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ENTREVISTAS - Waleed Saleh: "Tengo fe en el futuro y en los jóvenes del mundo árabe: ellos trae

Alumnos de árabe de primer curso del Grado en Traducción e Interpretación (UAM)

Ana Aedo, Marco Avedano Morillo, Blanca Balado González, Alejandro Castiñeira Larrabide, Carmen Fernández Díez, Isabel Fernández Diego, Ignacio Gaite de Vicente, Moisés Garcillán Portero, Sergio Hernández Hernández, Nedjma Khoudi , Ion López Hernaiz, Gloria Morales Jiménez, Ana Puig, Gonzalo Rodríguez Ontiveros, Cristina Romero, María Lourdes Sánchez Calvente, Adrián Sánchez Estarreado, María Sánchez Mateo, Blanca Tamarit Campos, Braulio Tresguerres Grima.



Profesor titular de lengua y literatura árabes en la Universidad Autónoma de Madrid, Waleed Saleh (Irak, 1951) lleva más de treinta años residiendo en España. Aquí se doctoró y aquí ha desarrollado la mayor parte de su actividad profesional y académica, en la que destacan la docencia y la investigación, además de la traducción al árabe de obras de la literatura hispanoamericana como Doce cuentos peregrinos y Del amor y otros demonios, del Premio Nobel Gabriel García Márquez. Entre sus últimos trabajos se encuentran Librepensamiento e Islam (Tirant Humanidades) y Amor, sexualidad y matrimonio en el Islam (Ediciones del Oriente y el Mediterráneo). Los estudiantes de árabe de primer curso del Grado en Traducción e Interpretación (UAM), hemos querido entrevistarlo para analizar con él algunas de las cuestiones referentes al mundo árabo-islámico suscitadas por la charla coloquio acerca de las Revoluciones Árabes, organizada por la Revista Ágora, en la que el profesor Saleh participó junto a Ignacio Álvarez-Ossorio, también profesor de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad de Alicante.

 

Pregunta: Existen fuertes prejuicios acerca del mundo árabo-islámico, difundidos principalmente por los medios de comunicación. ¿Qué opinas acerca de esto?

Respuesta: Se deben diferenciar dos niveles muy distintos con características propias: por un lado, el islam en sí que, como otras religiones monoteístas, comparte muchas cosas con el cristianismo y judaísmo. Es decir, desde el mundo occidental se suele pensar que el islam es un mundo aparte que no tiene nada que ver con el cristianismo, judaísmo y otras religiones, pero eso es erróneo. Si se lee el Corán o las prácticas de los clérigos, no se diferencian demasiado del Antiguo y el Nuevo Testamento.


Por lo tanto, la pregunta se podría plantear de la siguiente forma: -¿En qué medida podemos aceptar la religión musulmana, el islam, como una religión moderna para nuestras vidas, para la vida de los musulmanes? En ese sentido, debe haber una evolución o un cambio profundo en todos los aspectos de lo que es la religión (como han hecho otras religiones, como el cristianismo y el judaísmo); es decir, pensar que el islam es una religión, que el Corán nació en un determinado momento y sirvió (para bien o mal) para las sociedades arcaicas, pero hoy en día es muy difícil aplicar las enseñanzas del Islam tal y como están en los textos. Si no tiene lugar esta evolución con la que los musulmanes puedan estar a la altura del resto del mundo, es muy difícil que puedan convivir con el resto de la humanidad. El Corán es un libro histórico que tenía unos elementos positivos para las sociedades. Sin embargo, eso no justifica que hoy en día debamos agarrarnos a esta tradición, porque ciertas enseñanzas en él están absolutamente en contra de los derechos y libertades.


Por otro lado, hay que matizar lo que es el islam oficial, el popular, los millones de seres humanos que lo practican de una forma totalmente pacífica -al margen de lo que estamos oyendo-. Este es legítimo, siempre y cuando no afecte a la esfera pública, al resto de las personas, de las sociedades, de la humanidad en su conjunto que quiera imponer sus criterios, etc. Y de otra parte está lo que comúnmente se denomina “islam político”, el que considero principal origen de los problemas y enfrentamientos de hoy en día en Oriente. Se trata de una corrienteen la cual el islam no es solamente una fe y una religión, sino que, tal y como se suele expresar por parte de este movimiento, es din (“religión”), dunya (“vida”) y dawla (“estado”). Es decir, que para ciertas personas el islam debe abarcarlo todo, y esto resulta francamente problemático para quienes no comparten esta visión.


