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E. Higueras. "OSCARS 2017"

Elena Higueras


La 89ª ceremonia de los Oscars probablemente será recordada como “esa en la que se confundieron al entregar el premio a la Mejor Película”. Sin embargo, hay otras cosas a destacar en la noche del glamour y las estrellas.


Aún pendían en el aire las protestas del año pasado por la ausencia de nominados afroamericanos (o de cualquier otra minoría, en realidad) que dieron pie a la campaña Oscars so White, de la que el matrimonio formado por Will y Jada Smith fue ferviente impulsor. Las acusaciones de racismo se repartieron entre la Academia y la industria de Hollywood, pese a que fueron rebatidas, entre otros, por el presentador de la gala, el también afroamericano Chris Rock.



Este año, especialmente sensible a las minorías desde la llegada de Donald Trump a la presidencia, lo primero que hemos comprobado ha sido la presencia de afroamericanos nominados en todas las categorías principales: Barry Jenkins como mejor director, Ruth Negga como mejor actriz, Denzel Washington como mejor actor, Mahershala Ali como mejor actor de reparto (compartiendo nominación con el británico de ascendencia india Dev Patel) y tres intérpretes nominadas a mejor actriz de reparto: Viola Davis, Naomi Harris y Olivia Spencer.


También la temática de las películas ha reforzado la presencia afroamericana: los argumentos de Fences, Hidden Figures , Loving y la ganadora Moonlight giran en torno a ello. La sombra de la discriminación positiva ha quedado rápidamente disipada por lo merecidísimo de las nominaciones. Ali y Davis se han hecho con la estatuilla, siendo Ali el primer musulmán en conseguir la distinción. Jimmy Kimmel, presentador de este año, ha dado las gracias a Trump por concienciar sobre el racismo. El presidente no hizo comentarios durante la gala, si bien al día siguiente dijo que el error al entregar el premio se había producido porque “estuvieron tan concentrados en política que no hicieron las cosas como debían”.


No sólo las nominaciones han apoyado a la diversidad, sino que, siguiendo el ejemplo del discurso de Meryl Streep en los Globos de Oro, quien fue calificada después por el magnate como “actriz sobrevalorada” y “lacaya de Clinton”, varios actores han querido manifestarse públicamente en contra de las políticas anti inmigración del presidente Trump.


La manera de hacerlo ha sido lucir un listón azul simbolizando su apoyo a los derechos civiles, y en concreto a ACLU (American Civil Liberties Union). La actriz Ruth Negga adornó con él su vestido rojo de Valentino. Estaba nominada por su interpretación de Mildred Loving, la mujer afroamericana que ganó con su marido Richard, un hombre blanco, el caso Loving vs. Virginia en 1967. Los Loving habían sido condenados a un año de cárcel por contraer matrimonio, y la sentencia absolutoria sentó jurisprudencia, invalidando las leyes que prohibían el matrimonio interracial en Estados Unidos.


Negga no fue la única en lucir el listón: también lo hicieron la modelo Karlie Kloss, y el nominado a mejor canción por la película Vaiana, Lin-Manuel Miranda, acompañado por su madre. Además, el actor mexicano Gael García Bernal hizo referencia al muro, y el ganador a mejor película extranjera, el iraní Asghar Farhadi, optó por no acudir a la gala en señal de protesta.


En lo que se refiere a las películas, el drama ha sido el protagonista de esta edición, frente a la mayor variedad del año anterior. La ganadora, Moonlight, relata la historia de un joven afroamericano en un ambiente marcado por las drogas, a medida que descubre su homosexualidad y sufre el acoso escolar de sus compañeros. Narrada magistralmente, sin buscar la compasión del público sino mostrar la crudeza de la situación sin ofrecer juicios de valor, el uso de técnicas visuales narrativas y la calidad de las actuaciones del reparto le hacen sin duda merecedora de la estatuilla.


