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ENTREVISTAS - Manuel Martorell: "Es un error de análisis político reducir una organización tan

Alejandro Ciordia Morandeira

Manuel Martorell Pérez (Elizondo, Navarra, 1953) es periodista e historiador, pero sobre todo es una de las voces más autorizadas sobre el pueblo kurdo en España. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1981, ha trabajado en diversos medios de comunicación, destacando la Agencia EFE, Diario 16, El Mundo (donde fue jefe de política internacional, de nacional y redactor jefe) y actualmente colabora en Cuarto Poder. En su faceta de historiador, se doctoró por la UNED en 2009 y sus trabajos se centran en el franquismo y el carlismo. Su otra gran pasión intelectual, Oriente Medio en general y el Kurdistán en particular, la viene desarrollando desde los años 80, realizando importantes aportaciones a la escasísima literatura especializada en castellano sobre los kurdos, tales como: “Los kurdos: historia de una resistencia” (Espasa Calpe, 1991), “Kurdistán: viaje al país prohibido” (Editorial Foca, 2005) y, recientemente, “Kurdos” (Catarata, 2016).


Sus respuestas claras, concisas y directas decodifican a la perfección el complejo universo político actual de Oriente Medio. Una gran oportunidad para adentrarse por primera vez en la historia del pueblo kurdo, así como para reflexionar sobre el papel que puede jugar éste en el futuro de la región.

 

PREGUNTA: ¿Cuándo y por qué se empezó a interesar por el pueblo kurdo?


RESPUESTA: Comencé a interesarme por este problema internacional al finalizar los estudios de periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona. Quería especializarme como periodista en el mundo musulmán y realicé un trabajo sobre el “Carácter Expansionista de la Revolución Iraní”. Entonces descubrí la existencia del pueblo kurdo en Irán, porque fueron los primeros en levantarse contra el régimen integrista de Jomeini. Para mí, aquello fue una verdadera sorpresa, porque yo pensaba que solamente había kurdos en las montañas del norte de Irak. Después descubriría que también había kurdos en Siria y sobre todo en Turquía, y que, por lo general, sus organizaciones eran progresista y contrarias al fundamentalismo. Fue en ese momento cuando comencé a interesarme por el problema kurdo, primero por curiosidad profesional, después como especialista, porque estaba convencido de que este problema tendría, como ha ocurrido, una gran importancia en Oriente Medio.


P: En su último libro se enfatiza en varias ocasiones que el kurdo es uno de los pueblos más antiguos de Oriente Medio, descendientes de los medos, y que habitaban esa zona varios siglos antes de la llegada de árabes y turcos. Además, es también conocido internacionalmente el hecho de que se trata de la nación sin Estado propio más grande del mundo. Teniendo eso en cuenta, ¿cómo se explica el gran desconocimiento que existe sobre los kurdos en España?

R: Creo que hay varias razones importantes que explican este desconocimiento. La principal de ellas es que la política exterior de España siempre se ha centrado en América Latina y de forma muy parcial en algunas zonas de África. Pese al alto valor internacional que tiene Oriente Medio y sus conflictos, la realidad es que España nunca ha tenido un política concreta y definida de actuación en Oriente Medio. Cuando no hay una presencia, una política exterior de un país en determinada parte del mundo, esa parte del mundo deja de estar presente también en la política nacional y, por lo tanto, en los medios de comunicación. De alguna forma, los medios de comunicación y la actividad de los partidos, sindicatos y organizaciones no gubernamentales giran en torno a la política de los gobiernos y los gobiernos españoles, sean de izquierda o de derecha, han tenido muy poco interés por lo que ocurre en Oriente Medio, y mucho menos en el Kurdistán.


También influye que al hablar del problema kurdo se termina hablando de creación de un Estado kurdo, de autodeterminación, de independencia… Es decir, de temas que, precisamente, no son los más populares para los gobiernos, igualmente sean de izquierda o de derecha. Por lo general, prefieren tener buenas relaciones con los Gobiernos de los países que dividen y oprimen al pueblo kurdo. Apostar por el pueblo kurdo significa enfrentarse con el respectivo gobierno y eso difícilmente va a ser asumido por un gobierno español.


Otro motivo importante es que en España prácticamente no existe una comunidad kurda, al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, en Alemania, Francia, países escandinavos o incluso en Austria.


P: El Kurdistán, dividido tras la Primera Guerra Mundial entre los países de Turquía, Siria, Irán e Irak, presenta una gran diversidad, pero también tienen en común una historia del siglo XX tremendamente trágica. A día de hoy, ¿en cuál de estos cuatro países diría que los kurdos se encuentran en peor situación? ¿Y en cuál la situación presenta más oportunidades que amenazas?


R: En estos momentos la situación más dura se está viviendo en el Kurdistán de Turquía. La política puesta en marcha tras las elecciones de junio de 2015 por Tayyip Erdoğan está rompiendo todas las previsiones y superando los peores momentos en la historia del pueblo kurdo. Erdoğan ha destruido núcleos de población y barrios enteros de ciudades kurdas, provocando masacres en las que han muerto decenas de civiles indefensos. Paralelamente ha puesto en marcha una campaña para colocar fuera de la ley al Partido Democrático de los Pueblos (HDP), que defiende los derechos culturales y políticos del pueblo kurdo… Cientos de dirigentes y cuadros de esta organización han sido asesinados, torturados o encarcelados.