Lo grave, sin embargo, es que la imagen que los medios de comunicación proyectan acerca del mundo árabe e islámico y del islam en general es únicamente esta visión fundamentalista, ocultando que hay una gran mayoría de personas de a pie, junto con intelectuales, pensadores, etc, que no tienen nada que ver con ella y están totalmente al margen de la violencia. Esto constituye un error absoluto y gravísimo, ciertamente malintencionado y doloso por parte de los medios de comunicación y quienes los financian, y sirve para agrandar la brecha que existe a causa del miedo y la ignorancia.


Además de lo anterior, hay otra cuestión que debe ser matizada, y es que hoy en día es frecuente que se acuse de islamofobia a cualquier persona que realiza cualquier mínima crítica, sobre todo de aspectos negativos -que los hay muchos- acerca del islam. No se debe entrar en estos términos. La islamofobia significa insultar a toda la población: a toda la comunidad musulmana. Pero es legítimo criticar, de forma fundamentada, el islam como religión, y el hecho de acusar a una persona de islamófoba por una simple crítica es una falacia.


«Lo grave, sin embargo, es que la imagen que los medios de comunicación proyectan acerca del mundo árabe e islámico y del islam en general es únicamente esta visión fundamentalista, ocultando que hay una gran mayoría de personas de a pie, junto con intelectuales, pensadores, etc, que no tienen nada que ver con ella y están totalmente al margen de la violencia.»


P: ¿Hasta qué punto crees que los distintos atentados terroristas perpetrados en Europa han afectado a los refugiados que vienen huyendo del mismo horror? ¿En qué medida les está afectando a la hora de pedir asilo y de integrarse en esta nueva sociedad?

R: Hay un elemento importante que la gente obvia: se olvidan de las causas de origen, es decir, de los terribles problemas originados por las guerras de países occidentales en el mundo árabo-islámico, como la invasión estadounidense de Irak. La mayor parte del mal viene de ahí. Muy poca gente se acuerda de aquello: se observan solo las consecuencias (refugiados, problemas, crisis, terrorismo), pero en mi opinión, es necesario considerarlas junto con su origen, y preguntarnos por qué están sucediendo estas cosas. Si no se analizan las causas principales, jamás se conocerá de forma profunda y verdadera la realidad de las cosas.


Por otro lado, quizás más del 99% de refugiados que escapan de sus países huyen de una desgracia, de una guerra, de una situación límite a la cual ningún ser humano quiere enfrentarse. Es muy duro dejar tu vida, tus raíces; no vienen por gusto: escapan para buscar refugio y es injusto tratarlos de la manera en la que les está tratando Occidente. Además, son un número bastante pequeño, no una avalancha, como se dice. Europa es un continente muy grande donde caben muchas personas y donde, debido al envejecimiento de la población, los refugiados podrían favorecer la demografía (siempre y cuando haya vigilancia suficiente y se esté pendiente de los que podrían suponer alguna amenaza); la inmensa mayoría de los que vienen merecen ser bien recibidos, apoyados.


«Más del 99% de refugiados que escapan de sus países huyen de una desgracia, de una guerra, de una situación límite a la cual ningún ser humano quiere enfrentarse. Es muy duro dejar tu vida, tus raíces; no vienen por gusto.»

¿Por qué los países árabes vecinos no les abren sus puertas? Porque son países que, debido a su tipo de gobierno, no respetan los derechos humanos ni brindan ayuda a nadie. Por el contrario, en Europa y EE. UU. los Derechos Humanos son sagrados, supuestamente. El ser humano es lo más valorado, es el capital de vida y existencia, por lo que deberían actuar de otro modo.


