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J. Giráldez. "También hay hombres buenos"

Julia Giráldez Velasco




Hace poco leí el artículo viral “El feminismo me ha jodido la vida” . Dejando a un lado el hecho de que yo no creo que el feminismo haya jodido nada, suscribo las palabras de la autora. Pero no hace falta buscar mucho para toparse con los comentarios de algunos hombres en respuesta del texto.


Y es que muchos son los que se indignan cuando generalizamos sobre la existencia de machismo, cuando se habla de “violencia machista” y no de género, cuando se habla de que los hombres nos incomodan y nos avergüenzan con sus comentarios si vamos por la calle con falda y/o escote o cuando decimos que nos hemos sentido acosadas o infravaloradas por culpa de los hombres. Muchos se exaltan y afirman que son casos aislados, que la mayoría no son así, que no deberíamos generalizar, que somos unas exageradas, que “también hay hombres buenos”.


Pues bien, yo generalizo abiertamente.


Generalizo por los pocos hombres que conozco (si es que conozco a alguno…) que no tienen pelos en la lengua para afirmar contundentemente que son feministas. Generalizo porque la desinformación sobre ese término está tan generalizada como la palabra feminazi. Generalizo porque cuando no vamos depiladas nos preguntan qué opinan nuestros novios al respecto. Generalizo por las veces que me han preguntado que por qué no tengo novio, siendo una chica tan mona. Generalizo también por las veces que se nos desacredita porque quizás tengamos la regla y por eso estemos tan susceptibles. Generalizo por cada uno de los “vas provocando” que se han pronunciado.


Generalizo porque cada año, con el chupinazo de los Sanfermines, sabemos que no sólo dan comienzo las carreras, las fiestas y los bailes. Da comienzo un fin de semana en el que la noticia no la dan sólo los toros.


Generalizo por todas y cada una de las mujeres que conozco, porque todas ellas han sentido miedo volviendo a casa de noche, y más aún, generalizo por las que vimos nuestro miedo hecho realidad y tuvimos que entregarnos a una batalla desequilibrada que no pedimos, ni perdimos.


Generalizo, finalmente y sobre todo, por las que sí perdieron la batalla. Generalizo en nombre de los 64 hombres que decidieron el año pasado matar a sus parejas, y por las 24 mujeres asesinadas de este año. “¿Y los hombres asesinados qué?” – dirán algunos. Generalizo porque se mata a un hombre por cada cinco mujeres asesinadas, y esa cifra me da el derecho. Generalizo porque nunca le hemos quitado importancia a esa minoría de hombres asesinados a manos de mujeres, ni tampoco a los hombres maltratados o acosados. Son una minoría que también merece protección, pero que no basta para afirmar que exista un problema coyuntural o social (o quizás de mentalidad o probablemente una mezcla de todo lo anterior), como sí lo es en el caso de las mujeres.


Señores, en una sociedad en la que nosotras aún tenemos que acarrear con salarios más bajos que vosotros, con dificultades en la contratación si estamos en una edad cercana a una hipotética maternidad, con premios científicos inaccesibles, con comentarios despectivos, con incomodidad, con que cada año haya que explicar en San Fermines que el hecho de que una mujer se quite la camiseta no le da derecho a nadie a tocarla o violarla, con noticias trágicas ya normalizadas, con miedo, con secuelas por malos ratos y tratos, con ideas absurdamente arraigadas sobre el amor romántico, con los cánones de belleza femeninos rozando la ficción, con más de cinco muertes mensuales de mujeres a manos de sus parejas, con debates políticos que apenas contemplan el problema, con el machismo y misoginia… Señores, os pido por favor, por respeto, por educación y por el bien del feminismo (y sin quitarle peso a vuestros problemas masculinos diarios) : acarread vosotros con la generalización.


Fotografía hecha por la autora del artículo

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