"Los gobiernos españoles, sean de izquierda o de derecha, han tenido muy poco interés por lo que ocurre en Oriente Medio, y mucho menos en el Kurdistán"


Por el contrario, se podría decir que las zonas donde en este momento hay mayor esperanza de poner en marcha un proyecto político son el Kurdistán iraquí, donde gozan de una independencia de facto, y en Rojava, es decir el Kurdistán sirio, donde el Partido de la Unidad Democrática (PYD) está construyendo un modelo federal que quiere extender al resto de Siria.


P: Sobre Rojava, ¿cree usted que la evolución política-regional de esta región del norte de Siria podría ser similar a la del Gobierno Regional del Kurdistán en el norte de Irak? Es decir, ¿podría ser que de una autonomía de facto en el marco de un conflicto bélico y de la alianza con EE.UU. se derive en la Siria post-conflicto un estatus de iure como entidad federal?


R: No estoy seguro de que el futuro sistema político de Siria, una vez concluya y se supere la actual crisis bélica, incluya formalmente un modelo federal, como ya ocurre en Irak. Más bien creo que deberá recoger algún tipo de autonomía aunque puede que sin citar expresamente este concepto político. Prácticamente todas las fuerzas importantes de Siria son opuestas incluso a una pequeña autonomía para los kurdos que, sin embargo, han conseguido y consolidado un gran control sobre una extensa zona del norte del país. Sea cual sea el modelo político que se adopte, en Siria tendrá que haber algún tipo de autonomía para los kurdos, se le llame así o se utilice algún eufemismo para que pueda ser aceptada por los grandes partidos sirios.


"Sea cual sea el modelo político que se adopte, en Siria tendrá que haber algún tipo de autonomía para los kurdos, se le llame así o se utilice algún eufemismo"


P: Hablando ahora sobre Turquía, donde vive casi la mitad del total del pueblo kurdo ¿cómo de cerca se estuvo de un acuerdo de paz definitivo entre el PKK y el gobierno de Ankara en el último proceso de paz (enero 2013 – julio 2015)? ¿Hasta qué punto Erdogan y el PKK buscaban realmente el fin del conflicto?


R: En realidad, los primeros contactos de este proceso de paz se establecieron en Oslo en febrero de 2012 y sinceramente creo que ambas partes querían encontrar una salida dialogada al conflicto armado y que ambas partes estaban convencidas de rentabilizar políticamente el proceso. El problema surgió cuando Tayyip Erdoğan se da cuenta de que, hiciera lo que hiciera, la única beneficiaria del proceso era la parte kurda, un hecho que terminó constatándose en las elecciones de junio de 2015, cuando el HDP irrumpe con un poderoso grupo parlamentario en la Asamblea Nacional turca tras obtener el 13% de los votos en todo el Estado. Ese hecho supuso una humillante derrota política de Erdoğan que permaneció varios días en silencio sin saber qué decir al resto de los turcos. Fue en ese momento cuando Erdoğan decidió convertir en papel mojado los Acuerdos de Dolmabahçe y volver a las políticas de represión, volviendo a negar la existencia de un problema kurdo en Turquía.

"El problema [en el último proceso de paz] surgió cuando Erdoğan se da cuenta de que, hiciera lo que hiciera, la única beneficiaria del proceso era la parte kurda, como se acabó constatando en las elecciones de junio de 2015"


P: En mayo se modificó la Constitución turca para eliminar la inmunidad parlamentaria y poder procesar a los miembros del partido pro-kurdo HDP. Sin embargo, pese a que a nivel municipal muchos alcaldes han sido detenidos y los ayuntamientos intervenidos, el proceso judicial contra sus líderes parece parado desde hace varios meses. ¿Cree que Erdogan llegará tan lejos como para ilegalizar al HDP y encarcelar a líderes tan carismáticos como Selahattin Demirtaş y Figen Yüksekdağ?


R: Tal y como están las cosas en Turquía, creo que ese escenario es posible. Ambos dirigentes kurdos tienen varios procesos judiciales pendientes que pueden llevarles a la cárcel.


Manuel Martorell posa en uno de sus últimos viajes al Kurdistán iraquí junto a peshmergas del KDPI kurdo-iraní (Fuente: Cuarto Poder)

P: Y sobre el PKK, ¿qué etiqueta le pondría? ¿Se trata de un grupo terrorista, una guerrilla de liberación, un partido político, una organización líder de un movimiento social…? ¿O quizás es varias de esas cosas?