En el caso de España, hasta ahora el número de refugiados acogidos ronda los 50-60, algo injusto y contradictorio teniendo en cuenta los discursos de los actuales líderes europeos. Es un tema complejo, pero deberían ser más abiertos. La experiencia alemana es un asunto complicado también, ya que ahora a Angela Merkel la están poniendo contra las cuerdas por el hecho de haber acogido a tantos refugiados y haberles abierto así las puertas de Europa. Visto lo que está pasando hoy en día, está claro que esta decisión le está causando dolor de cabeza.


P: Hemos hablado del presente, pero pocos se atreven a hablar del futuro; ¿qué crees que va a pasar con los refugiados?


R: Creo que muchos de los refugiados, si el día de mañana su país se pacifica y saben que van a encontrar de nuevo su tierra, su casa (aunque sea medio destruida o destruida), querrán volver, sobre todo las familias. Sin embargo, muchos otros jóvenes con ganas de aventura, de cambiar su vida o economía, no querrán; querrán seguir en Europa porque aquí hay más respeto, más posibilidades económicas, más cosas atractivas que atraen a la gente, especialmente a estos jóvenes. En resumen, en un futuro posiblemente muchos vuelvan, pero otros no.


En cuanto a su integración, se trata de un tema sometido a una fuerte manipulación por parte de los medios de comunicación. Pensemos en los refugiados de procedencia musulmana. No me gusta llamarles musulmanes porque no sé qué creencias tienen, qué practican. Eso es un gran error que se comete muchísimo: el referirnos a “la comunidad musulmana” o “los musulmanes en Europa”. Es decir, si cuando se habla de los inmigrantes que viven en China no nos referimos a “cristianos en China”, sino a españoles, franceses…, tampoco se debería usar “musulmanes” para hablar tanto de creyentes como laicos. En mi opinión, la religión es algo personal que tiene que quedarse en casa o en la mezquita y en la que el Estado no debería gastar parte de su dinero; muchas de las personas que contribuimos a ese gasto público ni siquiera somos creyentes.


Una vez fui a una charla relativa a la historia de las religiones en la que participaban varios representantes de religiones. No era mi caso, porque yo iba a hablar en mi nombre como profesor e independiente. Pero vi que en el programa habían puesto junto a mi nombre, Waleed Saleh, “representante de la comunidad musulmana”. Tuve que pedirles que lo modificasen porque yo iba a participar en la charla en mi propio nombre, como profesor de universidad, y no como representante de la comunidad musulmana, con la cual no tengo relación directa. No es correcto adscribir una creencia religiosa de forma general a un grupo de personas tan heterogéneo. Se me puede llamar iraquí, se me puede llamar árabe, dado que son características objetivas. Pero hablar así de las creencias de la gente es un error, y es fácil verlo si en lugar de meter a todos los árabes en un mismo saco con la denominación “musulmanes”, lo trasladas a los españoles, franceses, alemanes, etc., y les pones la etiqueta de “católicos”.


En Alemania, por ejemplo, hay casi 5 millones de personas de origen turco (emigrantes en su momento) y la inmensa mayoría están integrados en la sociedad, casados con mujeres alemanas; matrimonios mixtos que llevan trabajando desde hace mucho tiempo y cuyos hijos están ya en la administración. En Francia pasa casi lo mismo; solamente en los barrios marginales se ven unos cuantos marroquíes o argelinos, muchos recién llegados y otros no, al margen de la sociedad y sin integrarse. En Francia hay casi 6 millones de personas procedentes del Norte de África y Oriente Medio, pero ¿cuántos de ellos no están integrados, dispuestos a romper coches en la calle o poner una bomba? Muy pocos, un porcentaje muy pequeño que utiliza la religión como una herramienta, que la instrumentaliza. Pero, ¿qué saben sobre el Islam? Nada.


Aquí en España conozco a muchísimos médicos que son sirios, libaneses, jordanos que estudiaron aquí, se casaron con mujeres españolas y nadie tiene nada en su contra porque están tan integrados en la sociedad que al ir a muchos hospitales es fácil encontrarse con un médico árabe. Además, la inmensa mayoría no son religiosos; algunos son cristianos, otros musulmanes, pero son muy lights. Sin embargo, nadie los ve, no se fijan tanto en ellos. Solo vemos a los trabajadores pobres que se quedan marginados, no aprenden el idioma y no se integran.


