujeres de color, ya que en la intersección entre “mujer” y “negro” había/hay una ausencia donde debería estar la mujer negra precisamente porque “ni mujer” “ni negro” la incluyen; quedando ésta relegada a una doble discriminación: primero por ser mujer, segundo por ser negra (Lugones, 2004: 61).


Sojouner Truth (1797-1883), la feminista negra que introdujo la intersección entre raza y género, reivindicando los derechos de las mujeres negras frente a un movimiento que entendía no cuadraba con la realidad de estas últimas, dado que hablaba de mujeres blancas y burguesas que buscaban salir del hogar y trabajar, cuando las mujeres negras ya lo hacían


Este relato histórico busca explicar la elección de una perspectiva de género para abordar la aparición de la primera mujer negra parlamentaria en la historia española. En el ámbito de representación institucional, tanto en España como en otros países, se lleva a cabo lo que se ha denominado la “discriminación positiva” o sistema de cuotas, algo que busca salvar la desigualdad a la que históricamente han sido sometidas las mujeres en el ámbito institucional o parlamentario (ya que el derecho de sufragio tanto pasivo como activo no ha significado en ningún caso una plena igualdad frente a los hombres). Este es uno de los argumentos del feminismo institucionalista que busca denunciar la existencia de un sesgo de género dentro de los partidos políticos y las instituciones públicas. Para ellas tiene lugar una distribución de poder asimétrica que no permite a las mujeres beneficiarse del mismo modo que los hombres de las oportunidades que surgen una vez finalizada su carrera parlamentaria debido, principalmente, a la existencia de “redes homosociales masculinas”, es decir, a ese desigual reparto del poder ( Verge,Claveria, 2016).


Si se puede afirmar la discriminación que aún sufren las mujeres en el ámbito político, a pesar de que este año 2016 se ha constituido el parlamento más femenino de la historia española, y si tenemos en cuenta la doble discriminación a la que, entiende el feminismo afro, se ven sometidas las mujeres negras, entonces se puede afirmar que el acceso de Rita Bosaho al Parlamento tiene una doble dimensión e importancia: primero la de ser una de esas mujeres del Parlamento más femenino en la historia de España, y segundo, la de ser la primera persona de raza negra.


Dos eran las candidatas negras, pero no todos los partidos supieron jugar bien sus cartas. La primera en acceder a las lista del PSOE sería Consuelo Cruz, de origen colombiano, militante desde hace una década y directora del grupo afrosocialista en el partido, activista por los derechos humanos, que fue integrada en el partido de la mano del el ya fallecido Pedro Zerolo con quien trabajó durante años codo con codo para mejorar los derechos de los inmigrantes. A pesar de haber tenido que recoger firmas para que fuese incluida en las listas, su lugar en el número 17 de la lista en la capital, hacía notoriamente difícil conseguir el objetivo, como así fue, ya que el PSOE sólo consiguió 6 escaños por Madrid. “Sin embargo, Consuelo Cruz felicitó a su compañera de batalla, Gertrudis Bosaho, al entender que "no puede haber verdadera integración sin representación política, es una asignatura pendiente en España”.


Por su parte, Rita Gertrudis Bosaho Gori, de 41 años y origen ecuatoguineano, decía con ironía: “ya era hora ¿no?”, en una entrevista poco antes de celebrarse las elecciones del 20-D. Siguiendo la tradición política de su familia, esta enfermera de profesión, activista por los derechos de las mujeres y que colabora activamente con varias organizaciones no gubernamentales y redes sociales, sería puesta primera en la lista de candidatos de Podemos por Alicante, algo que se presentaba como la crónica de un éxito anunciado.


Rita Gertrudis Bosaho

Más allá de las líneas ideológicas o de las siglas que defienden, y teniendo en cuenta que entre izquierda y derecha no hay realmente diferenciación en la proporción de candidatos de origen inmigrante y en su colocación en las listas. Ambas eran y son conscientes del simbolismo que su presencia en las instituciones genera, ya que tal y como sostiene un estudio del CIS dirigido por Santiago Pérez Nievas, profesor de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid, “existe una clara infrarrepresentación tanto en el Parlamento como en los Gobiernos municipales y provinciales de la población inmigrante”. Pero, ¿es casualidad que las dos únicas representantes negras para el acceso al parlamento sean mujeres, activistas y feministas? ¿Acaso no hay hombres de ascendencia afro sobradamente cualificados? La lectura que harían aquí las feministas de la diferencia, es decir, el feminismo negro, es que la lucha por librar la batalla contra la doble discriminación que sufren las mujeres negras (por ser negra y ser mujer), hace que su elección sea una condición necesaria.


Como sabemos fue Rita Bosaho la elegida, y aunque su presencia en las listas es una cuestión necesaria tal y como acabamos de mencionar, no es suficiente, se necesita más, tal y como argumentarían la mayoría de las feministas. Así lo señaló la propia diputada en una entrevista para el diario El País, sosteniendo/defendiendo/reivindicando que “hay que cambiar la estructura patriarcal y feminizar la sociedad”. Es decir, es cierto que haber logrado esto es un paso, pero como feminista ella entiende que “el feminismo es política” y que “conseguir la igualdad real debería ser una cuestión de Estado”. No debe uno conformarse con que se cumpla la discriminación positiva, ya que al igual que con el resto de mujeres, esto únicamente soluciona de forma momentánea “un problema que se torna estructural". Lo que hay que hacer, según ella, es lo mismo que introduce el feminismo de la diferencia, no conformarse con llegar a ser iguales que los hombres (si eres mujer al hombre, si eres negro al hombre blanco); sino trabajar por transformar la estructura patriarcal y lograr que el acceso de las mujeres y de otros colectivos que reflejan la diversidad cultural que existe en España, se vea plenamente representada también a nivel institucional.


 

BELTRÁN, Elena y MAQUIEIRA, Virginia [eds] (2005): Feminismos: Debates teóricos contemporáneos. Madrid: Alianza editorial.


FANON, Franz (1952): Piel negra, máscaras blancas. Buenos Aires: Editorial Abraxas.


LUGONES, M. (2004). "Colonialidad y Género". En Y. Espinosa Miñoso, D. Gómez Correal, y K. Ochoa Muñoz: Tejiendo de otro modo: Feminismo, epistemología y apuestas decoloniales en Abya Yala. Popayan: Universidad del Cauca.


VERGE, Tania y CLAVERIA, Silvia (2016). Reclutamiento político y sesgos de género: El impacto del capital homosocial masculino, XIV Seminario de Investigación, 28 de enero de 2016, Universidad Autónoma de Madrid.




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