Quien se quedó con la miel en los labios fue LaLaLand, una de las favoritas de la noche, que se llevó mejor dirección, mejor actriz para Emma Stone, mejor banda original, mejor canción original (City of Stars), mejor diseño de producción y mejor fotografía. Una historia de amor agridulce, como su noche de Oscars, que rescata referencias e iconografía de los clásicos del cine, y que nos deja a los cinéfilos suspirando como lo hicimos con la escena del aeropuerto en Casablanca.


Hidden Figures (Figuras Ocultas) narra la historia de tres mujeres afroamericanas que contribuyeron de forma notable a los logros de la NASA en los años 60, principalmente Katherine Johnson, cuyos cálculos fueron vitales para llevar al primer estadounidense a orbitar alrededor de la Tierra, John Glenn. La película parece querer seguir la estela de The Help en la reivindicación de los derechos civiles, pero se queda corta: refleja una discriminación que Johnson no sufrió (la NASA no tenía baños segregados, por ejemplo) obviando la situación que sí vivían sus compatriotas, para llegar a un final de “y ya nadie fue racista, fueron felices y comieron perdices” poco satisfactorio.


Fences lleva a la pantalla la obra de teatro de August Wilson, encuadrada en una serie de diez obras de teatro, el Ciclo de Pittsburgh, que le valió al autor dos premios Pulitzer. Wilson, fallecido en 2005, había dejado claro que sólo quería que su obra fuese adaptada al cine si era dirigida por un afroamericano. Esto inevitablemente planteó la pregunta de qué habría ocurrido si ese mismo requisito se hubiera dado con un director blanco. Sin embargo, parece una petición comprensible si se tiene en cuenta que la temática del ciclo es precisamente reflejar las experiencias de la comunidad afroamericana a lo largo del siglo XX. Denzel Washington se hizo cargo de la tarea dirigiendo y protagonizando la película.


Manchester by the Sea continúa en el terreno del drama, destacando la brillante escena de reencuentro entre Casey Affleck y Michelle Williams, de una tragedia palpable, natural y humana que pone los pelos de punta. El actor se ha hecho con la estatuilla de Mejor Actor, mientras que su compañera ha tenido que conformarse con la nominación, al igual que el joven Lucas Hedges, que interpreta al sobrino de Affleck.


La historia de un joven de Calcuta adoptado por un matrimonio australiano ha valido a Lion seis nominaciones, entre ellas mejor película, pero ningún galardón; y otro tanto ha ocurrido con el western Hell or High Water, traducido al español como Comanchería, con cuatro nominaciones.


Arrival (La llegada) presenta una historia de ciencia ficción atípica, en la que la llegada de los extraterrestres a la Tierra no tiene como resultado una lucha interplanetaria, sino intentos por establecer un lenguaje común que lleva a los Gobiernos terrestres a plantearse las bases de la cooperación entre naciones. Un filme que peca de lento y que sólo ha ganado mejor edición de sonido de sus ocho nominaciones, entre las que faltó mejor actriz para Amy Adams. La Academia se ha olvidado de ella pese a que su interpretación en esta película y en Nocturnal Animals ha sido muy elogiada por el público y la crítica.


Hacksaw Ridge, traducida como Hasta el último hombre, ha recibido buena valoración por parte de la Academia, que parece haber perdonado a Mel Gibson, “proscrito” desde sus comentarios antisemitas (que yo no le perdono aún, como tampoco ese escupitajo en la cara de la Historia que es Braveheart, y que hasta los propios escoceses califican de “complete shite”). Nominado a mejor película, mejor director y mejor actor, tuvo que conformarse con dos Oscars técnicos: mejor sonido y mejor montaje. Rompo una lanza a favor del argumento, un joven de fuertes valores religiosos (hasta aquí sin sorpresas por parte de Gibson) que se niega a empuñar un arma a pesar de querer contribuir como médico en la Segunda Guerra Mundial. Un homenaje a la paz en un género que suele exaltar lo contrario.

También los Razzies, el sarcástico galardón que premia a las peores películas del año, han perdonado a Gibson, otorgándole el premio al artista redimido del año. Batman vs. Superman y Hillary’s America han sido las grandes vapuleadas, recibiendo cada una varias de estas estatuillas en forma de frambuesa.

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