No creo que sea algo muy difícil integrar a los inmigrantes; hay políticas muy útiles que ya se han implantado (Francia, Holanda). Tengo un hermano en Francia que también es profesor y tiene muchos amigos de países árabes: sirios, argelinos... que viven como cualquier francés, tienen amistades francesas indistintamente y no tienen ningún problema de integración.


P: ¿Crees que la forma de actuar de Europa con respecto a la acogida de los refugiados traerá consecuencias? Por ejemplo, que el hecho de que se cierren las puertas a estas personas provoque un creciente odio en estas generaciones y pueda derivar en terrorismo.


R: No creo que el odio venga de los propios refugiados, sino de grupos terroristas como Al-Qaeda o lo que se conoce ahora como Estado Islámico o Daesh, que odian a todos los que no están de acuerdo con su ideología. Por esa razón ponen bombas; ayer mismamente mataron a 9 personas en la ciudad de Karak, al sur de Jordania. En Irak hay atentados todos los días en mercados, cines, carreteras..., en cualquier sitio, y en Siria pasa igual: golpean a todos aquellos que no consideran aliados. No existe término medio. Por esta razón, la inmensa mayoría de las víctimas de estos grupos son los propios conciudadanos, personas con las que comparten religión, nacionalidad, lengua. Sin duda es un drama, pues se ve gente celebrando la navidad y comprando en mercadillos y sin aviso alguno, son arrollados por un camión con un criminal al volante, como ha sucedido en Berlín, y anteriormente en Niza. Pero es el mismo caso que los que se matan en cualquier otro sitio, occidente-oriente, todos son víctimas por igual y tienen el mismo valor y la misma consideración que aquellos que mueren en otros lugares por la misma causa. ¿Qué tienen que ver los refugiados? Es evidente que los servicios secretos y la seguridad deben distinguir a los infiltrados, pero la inmensa mayoría de refugiados son personas pobres que simplemente buscan clemencia y protección, que carecen de esa ideología radical y de odio. También hay que tener en cuenta que mucha gente valora los avances en Europa en cuanto a materia de Derechos Humanos. No debemos pensar que existe una guerra de civilizaciones como defienden algunos. Cuando se mata en Jordania ¿hay conflicto de civilización? Matan donde pueden y tienen oportunidad. Y aquí es donde entra en juego lo que es el Islam político. Si leemos la literatura de los islamistas, en general, vemos que desde los años 20 hasta ahora las personas que se empecinan en mezclar religión y política consideran que son los únicos musulmanes auténticos. Los demás, de hecho, que practican el islam y no comparten con ellos la misma ideología, reciben el nombre de “musulmanes ignorantes”, al-yahiliya, como podemos ver en las obras de los fundadores de los Hermanos Musulmanes. Como he dicho, consideran que si no comparten su opinión no valen como musulmanes, y esta es la razón por la que los matan. El ejemplo claro es el caso de los chiíes, que pese a ser una rama del Islam, no se les toma como tal. Es necesario conocer los orígenes y el desarrollo del islam político y los movimientos islamistas para entender lo que sucede hoy en día.


P: ¿Crees que llegará un momento en el mundo árabe e islámico en el que el islam y la política se separen?

R: Me imagino que llegará, aunque sinceramente tardará, pues el peso de la religión en las normas, leyes y la sociedad es muy fuerte. Por ejemplo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos ha sido ratificada por más de 140 países y la mayoría de ellos no son musulmanes. En 1990, algunos países de mayoría musulmana crearon su propia declaración, conocida como Declaración de El Cairo, una especie de “Derechos Humanos islámicos”. De acuerdo con ella, todos los seres humanos somos siervos de Dios, y no es cierto. La mujer sigue siendo inferior al hombre, pues él es el cabeza de la familia y ella depende de él. No existe el concepto de libertad de conciencia, se sigue apoyando que la religión es hereditaria. Son cuestiones contrarias a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y mientras se persista en ellas, no será posible la separación entre religión y política en los países de mayoría musulmana. Sin embargo, hay muchos autores, antiguos y modernos, que piensan que esta separación debe darse; para poder avanzar tienen que desligarse, pues la sociedad avanza. Por el contrario, vemos que día a día se promulgan leyes que paralizan el avance de la sociedad, y que parten de presupuestos tan poco asumibles como, por ejemplo, considerar a las mujeres como medias personas.