R: Creo que es un error de análisis político reducir una organización tan poderosa y tan grande como el PKK a un mero grupo terrorista. Como es sabido y hemos comentado, el HDP, que el Gobierno turco asegura que es el brazo político del PKK, ha obtenido el 13 por ciento de los votos a nivel de toda Turquía, ha conseguido en las últimas elecciones municipales más de 2.000 ayuntamientos, entre ellos ciudades tan importantes como Diyarbakir, Batman o Van… con cientos de miles de habitantes cada una. Por su parte, el PKK es una organización que tiene miles de guerrilleros después de que durante más de treinta años el segundo ejército más numeroso de la OTAN, con mucha mejor tecnología de combate, haya intentando infructuosamente destruirlo. El PKK es capaz de mantener combates con el Ejército turco que duran horas y hasta días enteros, y es capaz de llevar a cabo simultáneamente decenas de ataques en varias provincias y a distancias de cientos de kilómetros. Si hiciéramos caso a las cifras oficiales del Ejército y del Gobierno turcos, solo en el último año y medio habrían puesto fuera de combate a más de 7.000 guerrilleros…


"La propuesta del Confederalismo Democrático más que un proyecto político revolucionario es un ejercicio de pragmatismo ante la imposibilidad de que en el corazón de Oriente Medio surja un nuevo Estado nacional, un Estado kurdo"


¿Esto se puede reducir al calificativo de “grupo terrorista”? Como he dicho antes utilizar exclusivamente para definir este fenómeno el concepto de “grupo terrorista” es un grave error analítico, incluso aunque algunas de sus acciones se puedan homologar como acciones terroristas. Hay que analizar el todo, el conjunto, no tomar la parte por el todo o como se dice popularmente no coger el árbol por las ramas.


P: ¿Presenta el PKK elementos contradictorios entre su discurso y su propia estructura y acciones? Por ejemplo, sorprende el contraste entre su discurso programático, en el que defiende estructuras tremendamente horizontales y elementos propios de la democracia deliberativa en el marco del proyecto de “Confederalismo Democrático” por un lado, mientras que su estructura interna está enormemente jerarquizada y se puede observar una enorme veneración (e incluso deificación) de la figura del líder, Abdulah Öcalan, por otro lado. Curiosamente, esto presenta para algunos cierta similitud con la adoración del nacionalismo al que se oponen, el turco, a la figura de Atatürk como padre fundador de la República. También resulta paradójica la crítica radical que se realiza en la actualidad contra la ideología nacionalista y cualquier tipo de Estado-nación en contraste con el proyecto inicial del PKK en los años 80 y parte de los 90 de crear un “Gran Kurdistán” independiente.


R: Llevas razón al plantear tal contradicción. En el fondo, creo que la propuesta del Confederalismo Democrático más que un proyecto político revolucionario es un ejercicio de pragmatismo ante la imposibilidad de que en el corazón de Oriente Medio surja un nuevo Estado nacional, un Estado kurdo, que provocaría la fragmentación de países tan importantes como Turquía, Irán, Irak y Siria. Con la propuesta confederal democrática se logra la máxima independencia de las entidades locales y regionales sin cuestionar las fronteras de los actuales Estados. Desde el punto de vista político, creo que el PKK sigue manteniendo una actitud de presencia hegemónica en aquellos lugares donde tiene influencia, no dejando espacio para otros partidos políticos, un hecho que entra en contradicción con la filosofía del Confereralismo Democrático, una propuesta que, a veces, se suele comparar con el anarquismo libertario.


P: En 2015 usted hizo público que se le denegó la entrada en EE.UU. ya que las autoridades estadounidenses le vinculan a actividades terroristas. ¿Ha recibido algún tipo de explicación al respecto? ¿Cómo avanza ese proceso?


R: Exactamente, el Departamento de Estado me acusa, sin ninguna justificación ni explicación de ningún tipo, de participar en “actividades terroristas”, como asegura textualmente en una comunicación oficial para denegarme de forma indefinida el visado y, por lo tanto, para prohibirme entrar en ese país. He reclamado en repetidas ocasiones que expliquen por qué dicen semejante tontería, pero dan la callada por respuesta. Es decir, me acusan de lo que puede ser el delito más grave en estos momentos para una persona pero no dicen por qué, algo que resulta básico a la hora de hacer cualquier acusación en cualquier ordenamiento jurídico, incluido el norteamericano. El pasado mes de diciembre volví a solicitar el visado para remover el caso pero la actitud de la Embajada fue exactamente la misma.

"Mantengo una permanente actividad divulgativa y de apoyo al pueblo kurdo. Es mi especialidad como periodista y también mi compromiso como persona."


La única forma de resolver este asunto sería presentar una demanda judicial contra el Gobierno de los Estados Unidos de América dentro de ese país, pero eso requiere un astronómico desembolso de dinero que no está al alcance de cualquier persona.


P: ¿Cuáles son sus próximos proyectos? ¿Seguirá trabajando sobre los kurdos pese a las crecientes dificultades para viajar a muchas zonas del Kurdistán?


R: El último viaje al Kurdistán lo hice en junio de 2014 en plena ofensiva del Estado Islámico contra la región autónoma del Kurdistán iraquí. Continúo en contacto con amigos y personas que conozco en todas las partes del Kurdistán y mantengo también una permanente actividad divulgativa y de apoyo al pueblo kurdo. Es mi especialidad como periodista y también mi compromiso como persona.



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