P: Hemos hablado de la sociedad de la ignorancia y ahora hablas de modernidad. En la charla mencionaste que los jóvenes pueden cambiar la situación. ¿Crees que los jóvenes en los países árabes son quienes llevarán a cabo estas transformaciones sociales?


R: Hay un asunto muy importante y es el ateísmo, cada vez más en auge. A finales del año 2014 se publicaron varios estudios realizados por universidades occidentales de gran prestigio que han demostrado que casi 4 millones de egipcios se declaran ateos. En Arabia Saudita, el 10% de la población se considera atea, lo que es considerado una preocupación por los clérigos musulmanes. Ante esto, en Egipto, el Papa copto y jeque de al-Azhar buscaron tomar medidas de forma conjunta. Análogamente, en Arabia Saudita se fundó una organización buscando el mismo fin.


Sin embargo, en el mundo árabe e islámico los jóvenes no tienen libertad suficiente para decir que son ateos, porque esto es considerado un crimen. Un ejemplo de ello es el caso de Nasr Hamid Abu Zayd, un profesor de Estudios Árabes Islámicos que, en la década pasada, publicó algunos trabajos en los que cuestionaba ciertas ideas del Corán. Cuando se presentó a un concurso para ser catedrático en una universidad egipcio, uno de los miembros del Tribunal hizo una fuerte crítica a su trabajo. Esta crítica fue ampliamente difundida y como resultado de ello el profesor fue declarado apóstata. El gobierno incluso anuló su matrimonio (dado que, de acuerdo con la shari’a, una musulmana no puede estar casada con un no-musulmán). Ante el peligro que corría la vida de ambos, se vieron obligados a huir a Europa. Felizmente encontraron refugio en Holanda, donde el profesor Abu Zayd continuó su carrera en la Universidad de Leiden.


Confío en los jóvenes. Leo, observo, y me mantengo atento a las redes sociales. Sé cuál es su sentir general: los jóvenes, especialmente los estudiantes de universidades, son más laicos. Aún así, la lucha para conseguir libertad será terriblemente larga, de forma similar a la que había en España cuando estaba Franco. Pero tengo fe en el futuro y en los jóvenes. Va a haber una reacción a lo que está pasando, a este sistema que los está utilizando.


«Los jóvenes, especialmente los estudiantes de universidades, son más laicos.»


P: ¿Crees que, dada la situación política actual, sería posible que hubiese una segunda tanda de primaveras árabes?

R: Primero deberíamos cuestionar el término de “primavera árabe”, ya que a pesar de todo, ha habido más desgracia que primavera. Un exprimer ministro de Túnez hizo unas declaraciones diciendo que los Estados Árabes están en una situación de caos y las sociedades están desesperadas, palabras que describen la realidad de estos pueblos bien. Sin embargo, creo que sí. No necesariamente a través de violencia, pero es probable que haya un cambio organizado, una transición. Este cambio mostrará la religión islámica de forma distinta, empezando por los colegios: se enseñará la moral y ética, no la religión en sí, pero sí su historia y valores. Actualmente, en muchos países de mayoría musulmana, y de la misma forma que ocurre con el judaísmo, etc., se enseña la religión como si ésta fuera la mejor religión del mundo. Esta no es la forma más adecuada, pues se les dice que aquellos que no comparten con nosotros el Corán (que es el libro más maravilloso de la humanidad, la constitución de la humanidad, etc.) son apóstatas, o que los musulmanes son el mejor pueblo del mundo. Esto es muy racista. ¿Cómo van a ver los niños a todos los que no son musulmanes? Y eso todavía está ahí, como por ejemplo en Arabia Saudí. Los países que están desligados de esto se encuentran en su mayoría en el norte de África, como el caso por ejemplo de Marruecos. En un artículo que he leído recientemente me he encontrado con que los propios ministros de educación marroquíes y argelinos querían cambiar los programas. El ministro argelino, algo más valiente, dijo que el país tenía que dejar de enseñar la religión para en lugar de eso que establecer asignaturas como la antigua asignatura española de ciudadanía o historia de las religiones, lo cual es una estupenda idea puesto que es de vital importancia conocer la historia de la religión. Pero otra cosa es creer u obligar a los demás a que crean. En mi opinión, todos deberíamos conocer la historia de las religiones ya que nos ayuda en gran medida a entender la humanidad, las relaciones entre las personas, entre los pueblos, la vida, etc. Y esto se está llevando a cabo en muchos países, donde se está luchando a favor de esta idea porque realmente la enseñanza de la religión hace mucho daño, especialmente el modo en el que esta es enseñada, los programas, los textos, los propios profesores… Hace falta, por tanto, una verdadera revolución desde la educación, desde los medios de comunicación, desde, sin duda, la política también, pero sobre todo se debería comenzar desde abajo. Si empezáramos por la educación, se ganaría muchísimo, el cambio vendría mucho más fácil, pero claro, harían falta intelectuales y académicos que tuvieran libertades y un poco más de margen para trabajar. Yo pienso y tengo fe que esto con el transcurso de los años se conseguirá, de que el cambio va a ser de este calibre y no solamente será salir a las calles y destrozar el mobiliario urbano.


P: Volviendo al tema de los conflictos, ¿cómo crees que afecta a corto y a largo plazo el conflicto sirio a Europa?

R: Sin duda tiene su influencia. Estamos viendo las consecuencias que tiene en Europa, sobre todo si pensamos en el tema de los refugiados, como hemos explicado anteriormente, una de las consecuencias más visibles ya que actualmente hay ocho millones de sirios que han tenido que marcharse de su país, pese a que la mayoría se encuentre en los países vecinos. Por otro lado, otra consecuencia es el hecho de que vengan personas radicalizadas que pueden suponer serias amenazas a estos países que abren sus puertas, los cuales por un lado pueden ser gente nueva que no ha estado en Europa anteriormente, o gente de origen occidental que se ha involucrado en estos temas y que actúan de forma violenta.


En cuanto a la dimensión geopolítica, se está creando una tensión muy grande, en gran medida porque Rusia está apoyando a Bashar al-Assad, y no por amor, sino por intereses políticos y económicos. Todo esto está generando tensiones entre la Unión Europea y Estados Unidos, por un lado, y Rusia, que se convierte en una potencia cada vez mayor y que, además, cuenta con el apoyo de Irán. Esta tensión afectará también a las futuras relaciones con China, que también está preparada para hacer negocios con Siria y con los países de la región, pero especialmente con Siria, que actualmente se encuentra totalmente destruida, mucho más que Iraq. Esta situación influirá de manera decisiva en el ámbito de las relaciones internacionales.


P: ¿Cuál es tu pensamiento hacia el denominado Estado Islámico? ¿Crees que se podrá terminar con ello?


R: Para hablar sobre el Estado Islámico es necesario volver a su origen y conocer qué es, cómo surgió... Como ya dije, el Estado Islámico tiene muchos “padrinos”, tiene muchos apoyos con interés en que apareciera este “cáncer”. El gobierno de Bashar al-Asad, por ejemplo, ha sido uno de los grandes interesados, ya que hasta el momento en el que surgió el Estado Islámico, era su régimen el principal objetivo de las críticas y condenas por su vulneración sistemática de los derechos humanos. Turquía, por su parte, ha terminado apoyando al Estado Islámico por varios motivos: quería dañar al gobierno de Bashar al-Assad, a los kurdos, etc. En cuanto a Irán, por ejemplo, se ha convertido en un actor principal en la región gracias al caos generado por la irrupción del Estado Islámico, ya que ahora se encuentra en Iraq, Siria, Yemen, en el Líbano..., manejando y manipulando a su antojo y, además, nadie duda que este sea el que más poder tiene en Bagdad, en Siria, etc. Por eso digo que todos se han aprovechado de la existencia de este Estado Islámico.


¿Cuál es su potencia real? En realidad, se ha exagerado muchísimo, es decir, son unos pocos miles de personas y realmente se podría haber acabado con ellos desde hace mucho tiempo, pero no ha habido voluntad de hacerlo, y sí mucho interés en darle alas. Incluso Estados Unidos estaba lanzando armas a las zonas controladas por el Estado Islámico, aunque dijeron que se habían equivocado y que realmente eran para los kurdos. Obama dijo en su momento que para luchar contra el Estado Islámico se necesitarían diez años, por el interés propio de alargar esto, dar miedo y separar y dividir. Israel por su parte está encantado porque los países con los que podía enfrentarse, como Siria o Irak, han caído y ya no tiene a nadie que le pueda quitar el sueño.

Realmente el Estado Islámico sí que va a desaparecer, sin ninguna duda, ya que ahora sí que están intentando quitárselo del medio. Lo expulsarán de la ciudad de Mosul, que fue tomada por tres o cuatro mil guerrilleros del Estado Islámico con armas ligeras, que se enfrentaron a treinta mil soldados iraquíes con armas pesadas. Algo totalmente inimaginable, nadie duda de que aquello fue una entrega. Esta organización desaparecerá tarde o temprano, igual dentro de meses o un par de años. Sin embargo, luego nos encontraremos con los seguidores, con los que son cómplices de la ideología, los cuales estarán en muchos lugares e incluso en Europa o Estados Unidos, y seguirán actuando, como actuaron en Berlín. La cosa va a cambiar: en lugar de existir un Estado Islámico van a aparecer células separadas, grupos, individuos, etc. Esto va a ser largo, sin ninguna duda, mientras haya conflictos en Oriente Medio y en el norte de África, sus manifestaciones y consecuencias las veremos en el resto del mundo.


P: Pasando ya a las últimas preguntas, nos gustaría saber cuál es la situación de la mujer en el mundo islámico. En relación a lo dicho anteriormente acerca de la laicidad y la separación religión-Estado, y también a incidentes como la prohibición del uso del burkini en las playas, o que en algunos colegios no se les permita a las niñas llevar el hijab, ¿hasta qué punto es eso promover la laicidad y la separación de la religión y el estado? ¿O es coartar el derecho a la libertad de religión?


R: En mi opinión, es necesario delimitar y matizar bien la cuestión. Es decir, una cosa es que una chica lleve un pañuelo por voluntad propia. Si ella quiere y no hace daño a nadie, es libre de llevar lo que quiera. Otra cosa es que una mujer lleve burka o niqab, cosa que yo prohibiría, puesto que me parece algo inhumano y un atentado contra la dignidad ya no de la mujer, sino de la humanidad. En cuanto al burkini, entiendo que esté limitado su uso por razones de higiene, por ejemplo, pero que esté prohibido en las playas a mí no me gusta, me parece horrible.


¿Por qué tiene que ir así una mujer? Yo siempre pienso en el origen, ¿qué es lo que nos ha llevado a esto? Yo viví en Marruecos hace muchos años, a finales de los años 70 y en los años 80. En Marruecos íbamos a la playa de Casablanca, de Rabat y de Mohammedia. La inmensa mayoría de las chicas iban en bikini, y estoy hablando de los años 80, ¿qué es lo que nos llevó a inventar esto del burkini para que la mujer esté totalmente tapada? A mí personalmente me duele, pero que esté prohibido en las playas no me parece bien. Hay muchas mujeres ahora en Túnez y en Marruecos que se meten en el agua con sus vestidos. Entiendo que desde el punto de vista higiénico no es lo correcto. Y también entiendo que en Francia o en cualquier lugar prohíban esta vestimenta, pero la imagen de unos policías rodeando a una mujer, para obligarla a quitárselo no es lo más adecuado.


Hay que matizar esta cuestión, y distinguir entre el velo o pañuelo (hiyab), y vestimentas mucho más rigurosas, como pueden ser el niqab o el burka. En Turquía, por ejemplo, hasta hace poco las chicas no podían entrar en la universidad si llevaban velo. Si ellas venían de una familia de tradición religiosa y llevaban pañuelo, cuando llegaban a la puerta de la universidad se lo quitaban, lo guardaban en el bolso y entraban en la universidad, y cuando salían se lo volvían a poner. Esto cambió cuando Erdogan cambió las leyes y ahora ya se permite el uso del pañuelo en las universidades, en las oficinas públicas, cualquier edificio público de Turquía.


A mí el pañuelo me parece normal siempre y cuando sea por voluntad propia, aunque otras veces es por obligación o tradición. Hay muchas maneras y formas, por ejemplo en Egipto, en Líbano o en Siria hay mujeres que son artistas, cantantes o actrices que van con escotes y minifalda hasta que llegan a una cierta edad, hacen la peregrinación a la Meca y se ponen el pañuelo por voluntad propia. Eso hay que entenderlo también. Son formas y maneras diferentes, pero no hay que pensar que todas las musulmanas que llevan velo, lo hagan obligadas por la familia o el marido.


«Hay que matizar esta cuestión, y distinguir entre el velo o pañuelo (hiyab), y vestimentas mucho más rigurosas, como pueden ser el niqab o el burka.»

P: En la charla sobre las Primaveras Árabes dijiste que el feminismo y el islam no son compatibles. Es ahí donde queremos que profundices.


R: Lo dije, pero lamentablemente no pude desarrollarlo. De hecho, me di cuenta de que buena parte del público se había sorprendido mucho de mi afirmación. Lo que quiero decir con ello es que el islam en sus textos fundacionales, el Corán y la Sunna, y las cuatro escuelas jurídicas principales, en las leyes modernas y los códigos de familia de los 57 países de mayoría musulmana, la mujer sale mal parada porque es secundaria. De entrada porque, a pesar de ser adulta, como sujeto jurídico está bajo la tutela de un hombre, normalmente del padre o el marido. Esto lo conozco de primera mano porque, al ser traductor jurado, he tratado muchos documentos en los que se pueden ver cosas como que una chica soltera de 26 años está bajo la tutela de su hermano pequeño de 18 años. ¿Cómo puede ser que un chico de 18 años sea el encargado de su hermana si ella tiene 26 años o hasta 30 si ella es mucho más madura que él? La ley permite que se den estos casos, y qué duda cabe que al ser musulmán o musulmana tienes que aceptarlo como lo correcto. Por el hecho de ser mujer, recibe la mitad de la herencia que le correspondería a un hombre.


¿Qué es lo que defiende el feminismo? Es una ideología occidental que defiende la igualdad plena entre hombres y mujeres. El islam no admite esto, solo defiende la justicia en este aspecto. Habla de justicia, no de igualdad. Ni siquiera las mujeres que están dentro del islam quieren esta igualdad, las que lo persiguen lo hacen desde una laicidad absoluta.


El feminismo occidental es una liberación para la mujer, no una cárcel como dice una autora recientemente en su libro. ¿Qué dice Mahoma? El profeta dice en uno de sus hadices más conocidos "Las mujeres no tienen ni razón ni devoción", frase usada por mucha gente diariamente.


¿Qué se dice en el Corán? Deja claro que hay que pegar a la mujer cuando esta no obedece, que la mujer solo puede recibir la mitad de la herencia, que los hombres son superiores a las mujeres y así podría decir 15 cosas más. Por estas razones no se puede ser musulmán y a la vez ser feminista.


El feminismo solo se puede apoyar desde la laicidad, no puede ser de otra manera; de hecho, las primeras mujeres que empezaron a defender el feminismo en el mundo árabe son laicas todas, y eso es un invento moderno de Occidente. Hace poco vinieron mujeres de Jordania, Iraq y Marruecos a Barcelona. Una de ellas, la feminista argelina Wassila Tamzali, decía en una entrevista en el diario El País, que “no se puede ser feminista con pañuelo”. En sus discursos insiste que en el islam no existe feminismo. Dirige una organización feminista y dice lo mismo que yo, que el islam y el feminismo no pueden estar juntos, que son como el agua y el aceite. Tampoco hay igualdad en el cristianismo o en el judaísmo, no es algo que solo se da en el islam. Aunque también hay que reconocer que el islam, además de tomar muchos elementos de estas religiones ha añadido aún más trabas, es más machista.


«El feminismo solo se puede apoyar desde la laicidad, no puede ser de otra manera.»

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